Por Natalia Zinets y Aleksandar Vasovic
KIEV/MARIÚPOL, 24 feb (Reuters) -Las fuerzas ucranianas lucharon el jueves contra los invasores rusos en tres frentes después de que Moscú emprendió un asalto por aire, mar y tierra, el mayor ataque a un Estado europeo desde la Segunda Guerra Mundial.
Después de que el presidente ruso Vladimir Putin declaró la guerra en un discurso televisado antes del amanecer, se escucharon explosiones y disparos durante toda la mañana en Kiev, una ciudad de 3 millones de habitantes.
Una lluvia de misiles cayó sobre diversas ciudades. Ucrania informó que columnas de tropas estaban cruzando sus fronteras desde Rusia y Bielorrusia, y desembarcaban en la costa desde el mar Negro y el mar de Azov.
El asalto puso un calamitoso fin a semanas de infructuosos esfuerzos diplomáticos de los líderes occidentales para evitar la guerra.
Tras un día de combates, Putin dijo a los empresarios en Moscú que no había tenido más remedio que actuar, mientras los líderes occidentales condenaban al líder ruso y prometían devastadoras sanciones económicas.
"Esta horrible y bárbara aventura de Vladimir Putin debe terminar en un fracaso", dijo el primer ministro británico, Boris Johnson, en el Parlamento, anunciando medidas dirigidas a los bancos, a los miembros del círculo más cercano de Putin y a rusos superricos que disfrutan de un lujoso estilo de vida londinense.
El presidente Volodímir Zelenskiy hizo un llamamiento a los ucranianos para que defiendan su país y dijo que se entregarán armas a quien esté dispuesto a luchar.
"Lo que hemos oído hoy no son sólo explosiones de misiles, combates y el estruendo de los aviones. Es el sonido de una nueva Cortina de Hierro, que ha caído y está aislando a Rusia del mundo civilizado", dijo Zelenskiy.
Al caer la noche, la imagen de lo que estaba ocurriendo sobre el terreno era imprecisa.
El Ministerio de Defensa ruso dijo que había destruido 83 objetivos ucranianos en tierra y que había logrado todos sus objetivos, según la agencia de noticias Interfax.
Un asesor de la oficina presidencial ucraniana dijo que las fuerzas rusas habían capturado la central nuclear de Chernóbil, a sólo 90 kilómetros al norte de la capital, y el aeropuerto de Hostomel, en la región de Kiev, donde antes habían aterrizado paracaidistas.
En las regiones de Sumy y Járkov, en el noreste, y de Jersón y Odesa, en el sur, hubo intensos combates.
La autopista que sale de Kiev hacia el oeste estaba atascada con tráfico en cinco carriles porque los residentes huían.
LAS HORAS MÁS OSCURAS
En su declaración de guerra televisada a primera hora, Putin dijo que había ordenado "una operación militar especial" para proteger a las personas, incluidos los ciudadanos rusos, sometidos a un "genocidio" en Ucrania, una acusación que Occidente califica de propaganda absurda.
"Y para ello nos esforzaremos en la desmilitarización y desnazificación de Ucrania", dijo Putin.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó la acción rusa de "ataque no provocado e injustificado", y el responsable de Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, declaró: "Estas son unas de las horas más oscuras de Europa desde la Segunda Guerra Mundial".
Los líderes de la UE, reunidos más tarde, acordarán imponer nuevas sanciones a Rusia con consecuencias "masivas y severas" para Moscú, según un borrador de sus conclusiones de la cumbre, visto por Reuters.
BOMBARDEOS CONSTANTES
Un residente de Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania y la más cercana a la frontera rusa, dijo que las ventanas de varios bloques de apartamentos temblaban por las constantes explosiones.
En la ciudad portuaria de Mariúpol, cerca de la línea del frente en manos de los separatistas apoyados por Rusia al sur del país, se oyeron varias explosiones. En una carretera, una columna de blindados ucranianos avanzaba con soldados en lo alto de las torretas que sonreían y hacían señas de victoria a los coches que tocaban el claxon en señal de apoyo.
Los civiles de Mariúpol comenzaron a hacer las maletas: "Nos vamos a esconder", dijo una mujer.
