Quien se duche en lugar de tomar un baño de inmersión, ahorrará agua. Pero, con la primera taza de café que beba, el balance ecológico ya vuelve a quedar arruinado. Porque si se contempla la plantación y producción del café, solamente una única taza requiere 140 litros de agua, que es mucho más de lo que una persona en Alemania utiliza en promedio por día. El agua virtual es la cantidad de agua empleada de modo directo e indirecto para la producción de un bien, producto o servicio. Y las cifras de consumo verdaderamente asustan: desde la plantación de algodón hasta la fabricación, un jean requiere en promedio 8.000 litros de agua. En tanto, para un kilo de carne vacuna son más de 15.000 litros y para un kilo de patatas, unos 290 litros. Y si se suma la huella hídrica de nuestros bienes de consumo a la utilización de agua en el hogar se llega a un consumo promedio de 4.000 a 5.000 litros, en lugar de 125 litros per cápita y por día, explica Juliane Vatter, de la organización ecologista WWF. El agua virtual es sobre todo un problema en regiones del mundo que sufren la escasez del preciado elemento. Y justamente de allí proceden numerosos alimentos y productos de nuestra cotidianidad, que requieren elevadas cantidades de agua. Sin embargo, se puede ayudar desde otros puntos del globo con el ahorro. Por ejemplo, en la medida en que se analiza cuál es la procedencia de un producto, apunta Manuela Helmecke, de la Agencia Federal de Medio Ambiente de Alemania. Porque, en las regiones con generosas precipitaciones, los 20.000 litros de agua que se necesitan para un kilogramo de café tostado son menos problemáticos que en las zonas donde el agua escasea. Sin embargo, hace notar Tristan Jorde de la central de consumidores de Hamburgo, es difícil determinar la huella hídrica concreta de un producto. De todas maneras, aclara, no es necesario investigar las cifras de consumo cual detective. "Lo mejor es concentrarse en las grandes cantidades", epxlica Jorde, y apunta por ejemplo a la agricultura. Vatter, experta de WWF para la utilización sostenible del agua, indica que la agricultura es, contemplada a nivel global, la mayor usuaria del agua. Alrededor del 70 por ciento del agua dulce accesible para el ser humano fluye hacia la agricultura de regadío. Y de la fruta que se puede comprar en Alemania, por ejemplo, cerca del 80 por ciento procede de otros países, mientras que en el caso de las verduras, la cifra supera el 60 por ciento. "La banana diaria antes era un símbolo de bienestar económico, pero entretanto es completamente normal", comenta el experto Jorde. Sin embargo, considerando la utilización del agua, sería deseable que las bananas volvieran a convertirse nuevamente en algo especial. Por lo tanto, la regla de hierro de los expertos para el ahorro de agua es que se deberían comprar productos producidos a nivel regional, de temporada, ecológicos y, en lo posible, que no sean de origen animal. Lo que ofrecen los campos y prados de la región Pero como actualmente en el supermercado se consigue de todo en cualquier época del año, cada vez es más difícil poder discernir cuándo son los tiempos naturales del cultivo y de qué lugar geográfico este procede, según indica Helmecke. Mientras que las manzanas frescas y crujientes de la región tienen un equilibrio hídrico óptimo en otoño, el mismo es significativamente peor en primavera. O bien fueron almacenadas refrigeradas todo el invierno, o fueron importadas de regiones más cálidas. Un calendario estacional proporciona por lo tanto una buena visión de conjunto. También hay sellos ecológicos de calidad para las explotaciones agrícolas que vale la pena tener en cuenta. Según puntualiza Vatter, la agricultura ecológica (certificada por la Unión Europea con el logotipo ecológico) es el único sistema de uso de la tierra con directrices legales claramente definidas para toda la producción vegetal, la cría de animales y la elaboración de productos. También el uso de pesticidas y fertilizantes está estrictamente regulado, entre otras cuestiones para proteger las aguas subterráneas. Asimismo, también hay otros sistemas de certificación que posibilitan criterios ecológicos y sociales vinculantes para el cultivo y contribuyen así a la protección del agua dulce. Otra posibilidad de ahorrar agua virtual es renunciar a los productos de origen animal. Sobre todo la producción de carne consume cantidades gigantescas de este recurso, y es precisamente el cultivo de forraje para los animales lo que lo genera. Las alternativas veganas suelen ser mejores, aunque las almendras, por ejemplo, resultan poco respetuosas del medio ambiente en materia de utilización del agua. Reparar electrodomésticos, en lugar de tirarlos Además de los alimentos, son sobre todo también los electrodomésticos y los productos textiles los que incrementan nuestra utilización de agua virtual. Una computadora, por ejemplo, necesita unos 20.000 litros de agua para su fabricación. Para un automóvil, en tanto, se requieren incluso 400.000 litros. "Los aparatos técnicos son productos complejos, que se componen de numerosas partes individuales y cuya producción es costosa", detalla Jorde. Por eso, recomienda adquirir electromésticos que sean duraderos y que puedan ser reparados. Jorde opina que también las empresas tienen una responsabilidad en esta materia: "Algunos productos tienen debilidades sistémicas", sostiene. Por ejemplo, cuando en el teléfono inteligente ya no se puede cambiar la batería, esto puede reducir drásticamente su vida útil, precisa. Junto a los productos usados, el experto recomienda comprar solo lo que realmente se necesita. También en el caso de la ropa resulta favorable para el medio ambiente comprar menos cantidad y de segunda mano. ¿Una ducha fría en lugar de un café caliente? Por lo tanto, el mayor consumo de agua finalmente no se produce dentro de la propia vivienda, aunque de todas maneras habrá que reparar la canilla que gotea, así como también tiene sentido ducharse en lugar de bañarse, dice Jorde. Lo más importante es, sin embargo, mantener en mente las grandes cantidades de agua, subraya. "Formamos parte del ciclo del agua", manifiesta el asesor de la central de consumidores. Por eso, agrega, también es necesario un manejo responsable en un contexto global. Si la ducha fría no es suficiente para despertarse, se puede probar al menos cambiar a un café ecológico y producido en el marco de un comercio justo. Y, justamente, el Día Mundial del Agua proclamado por las Naciones Unidas se celebra cada 22 de marzo y viene a crear conciencia sobre las particularidades del agua: se trata del recurso más esencial para cualquier tipo de vida. Este año el foco se pondrá en particular en las aguas subterráneas. Porque, con el avance del cambio climático, estas tenderán a reducirse mundialmente. Por lo tanto, señalan las Naciones Unidas, debemos todos juntos proceder de manera sostenible con este recurso. dpa