HARTFORD, Connecticut, EE.UU. (AP) — Tras ganar una demanda de 73 millones de dólares contra el fabricante de armas de fuego Remington, las familias de nueve víctimas de la masacre a disparos en la escuela primaria Sandy Hook, en Connecticut, dicen que ahora van a dirigir su atención a una nueva batalla con el objetivo de prevenir más tiroteos masivos: combatir los anuncios comerciales de armas con temas militares y machistas, que explotan las inseguridades de los adolescentes.
Las familias dicen que Remington usó ese tipo de anuncios para promover sus fusiles AR-15 como el utilizado para matar a 20 niños pequeños y seis educadores en la escuela en Newtown el 14 de diciembre de 2012.
El acuerdo anunciado días atrás por los abogados de las familias les permite divulgar documentos internos del fabricante de armas obtenidos durante la demanda. Los abogados de Remington y sus aseguradoras aceptaron la publicación como parte del arreglo anunciado el martes.
Se espera que cuando los abogados de las familias den a conocer miles de documentos internos de la compañía se develen las estrategias de mercadotecnia de Remington.
“Se trata de crear cambios”, dijo Nicole Hockley, cuyo hijo de 6 años, Dylan, murió en la masacre. “En estos momentos, solo estoy esperando tener realmente acceso a los documentos y determinar cómo utilizaremos eso para ayudar a impulsar la seguridad y las prácticas mejores para la venta y la mercadotecnia”, agregó Hockley en una entrevista después del anuncio del acuerdo.
Hockley, una de las personas que presentaron la demanda, ha estado trabajando con otros familiares de víctimas para frenar la violencia con armas de fuego a través de la organización Sandy Hook Promise.
Los documentos pudieran proveer una de las miradas más detalladas a la campaña de los productores de armas de fuego para popularizar el AR-15 y fusiles similares, dicen observadores de la industria, especialmente luego de que en 2004 expiró una prohibición federal de 10 años de esas armas.
Hockley y los observadores independientes han comparado el caso con quienes forzaron a las compañías de tabaco a revelar perjudiciales documentos internos y a aceptar más adelante pagar miles de millones en dólares en arreglos con fumadores enfermos.
No estaba claro cuándo los abogados de las familias darán a conocer los documentos. Uno de los abogados, Joshua Koskoff, dijo que se están organizando los textos antes de su divulgación pública, un proceso que se espera que dure semanas.
Los documentos incluyen correos electrónicos entre empleados, presentaciones internas de la compañía y proyecciones de negocios, precisó Koskoff. Declinó discutir el contenido de los documentos.
“La información que pudiera revelarse… puede incluir detalles de la forma en que opera la industria de armas de fuego y que no son conocidos ampliamente o que no son entendidos completamente”, explicó Timothy D. Lytton, profesor de Derecho de la Universidad Estatal de Georgia. “Esto va a centrar la atención en el papel de la industria en el problema de la violencia con armas”.
Los abogados de Remington y sus aseguradoras no respondieron a mensajes en busca de comentarios. Remington, fundada en 1816 y con sede en Carolina del Norte, se declaró en bancarrota por segunda vez en 2020 y sus activos fueron vendidos a otras compañías. Con ello se crearon dos nuevas compañías: Remington Firearms y Remington Ammunition.
Se dejó un mensaje a Remington Firearms, en busca de comentario. La firma anunció en noviembre que establecerá sus oficinas en LaGrange, Georgia. Un portavoz de la matriz de Remington Ammunition, Vista Outdoor, con sede en Anoka, Minnesota, dijo que el arreglo fue con la antigua Remington Outdoor Co., no con Vista Outdoor ni con Remington Ammunition.
En la conferencia de prensa donde se anunció el acuerdo, Koskoff mostró anuncios de Remington que dijo que apelaban a jóvenes con problemas como Adam Lanza, el hombre de 20 años que cometió la masacre en Sandy Hook. Lanza utilizó un fusil Bushmaster XM15-E2S producido por Remington que era propiedad legal de su madre. Lanza mató a su madre en su casa en Newtown antes de ir a la escuela.
