En Camerún, una campeona olímpica quiere profesionalizar el deporte africano

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Françoise Mbango ha encadenado títulos y récords: doble campeona olímpica de triple salto, multimedallista en Mundiales, poseedora del récord olímpico hasta 2021. Pero la camerunesa chocó toda su carrera con muros para alcanzar el más alto nivel y mantenerse.

Y es que, en su país, como en otros de la región relativamente poco prolífica en campeones internacionales, nada o casi nada se hace para formar a deportistas y técnicos.

Es por ello que la medallista de oro en los Juegos de Atenas-2004 y de Pekín-2008 abrió en Yaundé el Instituto de Deportes y de la Educación Física Françoise Mbango (ISEP–FM), que se vanagloria de ser la primera formación privada en Ciencias y Técnicas de las Actividades Físicas y Deportivas (STAPS) y de dirección deportiva en Camerún y en África Central.

Reunión que se eterniza la víspera de una final olímpica, primas no pagadas, no inscripción en las competiciones internacionales... "He tenido que superar muchos más obstáculos que mis rivales de otros países. Aquí, dejamos pasar el éxito a veces por muy poco, porque la gente no está formada", afirma Mbango a la AFP, en su escuela fundada en 2020.

"La economía del deporte está completamente infraexplotada, cuando hay tantos talentos", lamenta, detallando: "Hay que reflexionar sobre nuestra política en su conjunto, de la detección al acompañamiento de los deportistas de alto nivel, y ello pasa por la formación".

En los pasillos y clases de este vasto edificio rosa situado en el sur de la capital, los estudiantes, que siguen un curso de dos años, sueñan con cambiar las cosas en un país que se apasiona por el deporte, en particular el fútbol y sus iconos Samuel Eto'o, Rigobert Song o Patrick Mboma, que partieron todos muy jóvenes a jugar en Europa.

- Fuerte demanda -

Hasta ahora, solo el Instituto Nacional de la Juventud y de los Deportes (INJS) aseguraba la formación de profesores y cargos del ministerio, pero solo ofrece una quincena de plazas por categoría cada año. "Un abismo entre la oferta y la demanda", estima Mbango.

Su establecimiento acoge a un centenar de estudiantes con un sentido pluridisciplinario mezclando la práctica del deporte a las técnicas de gestión, la psicología o la anatomía. Tiene vocación de atraer a jóvenes de toda África Central.

Pero el año cuesta 390.000 francos cameruneses (590 euros, 642 dólares), lo que excluye a los más pobres. Un tercio de los cameruneses viven con menos de dos euros por día, según el Banco Mundial, y el salario mensual mínimo legal es de 36.000 francos cameruneses (55 euros, 60 dólares). Mbango promete  "trabajar para un sistema de becas".

"Esta nueva formación es pan bendito", se entusiasma Dimitri Mebenga, encargado de comunicación del club de fútbol Elite One (primera división), Apejes de Mfou. "Hoy, la gran mayoría de los agentes de los clubes de élite no tienen ninguna formación. Y el amateurismo hace daño", deplora.

Para Adamo Saliou Hamadou, responsable de comunicación del Cotonsport de Garoua, actual campeón, "muchos técnicos, en general exjugadores, piden formación, a menudo para asesorar a jóvenes talentos", estima.

"He montado mi estructura para ayudar a los jóvenes jugadores a ascender, pero no tenía las herramientas para ello. Espero salir del instituto y distinguirme de todos los estafadores del sector", explica Steve Zoalang, de 29 años, en primer año del ISEP-FM, que sale de clase para unirse al entrenamiento de atletismo.

- Lugar de mujeres -

Las estudiantes se baten para verse representadas. "Quiero aportar sangre femenina y animar a las mujeres a practicar el deporte frente a las dificultades y a las ideas recibidas. Yo he sufrido esto", cuenta Florence Obossock, de 27 años, que quiere ser entrenadora de fútbol.

"Cuando una mujer hace fútbol, sufre burlas, es etiquetada como homosexual, se niega nuestra feminidad. Es desestabilizador y desanima a muchas niñas. Los técnicos son hombres y no comprenden lo que sufrimos. Quiero cambiar eso", explica.

"Me encantaba el deporte, hacía taekwondo pero tuve que parar ya que mis padres me pidieron que me dedicara a mis estudios y que me ocupara de mis hermanos pequeños", afirma Thérèse Kelly Ngako, de 19 años. "Es muy importante cambiar la mentalidad de los padres y mostrar que una mujer también puede ser deportista de alto nivel", añade.

"Somos nosotras las que debemos mostrar nuestro profesionalismo y nuestras competencias para vivir del deporte, gracias a esta formación", concluye.

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