Kiev, que se prepara para un ataque ruso potencialmente catastrófico, es el corazón espiritual de Ucrania y cuenta con algunos de los santuarios milenarios ortodoxos más sagrados del país.
Son monumentos de enorme importancia religiosas tanto para los ortodoxos ucranianos como para los rusos. Fuertes símbolos de la discusión acerca de si ambos grupos son parte de un mismo pueblo, como sostiene el presidente ruso Vladimir Putin, o dos naciones eslavas diferentes.
Entre los monumentos que correrían peligro figuran la Catedral de Santa Sofía, con su domo dorado, y el Monasterio de las Cuevas. También están el Monasterio de San Miguel y la Iglesia de San Andrés.
Las autoridades ucranianas dijeron el martes que las fuerzas rusas dañaron un monumento dedicado al holocausto judío, el Babi Yar, lo que recibió inmediatas condenas internacionales.
“¿Qué se puede esperar ahora si (atacaron) hasta Babi Yar?”, preguntó el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy el miércoles. “¿Qué otros puntos ‘militares’, ‘bases de la OTAN’, representan una amenaza para Rusia? ¿La Catedral de Santa Sofía, Lavra (el Monasterio de las Cuevas), la Iglesia de San Andrés?”.
No hay indicios de que los rusos hayan atacado intencionalmente Babi Yar. Ni se sabe si planean atacar los monumentos religiosos de Kiev. Pero en otras ciudades han destruido edificios civiles y los santuarios de la capital se encuentran en sitios elevados, que son particularmente vulnerables.
La Catedral de la Asunción de Járkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania, por ejemplo, resultó dañada en un reciente ataque. Se dice que hay vitrales y otros elementos decorativos rotos. La catedral es parte de la iglesia ortodoxa alineada con Moscú.
Los monumentos de Kiev corren más peligro todavía. “Es una ciudad muy vieja”, comentó Jacob Lassin, que cursa estudios de posgrado en el Centro Melikian de Estudios Rusos, Euroasiáticos y de Asia Oriental de la Universidad Estatal de Arizona. “El centro (de la ciudad) está muy comprimido. Puedes dispararle a un blanco y terminar golpeando otro”.
Los santuarios tienen un enorme valor simbólico por más que la gente no comparta la fe que representan.
“La idea de que un símbolo tan fuerte, que lleva mil años en tu ciudad, pueda correr peligro o ser destruido es aterradora”, dijo Lassin.
Estos símbolos son importantes no solo para los ucranianos sino también para Putin, quien justificó la invasión con el argumento falso de que quería contrarrestar a los neonazis de Ucrania, un país con un presidente judío.
En el barranco de Babi Yar, más de 33.000 judíos fueron asesinados en 48 horas en 1941, cuando la ciudad estaba tomada por los nazis. Fue una de las matanzas más grandes de la Segunda Guerra Mundial, según el Museo del Holocausto de Estados Unidos.
“Es a la vez un sitio maldito y sagrado”, expresó el CEO del Comité Judío-Americano Dave Harris.
Si los santuarios ortodoxos de Kiev son atacados directamente o sufren daños no buscados, ello constituiría una “desmentida total” de otro argumento de Putin, el de que defiende a los ucranianos ortodoxos leales al patriarca de Moscú, de acuerdo con Lassin.
“Estarían destruyendo literalmente la principal sede de los ortodoxos rusos, según su propia retórica”, manifestó Lassin.
Los sectores más antiguos de los santuarios datan del reino de Kievan Rus de la época medieval, poco después de la adopción del cristianismo bajo el príncipe Vladimir en el siglo 10. Putin dice que el reino es un ancestro común de los rusos y ucranianos de hoy. Los ucranianos, por su parte, afirman que son una nación separada que sufre un ataque fratricida de su vecino eslavo.
La catedral y un complejo monástico vecino, representan “una obra maestra del genio creativo humano por su concepción arquitectónica y por su notable decoración”, dice un folleto de la UNESCO, que los considera Patrimonio de la Humanidad.
La UNESCO pidió el jueves “protección (de los ataques) para la herencia cultural ucraniana”, incluidos los santuarios religiosos y los monumentos al holocausto.
Santa Sofía, construida por el príncipe Yaroslav el Sabio en el siglo 11, se inspiró en la iglesia Santa Sofía de Constantinopla (hoy Estambul), el corazón espiritual y arquitectónico de la ortodoxia medieval. La catedral de Kiev contiene mosaicos y frescos de hace mil años y sirvió de modelo para otras iglesias de la región, de acuerdo con la UNESCO.
“El enorme panteón de santos cristianos pintados en la catedral tiene una multiplicidad sin paralelos entre los monumentos bizantinos de la época”, indica la UNESCO.
El Monasterio de las Cuevas, con sus celdas subterráneas, tumbas de santos e iglesias construidas a lo largo de casi nueve siglos, fue fundamental en la expansión del cristianismo ortodoxo, de acuerdo con la UNESCO.
Santa Sofía, santuario de las dos principales ramas de la iglesia ortodoxa y de los católicos, funciona como un museo actualmente y no se llevan a cabo servicios religiosos.
Los dos sitios están asociados con ramas opuestas de la iglesia ortodoxa ucraniana.
El complejo monástico responde a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, afiliada al patriarca ortodoxo de Moscú, aunque dispone de gran autonomía. San Miguel responde a la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, más nacionalista.
Los líderes de ambos grupos ortodoxos ucranianos condenaron la invasión rusa.
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Jim Heintz colaboró en este despacho desde Kiev.
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