Los anuncios contenían mensajes como “Considere reeditada su tarjeta de hombre” y lenguaje militar como “Despejen el cuarto, cubran el techo, rescaten al rehén”.
Koskoff dijo que, con su publicidad y la promoción de sus productos en videojuegos, Remington se enfocó en jóvenes en riesgo. La demanda dijo que la publicidad de la compañía tuvo un papel importante en la masacre de la escuela, aunque no entró en detalles.
Lanza tenía problemas sicológicos graves, que combinados con su obsesión con la violencia y el acceso de su madre a las armas de fuego “resultaron en una receta para asesinatos masivos”, concluyó un informe del defensor de niños en Connecticut.
A partir del décimo grado, la madre de Lanza lo mantuvo en casa, donde estaba rodeado por un arsenal y se pasó horas jugando videojuegos violentos, precisó el reporte. Sus antecedentes médico y escolar incluyeron referencias a diagnósticos de autismo, ansiedad y trastorno de obsesión compulsiva, aunque los siquiatras dicen que esos padecimientos no son indicadores de violencia futura.
Robert Spitzer, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Nueva York en Cortland y autor de cinco libros sobre la política sobre las armas de fuego, dijo que el caso hará que los fabricantes de armas consideren cuidadosamente su mercadotecnia. Spitzer, miembro de la Asociación Nacional del Rifle y del grupo Brady de promoción del control de armas, dijo que su objetivo principal es estudiar todas las partes en el debate sobre armas.
Agrega que el caso de Remington presenta una advertencia clara “a otras compañías de armas que producen fusiles automáticos de que deben evitar elogiar o enfatizar la historia militar, el tipo de características tipo Rambo que dicen que tienen sus armas. Estarían locos si siguen promoviendo esas armas enfatizando esos valores, porque obviamente quedan vulnerables a demandas similares”.
La National Shooting Sports Foundation, un grupo de la industria que con sede en Newtown, dijo que las familias de Sandy Hook nunca mostraron evidencia de que la publicidad de Remington tuviera efecto alguno en Lanza. La fundación estima que hay más de 20 millones de fusiles del tipo AR-15 vendidos en Estados Unidos y afirma que pocos han sido usados en crímenes.
De acuerdo con las estadísticas delictivas del FBI, de las 13.600 armas de fuego utilizadas en homicidios en 2020, unas 450 fueron fusiles de asalto. Se emplearon más de 8.000 pistolas.
Sin embargo, los fusiles estilo R-15 han sido empleados en muchos tiroteos masivos notables, incluso en Sandy Hook, la masacre de Las Vegas en 2017 en la que murieron 58 personas y la masacre escolar en Parkland, Florida, donde murieron 14 estudiantes y tres empleados.
La mercadotecnia de Remington de sus fusiles tipo AR-15 antes de la masacre de Sandy Hook contribuyeron a un incremento de las ventas de esas armas en todo el país, subrayó Koskoff. Desde mediados hasta finales de la década del 2000, agregó, se vendieron anualmente 100.000 fusiles AR-15 en Estados Unidos, pero para 2012, el número había subido a más de 2 millones, dijo.
Él y las familias de Sandy Hook culparon a la firma de capital de inversiones Cerberus Capital Management, que adquirió Remington en 2007, de estar más preocupada por los ingresos que por la seguridad cuando buscaron un aumento de las ventas.
Cerberus, como dueña de Remington, fue responsable de modificar grandemente el foco de la compañía de fusiles tradicionales de caza a los fusiles estilo AR-15 y por las campañas publicitarias resultantes, aseguró Koskoff.
“Ellos usaron tácticas de alentar miedo y masculinidad tóxica y de que la gente pareciera más poderosa. Sus documentos hablan de sus clientes objetivos como imitadores pobres de los militares”, dijo Hockley. “Eso no quiere decir que este arreglo vaya a frenar a los fabricantes de armas de alguna manera. Se trata simplemente de crear responsabilidad en la mercadotecnia”.