Ramón Orosa Bilbao, 4 feb (EFE).- El partido contra el Real Madrid era el partido de Nico Williams. El hermano pequeño de Iñaki ha impactado tanto por su velocidad y desborde que la pregunta más recurrente en las horas previas al clásico copero era si Marcelino García Toral le iba a poner de inicio o no. Aunque había otra también muy redundante. ¿Juega Benzema?. Bueno, pues las dos se respondieron a favor de los deseos de la afición bilbaína. La segunda, no; la primera, sí. Pero Ancelotti se sacó una carta de la manga. Alaba de lateral izquierdo. Atacar al austríaco como al Barcelona por el lado Jordi Alba no iba a ser lo mismo. Empezó el partido con Nico en el once rojiblanco y el Athletic completó una primera parte tremenda en lo defensivo. No tanto en lo ofensivo, aunque siempre con el Madrid maniatado. Nico se las tenía con Alaba, que le iba comiendo terreno, cuando pareció llegar su momento. Una contra llegando al descanso a campo abierto y en superioridad numérica. San Mamés se aprestaba a cantar el 1-0 pero la jugada fue mal resuelta y, lo que es peor, el explosivo internacional sub-21 se lesionó. Y el percance no tiene buena pinta, lamentó tras el encuentro su técnico, Marcelino García Toral. El entrenador había apostado por él en detrimento de Alex Berenguer, que no lleva una buena temporada después de haber a veces hasta deslumbrado el curso anterior tras su llegada a Bilbao en el mercado de invierno. El ex del Torino no acababa de arrancar y que le relevase Nico con asiduidad en el once titular era cuestión de tiempo y de que el técnico asturiano diese el paso. A pesar de los 19 años del chaval. Llevaba Berenguer unos meses presa de la ansiedad y de cierta tendencia más de ir a la guerra de guerrillas sobre el campo que de imponerse en las batallas decisivas a sus marcadores. Lo lamentaba Marcelino, que siempre le mostraba su confianza públicamente. Pero la realidad era tozuda y la titularidad de Nico en la banda derecha cada vez más inaplazable. En ese contexto saltó el de Barañain al campo tras el descanso. Y durante 44 minutos confirmó lo que estaba pasando. Peleón, como siempre, pero espeso como estos últimos meses, Berenguer no daba al equipo ni lo que esperaba su entrenador ni lo que amenazaba Nico. Hasta que se iluminó. El partido se iba a la prórroga, Vesga encadenaba su enésimo robo de balón y el navarro emuló a Messi. Precioso regate a Nacho, del que se separó unos metros, y disparo cruzado, abajo y junto al palo. Imparable para Courtois. 1-0 y otra semifinal para el Athletic en el partido que nació de Nico y acabo decidido por Berenguer. Las inesperadas historias que tiene el fútbol. Que son innumerables. EFE ro/jad