LONDRES (AP) — Roman Abramovich disminuyó simbólicamente su involucramiento en los asuntos del Chelsea, club inglés de su propiedad.
El magnate ruso pareció distanciarse el sábado del proceso de toma de decisiones en el equipo, ante las exigencias de que renuncie por completo al control del club de la Liga Premier, tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
El multimillonario es uno de los oligarcas más conocidos de Rusia. En el pasado, han quedado claros sus vínculos con el presidente Vladimir Putin, quien ahora enfrenta condenas globales por lanzar el ataque no provocado contra un país vecino.
No hay indicios de que Abramovich esté allanando el camino para una venta del club al que ha transformado desde 2003 con su fortuna. Sin embargo, un comunicado con una redacción cuidadosa indicó que el empresario renunciará a parte del control.
“Siempre he tomado las decisiones considerando los intereses del club”, dijo. “Sigo comprometido con esos valores. Es por esto que hoy le entrego al fideicomiso de la Fundación caritativa del Chelsea la gestión y cuidado del Chelsea FC”.
“Creo que en este momento están en la mejor posición de cuidar de los intereses del club, jugadores, personal y aficionados”.
La fundación es presidida por Bruce Buck, quien está también al frente del consejo directivo del club. Buck asumió el cargo después de que Abramovich adquirió las acciones del equipo.
Paul Ramos, director de finanzas, figura también entre los fiduciarios, lo mismo que Emma Hayes, quien está a cargo del equipo femenino.
No había indicios de que este cambio se realizaría en Stamford Bridge antes del ataque contra Ucrania. Varios políticos han encabezado las exigencias de que Abramovich deje la propiedad del equipo.
Abramovich había cedido ya un control significativo a la directora Marina Granovskaia, sobre varios asuntos cruciales, incluidas las transferencias de jugadores, así como la contratación y despido de los técnicos.
No ha surgido anuncio alguno acerca de si Abramovich estaría sujeto a las sanciones impuestas por Gran Bretaña contra los rusos. Abramovich amasó su fortuna en el petróleo y el aluminio durante los años caóticos que siguieron al colapso de la Unión Soviética en 1991.
Parte de esa fortuna fue usada por Abramovich, aficionado ferviente al fútbol, para buscar el prestigio y estatus que se derivan del éxito deportivo, mediante la adquisición del Chelsea.
Desde 2003, ha invertido más de 2.000 millones de dólares en forma de préstamos y ha transformado el club del oeste de Londres en uno de los más exitosos de Inglaterra. A comienzos de este mes, los Blues conquistaron el Mundial de Clubes, para sumar ese trofeo al que habían obtenido el año pasado en la Liga de Campeones.
“Durante los casi 20 años que he sido dueño del Chelsea FC, siempre he considerado mi papel como un custodio del equipo y cuya labor es asegurar que seamos tan exitosos como podamos ahora mientras construimos hacia el futuro y con un papel positivo en las comunidades”, dijo el magnate.
Abramovich fue gobernador provincial de Rusia. Tiene doble nacionalidad, rusa e israelí. Se estima que su patrimonio asciende a 13.000 millones de dólares.
No ha tenido una visa británica desde el 2018 después de que el proceso de solicitud de una renovación se extendió más de lo normal y ésta fue retirada. Ello ocurrió en un momento en que el Reino Unido prometió una evaluación de las visas a magnates rusos tras el envenenamiento del exespía ruso Sergei Skripal y su hija en Londres.