Para combatir el cambio climático hay que cambiar el estilo de vida

Cuando se habla de medidas para evitar el cambio climático, la mayoría de las personas piensa en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, en dejar de quemar carbón, en el uso de autos eléctricos y otras cuestiones similares.

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ARCHIVO - Una posada destruida a orillas del río Ahr en Dernau, tres meses después de la catástrofe de las inundaciones de julio en Alemania. Está claro que el clima está cambiando catastróficamente debido a la actividad humana. Ahora se trata de manejar las consecuencias y de realizar los ajustes necesarios para afrontarlas. Foto: Boris Roessler/dpa
ARCHIVO - Una posada destruida a orillas del río Ahr en Dernau, tres meses después de la catástrofe de las inundaciones de julio en Alemania. Está claro que el clima está cambiando catastróficamente debido a la actividad humana. Ahora se trata de manejar las consecuencias y de realizar los ajustes necesarios para afrontarlas. Foto: Boris Roessler/dpa

Cuando se habla de medidas para evitar el cambio climático, la mayoría de las personas piensa en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, en dejar de quemar carbón, en el uso de autos eléctricos y otras cuestiones similares.

Detrás de estas ideas están el deseo y la voluntad de poder seguir viviendo como antes gracias a estas modificaciones. Pero no basta con la reducción de los dañinos gases de efecto invernadero. Hacen falta otras medidas de adecuación y que las personas se despidan de algunas costumbres. 

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) elaboró un nuevo informe sobre este tema. En él aborda las consecuencias del cambio climático para la naturaleza y las personas y también las adecuaciones que son necesarias para mantener cierto equilibrio en la vida del planeta. Sus fundamentos se basan en decenas de miles de estudios científicos.

Los expertos señalan que el impacto del cambio climático es "más rápido, más grave y más amplio" que lo previsto hace 20 años.

"Tomar medidas ahora nos da la mejor opción de éxito", destacó el grupo tras la presentación a finales de febrero del informe, que refleja sequías, inundaciones y olas de calor "que exponen a plantas y animales a condiciones desconocidas desde hace decenas de miles de años".

Los científicos afirman que por supuesto es necesario reducir los gases de efecto invernadero. "Pero no se trata de que todos se muevan en coches eléctricos en el futuro pero sigan viviendo como antes en todo el resto", dice a dpa Tabea Lissner, codirectora del equipo científico de Climate Analytics, en la ciudad alemana de Potsdam.

Almut Arneth, investigadora del clima en el Instituto Tecnológico de Karlsruhe (KIT), en Alemania, afirma: "Si solo apuntamos a la reducción de lo que impulsa el cambio climático, con medidas que requieren de grandes superficies terrestres, tendremos un problema con la protección de la naturaleza".

Es decir que no hay manera de evitar una adaptación. En Alemania, las inundaciones en las inmediaciones de los ríos Ahr y Erft de julio de 2021 volvieron el cambio climático muy real. Más de 180 personas murieron debido a las fuertes lluvias que, de acuerdo con varios estudios, no hubieran tenido semejante intensidad sin el cambio climático propiciado por el ser humano.

Lissner sostiene que, si no se hace más por proteger el clima y continúan las políticas actuales, los daños anuales por inundaciones causadas por el desborde de ríos en Alemania podrían aumentar en un 72 por ciento, según estimaciones realizadas en base a modelos.

Una adecuación no significa construir muros de protección en los lugares especialmente expuestos. "Hay que analizar todo el sistema hídrico y la combinación de todos los factores", advierte Lissner.

En general, dependiendo de la región y la ubicación, puede ser necesario invertir el enderezamiento de ríos y restaurar los cauces originales, abrir los suelos sellados por carreteras o edificios y crear zonas por las que puedan filtrarse las aguas de las inundaciones. Es posible que algunas zonas ya no se puedan utilizar de la misma manera que hasta ahora en el futuro.

Lissner explica que los Estados insulares se encuentran ante un dilema especial: las tormentas y tempestades cada vez más frecuentes destruyen chozas, cabañas y casas, pero estos países apenas cuentan con recursos para construir mejores viviendas para salir de este círculo vicioso.

"El financiamiento climático es un paso importante en esta adaptación", dice. Explica que los países ricos construyeron su bienestar sobre la base de las emisiones dañinas para el medio ambiente y son históricamente responsables de gran parte del cambio climático. En 2009 prometieron poner a disposición, a más tardar hasta 2020, 100.000 millones de dólares cada año para ello, pero no cumplieron esa promesa.  

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático quiere dejar más en claro la estrecha relación entre la protección del clima y la conservación de la naturaleza.

"Las medidas para la protección del clima pueden ser malas para la conservación de las especies, pero la conservación de las especies no perjudica al clima", opina Arneth.

Un ejemplo es el biocombustible: si se va a utilizar combustible fabricado a partir de materias primas vegetales en lugar de gasolina, que genera muchas emisiones, y se establecen para ello enormes campos de colza o plantaciones de aceite de palma, esto reduce la biodiversidad.

Añade que este efecto perjudicial incluso puede aumentar si para crear estas plantaciones se talan selvas tropicales como sucedió en Indonesia, por ejemplo.

De acuerdo con un informe de la ONU, la biodiversidad promedio en los ámbitos rurales se redujo en al menos un 20 por ciento, principalmente en los últimos 120 años. El estudio añade que un millón de especies están amenazadas por la extinción, más que nunca antes en la historia de la humanidad. La protección de especies también significa mantener los paisajes naturales que contribuyen a reducir los impulsores del cambio climático.

Otro ejemplo es el bosque: una de las medidas que suele mencionarse para compensar el cambio climático es la recomposición de los bosques. "Absorben CO2 de la atmósfera, crean un hábitat para distintas especies, regulan el desagüe de las lluvias, ofrecen un ecosistema fresco para animales y personas y de esta forma un espacio de distensión", dice Arneth.

El problema es que los bosques compiten con las superficies necesarias para producir alimentos.

Por eso, las expertas climáticas están convencidas de que la adecuación también pasa por un cambio en el estilo de vida. "El consumo per cápita en los países occidentales es demasiado alto", indica Arneth. "No se trata de que todos nos volvamos veganos, vistamos prendas de yute y no calefaccionemos nuestras casas, pero debemos hacer autocrítica y reflexionar", afirma.

Casi el 60 por ciento de las superficies agrarias se destinan a la producción de carne en todo el mundo. "¿Cómo convenzo a los alemanes de que coman carne quizá solo dos veces a la semana, en vez de todos los días?", se pregunta.

dpa

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