Autoridades mexicanas rescataron a seis migrantes hondureños en el río Bravo en su intento por cruzar la frontera hacia Estados Unidos por Piedras Negras (Coahuila), informó este martes el Instituto Nacional de Migración (INM).
”Grupo Beta Piedras Negras del INM en Coahuila, en acciones coordinadas con la Policía Civil y el Heroico Cuerpo de Bomberos en la entidad, evitaron ayer que seis menores de edad de origen hondureño se ahogaran en las aguas heladas del río Bravo”, compartió el instituto en un comunicado.
Según precisa el documento, poco después de las 13.00 horas, ya llevados a suelo mexicano, los jóvenes -de 5, 7, 10, 11, 14 y 15 años de edad- fueron trasladados a un hospital de la ciudad de Piedras Negras, donde se les brindó atención médica ante síntomas de hipotermia.
Después, informó el INM, llegaron al lugar tres mujeres que se presentaron como madres de los seis menores y mostraron visas humanitarias “para comprobar su parentesco, nacionalidad y la condición de estancia regular en territorio mexicano”.
Una vez verificada la “autenticidad y vigencia” de los documentos, todos regresaron a Piedras Negras como núcleo familiar por indicaciones del INM.
”El Instituto Nacional de Migración de la Secretaría de Gobernación refrenda su compromiso por el respeto y salvaguarda de las personas en contexto de migración, con especial atención a quienes integran grupos vulnerables como niñas, niños y adolescentes”, terminó el comunicado.
Actualmente, la región vive un flujo migratorio récord hacia Estados Unidos, cuya Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) detectó a más de 1,7 millones de indocumentados en la frontera con México en el año fiscal 2021, que terminó el 30 de septiembre.
México deportó a más de 114 mil extranjeros en 2021, de acuerdo con datos de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación del país.
Mientras, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) recibió un récord de 131 mil 448 solicitudes de refugio en 2021.
Desalojan campamento de migrantes en Tijuana
Cerca de un centenar de policías y elementos de la Guardia Nacional y el Ejército desalojaron el domingo a 381 migrantes, en su mayoría centroamericanos y mexicanos, que permanecían desde hace casi un año en un improvisado campamento que fue instalado en la entrada de un cruce fronterizo entre la ciudad mexicana de Tijuana y Estados Unidos.
Las cientos de carpas, cubiertas con bolsas y lonas, que habían colocado los migrantes en los alrededores de la garita El Chaparral en Tijuana, estado de Baja California, fueron derribadas con la ayuda de excavadoras y camiones mientras que sus habitantes cargaban en bolsas y maletas sus escasos enseres, ropa y juguetes, para ser trasladados a tres alberges de la localidad.
“Fue una reubicación que se tenía que llevar a discreción para evitar algún colapso”, afirmó el domingo la alcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero Ramírez, al explicar a la prensa las razones que llevaron al desalojo del campamento, y agregó que las familias se encontraban en una situación de “inseguridad” especialmente por razones de salubridad.
El grupo de 381 migrantes, integrado por 86 núcleos familiares, 24 madres solteras con hijos, 33 hombres y tres personas de la comunidad LGBT, fue repartido entre los albergues Centro Integrador del Migrante, proyecto Salesiano y el Santuario del Migrante, precisó la alcaldesa.
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