Las autoridades ucranianas dijeron que varios helicópteros rusos atacaron Gostomel, un aeropuerto militar cerca de Kiev, y que tres de ellos fueron derribados.
Miembros de la autoridad fronteriza ucraniana dijeron que las fuerzas rusas estaban tratando de penetrar en la región de Kiev y en la de Zhytomyr, en la frontera con Bielorrusia, y que estaban utilizando cohetes Grad.
Los primeros informes no confirmados sobre víctimas incluían civiles ucranianos muertos por bombardeos rusos y guardias fronterizos que defendían la frontera.
La embajadora de Ucrania en Estados Unidos dijo que se había informado de la muerte de 40 militares y decenas de civiles, pero que el reporte no estaba actualizado.
Las autoridades regionales de la región de Odesa, en el sur de Ucrania, dijeron que 18 personas murieron en un ataque con misiles. Al menos seis personas fallecieron en Brovary, una ciudad cercana a Kiev, según las autoridades de la zona. Ucrania informó de la muerte de cinco personas por el derribo de un avión.
El ejército ucraniano dijo que había destruido cuatro tanques rusos en una carretera cerca de Járkov, que había matado a 50 soldados cerca de una ciudad de la región de Lugansk y que había derribado seis aviones de guerra rusos en el este del país.
Rusia negó las informaciones sobre la destrucción de sus aviones o vehículos blindados. Los separatistas apoyados por Rusia afirmaron haber derribado dos aviones ucranianos.
"LOS COLGARÍA DE LOS PUENTES"
Incluso con una invasión en toda regla en marcha, el objetivo final de Putin no está claro. Dijo que no planeaba una ocupación militar, sólo desarmar a Ucrania y purgarla de nacionalistas.
La anexión directa de un país tan extenso y hostil podría superar incluso las capacidades militares de Rusia.
Un alto funcionario de defensa estadounidense dijo que Washington creía que la invasión pretendía "descabezar" al gobierno de Zelenskiy, pero es difícil que los ucranianos acepten cualquier nuevo liderazgo instalado por Moscú.
"Creo que debemos luchar contra todos los que invaden nuestro país con fuerza", dijo un hombre atascado en el tráfico intentando salir de Kiev. "Colgaría a cada uno de ellos de los puentes".
Biden ha descartado el envío de tropas estadounidenses para defender a Ucrania, pero Washington ha reforzado a sus aliados de la OTAN en la región con tropas y más aviones.
Rusia es uno de los mayores productores de energía del mundo, y tanto ella como Ucrania se encuentran entre los principales exportadores de grano. La guerra y las sanciones perturbarán las economías de todo el mundo, que ya se enfrentan a una crisis de suministro en su salida de la pandemia del coronavirus.
Las acciones se desplomaron y los precios de los bonos saltaron; el dólar y el oro se dispararon. El petróleo Brent superó los 100 dólares por barril por primera vez desde 2014.
"Rusia es la única responsable de la muerte y la destrucción que provocará este ataque, y Estados Unidos y sus aliados y socios responderán de forma unida y decisiva", dijo Biden.
Ucrania, un país de 44 millones de habitantes con más de 1.000 años de historia, es el mayor país de Europa por superficie después de la propia Rusia. Votó mayoritariamente a favor de la independencia tras la caída de la Unión Soviética, y aspira a entrar en la OTAN y la Unión Europea, lo que enfurecen a Moscú.
Putin, que negó durante meses que estuviera planeando una invasión, ha calificado a Ucrania de una creación artificial arrancada a Rusia por sus enemigos, una caracterización que los ucranianos califican de sorprendente y falsa.
Aunque muchos ucranianos, especialmente en el este del país, hablan ruso como su lengua materna, casi la totalidad se identifican como miembros de una nacionalidad independiente.
Colas de personas esperaban para retirar dinero y comprar provisiones de alimentos y agua en Kiev. El tráfico estaba atascado saliendo de la ciudad hacia el oeste, en dirección a la frontera con Polonia. Los países occidentales se han preparado para la posibilidad de que cientos de miles de ucranianos huyan de un ataque.
(Información de redacciones de Reuters; redacción de Peter Graff, Stephen Coates y Robert Birsel; traducido por Tomás Cobos y Darío Fernández. Editado por Javier Leira)