Pese a que se prevé que las tarifas por los derechos de transmisión de partidos de la NFL se disparen en un futuro próximo, algo que llevaría a un aumento importante en el tope salarial, es probable que el frenesí de la agencia libre para la siguiente temporada no sea tan frenético como el del año pasado.
Pero nada está escrito.
Se espera que en las próximas campañas se registre un incremento estratosférico del tope salarial, prácticamente estancado durante dios años debido al impacto de la pandemia del COVID-19 y ahora fijado en 208,2 millones de dólares. Aún así, todo ese dinero extra es considerado, al menos por ahora, imaginario. Por ello, es también probable que las compras compulsivas que se han registrado cada primavera continúen este año.
“Uno aspira a poder contratar jugadores en caso de que se busque acuerdos a largo plazo”, dijo Bill Polian, ex ejecutivo y miembro del Salón de la Fama. “Hay que hacerlo este año, cuando se cuenta con argumentos que no favorecen al agente (con menos dinero disponible), si bien es probable que muchos no lo vean así”.
Polian advierte que ofrecer nuevos contratos teniendo como un pronóstico de ingresos y de topes salariales futuros es un camino lleno de obstáculos. Ningún acuerdo se hace al vacío, por supuesto, y se debe considerar todo tipo de factores durante las negociaciones.
“En el caso de los quarterbacks, por ejemplo, aspiran a que su siguiente acuerdo sea 5 o 10% superior que el más alto que se haya firmado antes, y a fin de cuentas así es como sucede la inflación”, explica. “Quizá logren allanar los niveles máximos (del tope salarial) porque a ambas partes les conviene hacerlo ordenadamente”.
Una parte importante de la historia de la agencia libre ha sido, naturalmente, la obtención de jugadores de renombre. Sin quarterbacks tipo franquicia en el mercado cuando las ofertas inicien el próximo lunes en el “periodo de manipulación legal”, algunas de las estrellas han recibido la etiqueta de franquicia: El wide receiver Davante Adams, de Green Bay, dos veces All-Pro; y el wide receiver Chris Godwin, de Tampa Bay, por ejemplo. Eso deja al frente de la generación al tacle de Nueva Orleans Terron Armstead; al cornerback de Nueva Inglaterra J.C. Jackson y al cornerback de Carolina Stephon Gilmore; a los defensivos Von Miller, de los campeones del Super Bowl Rams, y a Chandler Jones de los Cardinals; así como el safety Tyrann Mathieu, de Kansas City.
Al buscar un quarterback de valor en la agencia libe queda claro que no lo hay.
El panorama no ayuda de mucho a Tampa Bay y a Pittsburgh con el retiro de Tom Brady y Ben Roethlisberger. Sin mencionar a Carolina, Nueva Orleans, Houston y, tras enviar a Carson Wentz a Washington, a los Colts de Indianápolis. Más valdría mostrar cautela en sus búsquedas.