¿Cuán efectivo es el aprendizaje online de un instrumento musical?

Desde el comienzo de la pandemia, pasar mucho tiempo en casa es la nueva normalidad. Esto plantea a los músicos aficionados nuevos retos, pero al mismo tiempo les ofrece oportunidades. Hacer música a distancia es la nueva tendencia, con clases online, vídeos de aprendizaje o incluso en plataformas online.

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ARCHIVO - Benjamin, de 9
ARCHIVO - Benjamin, de 9 años, practica con su violín frente al ordenador. No vio durante varios meses en forma presencial a su profesor, por las restricciones derivadas de la pandemia de coronavirus. Foto: Uli Deck/dpa

Desde el comienzo de la pandemia, pasar mucho tiempo en casa es la nueva normalidad. Esto plantea a los músicos aficionados nuevos retos, pero al mismo tiempo les ofrece oportunidades. Hacer música a distancia es la nueva tendencia, con clases online, vídeos de aprendizaje o incluso en plataformas online.

"Tengo desde hace más de diez años un alumno que vive en Suiza y al que nunca he conocido en la vida real", relata Konstantin Gutmann, fundador de una escuela de música online. El músico alemán afirma que la pandemia ha hecho que un número significativamente mayor de estudiantes sea consciente de esta forma de aprendizaje. 

"Comenzamos nuestras clases online allá por 2011. En aquel momento, muchas personas se mostraron escépticas, y se preguntaban cómo iba a ser posible. Pero funciona, e Internet y las tecnologías existentes son cada vez mejores", asegura Gutmann.

Todo lo que se necesita para las clases de instrumento a distancia es un ordenador con cámara web y una conexión estable a Internet por cable LAN. Las clases semanales se imparten a través de un programa de videoconferencia. 

Gutmann explica que la ubicación de la cámara y de los estudiantes con respecto a la misma es esencial, ya que permite ver cómo se sujeta el instrumento y si se toca el tono correctamente. Solo se puede prescindir de esta puesta a punto de la imagen si el alumno tiene un oído perfecto.

En teoría, las clases online funcionan con todos los instrumentos. Sin embargo, según Gutmann, hay instrumentos en los que hay que acercarse un poco más a la cámara web para que las manos estén en el lugar adecuado y, por tanto, sean claramente visibles. Una gran desventaja es el retraso acústico, que hace prácticamente imposible tocar o cantar juntos.

"Esto lo resuelvo guardando muchas pistas en una memoria interna", informa Gutmann. "Luego envío los ficheros en formato mp3 a mis alumnos. Así pueden tocar juntos con esa grabación hecha por mí".

El musicólogo Matthias Krebs, por su parte, sabe que, durante la pandemia, muchos músicos, bandas de música y coros de aficionados tuvieron buenas experiencias con las plataformas Jamulus o Sonobus.

En estas, las personas pueden hacer música juntas a distancia con poco retraso porque hay que intercambiar menos datos al no utilizar el vídeo. "A diferencia de Zoom o WhatsApp, se pueden establecer servidores locales, lo que mejora significativamente el intercambio de datos", asevera Krebs. "Además, las plataformas al estilo Jamulus están optimizadas para la transmisión del sonido".

Además de músicos profesionales y educadores musicales, desde el comienzo de la pandemia muchos profanos de la música han adoptado las tecnologías digitales por necesidad. "A través de tutoriales en Internet o reuniones de Zoom centradas en un tema específico, incluso las personas menos afines a la tecnología han encontrado formas de aprender, por ejemplo, a cómo utilizar estas plataformas y qué dispositivos adicionales son útiles para hacer que este espacio virtual sea viable para cantar o hacer música", explica Krebs.

Para muchos educadores, esta experiencia supuso un impulso para seguir utilizando estos recursos y métodos. Antes de la pandemia, por ejemplo, había relativamente pocos profesores de instrumentos que tuvieran experiencia en la enseñanza en línea.

"Plataformas como Jamulus tienen más de diez años, pero para la mayoría de la gente habían pasado desapercibidas, ya que estaban acostumbrados a reunirse en un lugar determinado a una hora determinada, en un aula o sala de ensayo", señala Krebs. Ahora algunos músicos utilizan las posibilidades en línea "para hacer un ensayo extra de forma espontánea, por ejemplo, o si los largos viajes dificultan las reuniones regulares".

Además, también existe la posibilidad de aprender un instrumento viendo vídeos de YouTube. El espectro de enfoques es amplio. "Los tutoriales de YouTube son una forma interesante de aprender un instrumento", asegura Krebs, "porque se pueden aprender técnicas de interpretación completamente diferentes y así inspirarse, lo que va más allá de lo que se hace con un único profesor de guitarra".

Con el piano, es relativamente fácil visualizar en los vídeos qué teclas hay que tocar. También hay interesantes visualizaciones para el ukelele, la batería o el canto. Sin embargo, Krebs acota que a muchos estudiantes les resulta difícil entender el aspecto físico de hacer música, y que un profesor de música propio puede responder a esto de manera diferente: "Este puede dar información sobre la interpretación del alumno y también mostrar opciones para los distintos movimientos durante la ejecución del instrumento".

Katrin Bock, pedagoga y directora de programas de la editorial alemana Lugert Musikverlag, explica que, aunque en el sector online se desarrollan constantemente nuevos métodos de enseñanza, encontrarse con una persona a hacer música es algo completamente diferente: "En los procesos de enseñanza, ayuda mucho que el profesor pueda ver una reacción directa del alumno. Además, hacer música juntos todavía tiene sus límites digitales".

Según Bock, algunos profesores se están convirtiendo prácticamente en Youtubers a causa de sus alumnos: "Se sientan en casa (delante de la cámara) y explican en 45 minutos cómo funcionan las negras. Porque, por supuesto, no es lo mismo ver al propio profesor de música en un vídeo que a un desconocido en YouTube".

En general, según la experiencia de Bock, los profesores de música están muy dispuestos a recibir una formación digital para llegar a sus alumnos con las nuevas herramientas. Sin embargo, en lo que respecta a la motivación para practicar, probablemente sea más útil contar con un profesor de verdad que se dé cuenta directamente durante la clase de si el alumno ha practicado o no.

dpa

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