Es el clásico problema de muchas prendas que quedan colgadas en la silla del dormitorio: en realidad, aún se podrían vestir, pero ya están impregnadas con olores diarios tales como grasa de cocina o humo de cigarrillo. Y, por supuesto, el sudor de las axilas. Un pequeño y práctico aparato del fabricante alemán Bosch está destinado a salvar este problema sin necesidad de lavar la ropa: se trata del revolucionario dispositivo FreshUp. Normalmente, los desodorantes para textiles se comercializan en forma de aerosol. Los líquidos contienen fragancias que enmascaran el olor de la ropa usada. Además, en parte también pueden descomponer las moléculas responsables del mal olor. El FreshUp, en cambio, es un dispositivo a pilas del tamaño de una funda de gafas que supuestamente disuelve las moléculas que producen el mal olor liberando partículas de plasma. Su funcionamiento es sencillo: basta con pasar el aparato por encima del tejido. Visualmente, el FreshUp presenta un diseño elegante y un tanto futurista. El dispositivo en forma de estuche es de color negro con un motivo iridiscente en blanco y púrpura que se ilumina cuando se usa. El FreshUp se suministra con una funda protectora y un cargador. El dispositivo salió airoso de las pruebas realizadas. El sudor de axilas en un vestido, el olor de un abrigo guardado en el sótano durante mucho tiempo, incluso el jersey que olía ligeramente a humo… En todos los casos, las prendas perdieron sus olores en pocos minutos. El aparato no necesita tiempo de calentamiento. El tiempo de aplicación depende del tamaño de la prenda. Se necesitan de tres a ocho minutos para prendas de las tallas S y L. Y en unos pocos segundos se puede quitar el olor de una axila. Sin embargo, hay un punto que resulta decepcionante: FreshUp no puede ofrecer una verdadera sensación de frescor como después de haber lavado la prenda o como la que queda después de aplicar los aerosoles de la competencia. Las zonas tratadas incluso huelen muy mal al principio. En la percepción subjetiva de la persona que realizó la prueba, la ropa huele como si estuviera recién comprada en la tienda, es decir, tratada químicamente. Este olor inicial se disipa después de unos diez minutos y lo que queda es una especie de olor neutro. Según el fabricante, se trata de un "olor especial" a ozono que produce el plasma inmediatamente después de su aplicación. "Estas pequeñas cantidades de ozono son inofensivas para el ser humano", aseveran representantes de Bosch. "Al tratarse de una reacción física y natural, no es posible evitar los olores", señalan. El fabricante de electrodomésticos hace referencia a una evaluación de olores realizada por el instituto certificador alemán wfk, especializado en el análisis de productos higiénicos. Según Bosch, los expertos evaluaron 270 muestras de olor a humo de tabaco, grasa y cebollas fritas, tocino ahumado y anchoas antes y después del tratamiento con FreshUp. Los olores originales resultaron, como era de esperar, "muy desagradables" (nivel 5 de 5). Tras aplicar FreshUp, la valoración media fue "no desagradable" (nivel 2 de 5). El nivel 1, por cierto, es "inodoro". En cuanto al precio, el dispositivo portátil para textiles cuesta en Europa alrededor de 250 euros (272 dólares), tanto como una lavadora económica. Por lo tanto, podría ser superfluo para la vida cotidiana normal de muchas personas con acceso regular a una lavadora. Aquellos que viajan mucho, quizás por negocios con un equipaje muy pequeño, a menudo de una habitación de hotel a otra, apreciarán el dispositivo. Quienes van durante todo el día de cita en cita y no tienen la posibilidad de cambiarse de ropa se alegrarán asimismo de poder contar con un FreshUp en el bolsillo o en el cajón del escritorio. El dispositivo puede utilizarse fácilmente en la oficina o en el baño, y puede aplicarse con la ropa puesta. Con un peso de 200 gramos, una longitud de 16 centímetros, una anchura de 6,5 cm y una altura de 3,7 cm, el FreshUp cabe en bolsos pequeños. Bosch especifica un tiempo de carga de cuatro horas y un tiempo máximo de uso de 60 minutos. Además, FreshUp puede utilizarse en tejidos delicados que no se pueden lavar a máquina o que habría que llevar a la tintorería. Por ejemplo, un jersey de cachemira, un abrigo de invierno de lana, un peluche o fundas de cojín y sofá. Sin embargo, no puede utilizarse en cuero, pieles artificiales y naturales o lentejuelas. Bosch aconseja asimismo no utilizar el aparato en otras personas mientras estas lleven la ropa. Especialmente no en niños, ya que "pueden producirse hormigueos y descargas cuando se utiliza de esta manera", explica la firma. "Esto se conoce de algunas situaciones cotidianas, por ejemplo, al tocar un coche o el picaporte de una puerta. Los fenómenos que pueden ocurrir con el FreshUp son similares a estas descargas". Normalmente, aclara la firma, estas descargas son inofensivas para el cuerpo humano, pero en ocasiones pueden resultar desagradables y ser percibidas con mayor intensidad, sobre todo por los niños. El fabricante asegura haber cumplido, en este sentido, con la normativa vigente. El FreshUp funciona con plasma, que es generado por calentamiento. Con el aumento de la temperatura, todas las sustancias suelen pasar primero del estado sólido al líquido y luego al gaseoso. Si se aumenta mucho más la temperatura, se produce el plasma. Por ello, el plasma también se denomina "cuarto estado de la materia", explica la Sociedad Max Planck, que cuenta con un instituto que investiga la física del plasma. El sol, por ejemplo, está hecho de plasma, al igual que una chispa eléctrica. El FreshUp genera plasma de forma artificial rompiendo moléculas. Durante el proceso, se generan partículas cargadas, que a su vez forman el plasma. "Las partículas de plasma activo se descargan sobre sobre el tejido a tratar y rompen los enlaces de las moléculas de olor simples", explica el fabricante Bosch. "Las moléculas de olor no pueden volver a su estado original, por lo que el hedor no se enmascara, sino que se elimina", puntualiza la firma. dpa