La tormenta Ana, que azotó el sur de África, dejó a decenas de miles de personas sin hogar y grandes zonas aisladas por las inundaciones.
En total, 86 personas murieron en Madagscar, Mozambique y Malaui, según los últimos balances de las autoridades. Los servicios de rescate siguen teniendo dificultades para acceder a algunas zonas, con muchas carreteras cortadas y puentes derrumbados.
En Malaui, donde fallecieron 20 personas y se declaró el estado de catástrofe natural, las carreteras intransitables obligan a las familias a llevar los cadáveres a pie hasta el lugar de entierro.
Algunas partes del país siguen a oscuras, ya que la repentina subida del nivel del agua obligó a apagar los generadores. Las compañías eléctricas trabajan para restablecer el suministro eléctrico en hospitales y escuelas.
"Sin ayuda, la gente morirá de hambre. Necesitamos urgentemente alimentos, todo lo que tenían ha sido arrasado", advirtió Paul Ndamera, funcionario de gestión de desastres.
La tormenta, que se formó la semana pasada en el este de la isla de Madagascar, provocó fuertes lluvias que causaron inundaciones y deslizamientos de tierra. Un total de 48 personas murieron y hay 130.000 personas afectadas en el país. Además, al menos 72.000 personas han perdido sus hogares.
En la capital Antananarivo, gimnasios y escuelas fueron reconvertidos en alojamientos de emergencia. Alrededor de 20.000 personas empezaron a regresar a sus hogares el viernes.
Tras cruzar el océano Índico, Ana golpeó el norte y el centro de Mozambique, donde se registraron 18 muertes. Según UNICEF, la agencia de Naciones Unidas para la infancia, 10.500 casas resultaron dañadas, así como 12 centros de salud y 137 escuelas.
Se espera que entre cuatro y seis ciclones azoten la región hasta el final de la temporada de lluvias, en marzo. Ya se ha formado una nueva tormenta tropical en el océano Índico, Batsirai, que se espera que llegue a la isla Mauricio el miércoles.
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