BUENOS AIRES (AP) — No fue el regreso soñado, fue el regreso posible. Y también una despedida, por lo menos provisional.
“Es un momento que no quería que llegara nunca”, dijo entre lágrimas Juan Martín Del Potro la noche del martes. Minutos después, colgó de la red de la pista central del Buenos Aires Lawn Tennis Club la banda elástica que llevaba en la cabeza, como un símbolo de su legado y quizá del retiro.
El encuentro de Del Potro estuvo cargado de emotividad.
El argentino de 33 años volvió a competir después de dos años y ocho meses de calvario por una lesión persistente en su rodilla y, como era previsible, cayó sin atenuantes por 6-1 y 6-3 ante su compatriota y amigo Federico Delbonis, en la primera ronda del Abierto de Argentina, certamen ATP 250 que se disputa sobre arcilla.
“No era algo que yo quería, la salud me lleva a tener que tomar una decisión poco convencido, creo que hice demasiado esfuerzo en este tiempo para poder remontar y cumplir con otro milagro como hice con (la lesión en) la muñeca. Lo di todo, pero hoy no se dio, demostré que soy humano. A veces no tengo la fuerza que todos creen para salir adelante”, señaló Del Potro en la cancha “Guillermo Vilas”, una vez concretada su caída en 1:23 horas.
Del Potro no ha anunciado el retiro, pero ha sugerido que éste es probable.
“Tengo que hacer un punto y aparte, voy a mejorar mi pierna y después ver cómo sigo”, matizó minutos después en rueda de prensa.
Del Potro dijo que este miércoles hablará con su cuerpo médico y decidirá si se presenta en Río de Janeiro la semana próxima. Luego hará un alto, al menos temporal.
De todas formas, no excluyó un eventual regreso al circuito.
“La ventana la voy a dejar abierta siempre”, enfatizó. “Si hoy fue la última vez, me voy feliz”.
Otrora número tres del mundo, campeón del US Open 2009 y de la Copa Davis 2016, y medallista de plata de los Juegos Olímpicos de Río en ese mismo año, Del Potro dejó entrever el sábado en una rueda de prensa signada por las emociones que este torneo y el de Río podrían marcar su retiro.
“Vengo viviendo una pesadilla”, admitió en referencia a sus dolores constantes y las cuatro operaciones que le fueron practicadas en la rótula derecha. “Más que un regreso puede ser una despedida”, pronosticó en referencia a su retorno al Abierto de Argentina tras su ausencia en las últimas 16 ediciones.
El recinto en Buenos Aires lució sus mejores galas: más de 5.000 espectadores colmaron las gradas para apoyar y rendir homenaje a “Delpo”, uno de los tres más grandes tenistas que dio el país sudamericano junto al mítico Vilas y a la extraordinaria Gabriela Sabatini.
Precisamente, “Gaby” estuvo sentada en un palco, al igual que otros notables del mundo del deporte, entre ellos Guillermo Coria, capitán del equipo argentino de Copa Davis, y Sebastián Battaglia, entrenador del Boca Juniors de la Liga Profesional de Fútbol.
La madre y la hermana de “La Torre de Tandil” asistieron, además de su entrañable amigo y ex futbolista Rolando Schiavi.
Y como en sus mejores jornadas, la ruidosa barra de simpatizantes dijo presente, luciendo camisetas con la inscripción “Qué placer volverte a ver” y banderas con la leyenda “Gracias por tu entrega” y “La Torre de Tandil sigue luchando”.
El aliento constante de la afición no pudo evitar que Delbonis, actual 42do del mundo, marcara diferencia ante quien no jugaba desde el 19 de junio de 2019, cuando Del Potro venció al canadiense Denis Shapovalov en la primera ronda del torneo de Queen’s.
Un resbalón a poco del final le costó muy caro al sudamericano: volvió a fracturarse la rótula derecha, tal como le había sucedido en octubre del 2018. Las intervenciones quirúrgicas posteriores no tuvieron el éxito esperado y su regreso al tenis se dilató más de lo esperado, hasta esta cita en Argentina.
En la agradable noche estival en Buenos Aires, la ovación que marcó el ingreso a la cancha de Del Potro —vestido de negro al igual que en aquella legendaria final que le ganó a Roger Federer en Flushing Meadows en 2009— probablemente no tuvo antecedentes en la historia del torneo.
Delbonis reconoció a posteriori que con semejante ambiente y tantas emociones a flor de piel, le costó acomodarse al partido (algunos espectadores pretendían que se dejara ganar e incluso lo silbaron). Del Potro quebró en el primer game, pero su rival zurdo lo vapuleó hasta liquidar el set inicial por 6-1, con el argumento de abrirlo por el lado del revés, para definir por el otro.
Se notaba que a Del Potro le costaba desde lo físico y también desde el juego: casi nunca pudo imponer la potencia de su derecha. Es verdad que en la segunda manga dio pelea hasta un muy disputado séptimo game que finalmente terminó con quiebre para Delbonis.
Con el marcador 5-3 abajo y el saque en su poder, Del Potro se quebró en plena cancha. Enseguida, Delbonis, con solvencia, cerró la contienda (enfrentará en octavos al español Pablo Andújar), mientras el público cantaba “’Delpo’ no se va, no se va, ‘Delpo’ no se va”.
“Di todo hasta el último punto y la verdad es que hoy deseo poder dormir sin dolor en la pierna después de dos años, y es lo que voy a tratar de hacer a partir de mañana, porque es muy difícil hacer este deporte con las molestias que tengo. Tengo toda la vida por delante y quiero vivir en paz”, dijo “Delpo” mientras su madre asentía con la cabeza ante las cámaras.
Las declaraciones posteriores del héroe de la noche dejaron planteado el interrogante: ¿Habrá sido un adiós definitivo o un hasta pronto?