Polonia inició el martes la construcción de un nuevo vallado en la frontera con Bielorrusia para bloquear la llegada de migrantes ilegales, tras la crisis entre Varsovia y Minsk el año pasado.
"La obra ha sido entregada este martes a quien la realizará", dijo a la AFP una portavoz de los guardias fronterizos, la capitana Krystyna Jakimik-Jarosz.
La responsable no detalló dónde se construye este vallado. "Es lo que quieren los servicios bielorrusos para enviar grupos de migrantes, así que por razones de seguridad no informamos del lugar preciso", agregó.
De 186 km de largo, cerca de la mitad de la longitud total de la frontera de 418 km, la barrera metálica de cinco metros y medio de altura costará unos 353 millones de euros (407 millones de dólares) y debe finalizarse en junio.
"La verja provisional (de alambres) nos ha ayudado mucho porque mientras un grupo de migrantes se preparaba a abrirse camino, teníamos tiempo de desplazar personal para impedírselo", agregó Jakimik-Jarosz.
Pero este proyecto suscita preocupación entre los defensores de derechos humanos y los activistas ecologistas. Los primeros temen que los migrantes que huyen de situaciones de conflicto no puedan presentar pedidos de asilo, y los segundos creen que tendrá efectos nefastos para la fauna y la flora de los bosques de esta zona fronteriza.
"Haremos todo para los daños medioambientales sean mínimos", garantizó la portavoz.
La Unión Europea (UE) aportó su apoyo a Polonia y criticó con firmeza a Bielorrusia.
Por su parte, el gobierno polaco rechazó la propuesta de Bruselas de participación de la agencia europea de Frontex en la vigilancia de frontera. E hizo votar una ley que permite expulsar a los migrantes ilegales sin esperar que presenten su solicitud de asilo.
- Zona especial y alambrados -
Miles de migrantes, procedentes de Oriente Medio, sobre todo del Kurdistán iraquí, Siria, Líbano y Afganistán, intentaron el año pasado cruzar la frontera polaca para entrar en territorio de la UE. Algunos de ellos consiguieron pasar y siguieron su periplo.
Polonia y los países occidentales acusaron al régimen bielorruso de alentar, incluso orquestar y ayudar a este flujo de migrantes, prometiéndoles un acceso fácil a la UE.
El gobierno del presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, rechazó estas acusaciones y reprochó a Polonia el trato inhumano que daba a los migrantes.
En el peor momento de la crisis, Polonia creó en la frontera una zona especial cerrada a las oenegés y la prensa, construyó barreras con alambradas y envió a miles de soldados.
Las fuerzas de seguridad recibieron la orden de expulsar a los migrantes al territorio bielorruso.
Estas medidas, sumadas a la muerte por frío y hambre de una docena de migrantes en los bosques polacos, provocaron un encendido debate en Polonia entre los partidarios de la defensa de la frontera nacional, que también es uno de los límites de la UE, y los defensores de los derechos humanos. Estos reclaman que los migrantes tengan la opción de solicitar el asilo y que no sean expulsados mientras el pedido está siendo examinado.
La guardia fronteriza indicó el martes haber registrado 17 entradas ilegales en las últimas 24 horas.
Un grupo de 14 personas --11 iraníes, dos libaneses y un sirio--- "cortaron la valla de alambrado y entraron en Polonia", dijeron en Twitter. Otro grupo, entre los que había tres persona de Ghana, fue detenido en otro punto de la frontera.
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