Bruselas, 25 ene (EFE).- Un informe del Parlamento Europeo advirtió este martes de una “profunda preocupación” por la cada vez más sofisticada naturaleza de las interferencias extranjeras y manipulación informativa que afectan al funcionamiento democrático de la Unión Europea, un fenómeno tildado de "un nuevo tipo de guerra" que requiere una estrategia bien financiada para proteger al bloque comunitario. Se trata del informe final de la comisión especial de la Eurocámara sobre interferencias extranjeras en los procesos democráticos en la Unión Europea y desinformación, que durante un año ha celebrado unas 50 audiencias con en torno a 130 expertos para analizar el alcance de estos ataques y amenazas, así como la preparación y conciencia de la UE ante este fenómeno creciente. El informe señala la preocupación de los eurodiputados por la “abrumadora falta de concienciación sobre la severidad de las actuales amenazas que plantean regímenes autoritarios extranjeros contra todos los niveles y sectores de la sociedad europea, dirigidos a socavar la legitimidad de las autoridades públicas y profundizando la fragmentación social y política”. En concreto, consideran escasa la concienciación de lo grave de esta amenaza cuando procede de Rusia o de China, país cuyos esfuerzos de desinformación e interferencia no están aún vigilados por un grupo de trabajo a nivel europeo. “Una defensa insuficiente facilita que actores maliciosos se hagan con el poder sobre infraestructura crítica, lleven a cabo ciberataques, fichen a ex altos cargos políticos y propaguen la polarización en el debate público. Esto se ve exacerbado por lagunas jurídicas en la legislación y escasa coordinación entre países europeos”, advierte la Eurocámara en un comunicado. El informe, aprobado por 25 votos a favor, ocho en contra y una abstención, alerta también sobre “la rapidez de la adaptación, la volatilidad y la aceleración de este fenómeno, a través de nuevos actores, nuevas narrativas, nuevas herramientas en un periodo de tan solo un año”, el periodo en el que el Parlamento ha trabajado sobre este texto. Los diputados instan a la Comisión a que proponga -y a los gobiernos europeos a que apoyen- “una estrategia de múltiples capas y entre muchos sectores, con recursos financieros adecuados, para equipar a la UE y sus Estados miembros con políticas de resiliencia y herramientas de disuasión adecuadas”. Entre las medidas que proponen los eurodiputados destaca la propuesta de crear de un régimen específico de sanciones contra la interferencia y las campañas de desinformación de actores extranjeros, ya que creen que la ausencia de uno a nivel comunitario “significa que estos actores pueden asumir con seguridad que sus campañas de desestabilización contra la UE no tendrán consecuencias”. También instan a reforzar las reglas sobre contenidos en redes sociales (“vehículos para la interferencia extranjera”), formar al personal que lleva a cabo labores sensibles a estas campañas, apoyar a los medios de comunicación plurales, tratar las infraestructuras digitales para las elecciones como críticas y prohibir la financiación extranjera de partidos políticos europeos, entre otras sugerencias. “Hay pruebas sólidas”, recalcan, “que demuestran que los actores extranjeros han estado interfiriendo activamente en las elecciones democráticas y referéndum sde los países europeos, mediante operaciones de financiación encubierta durante las campañas. Estas operaciones maliciosas ponen en peligro la integridad de las elecciones organizadas en la UE”, apuntan. El informe de 2020 de la Alianza para la Seguridad de la Democracia advertía ya de que en la última década se han canalizado más de 300 millones de euros a 33 países desde Rusia, China y otros regímenes autoritarios para interferir en procesos democráticos hasta en un centenar de ocasiones; la mitad de estos casos se refieren a acciones rusas en Europa. Esta comisión especial ha recibido durante el último año a diferentes comisarios europeos, funcionarios del servicio diplomático comunitario y expertos para recopilar información sobre este “nuevo tipo de guerra”, que también les han transmitido, aseguran, “el aumento de la concienciación sobre estas cuestiones cruciales”. La UE y sus Estados miembros han entendido, aseguran, que “deben dotarse rápidamente de políticas de resiliencia e instrumentos de disuasión completos que les permitan hacer frente a todo tipo de amenazas y ataques híbridos y, por tanto, proteger el funcionamiento sostenible de la democracia”. EFE lzu/cat/si (Más información de la Unión Europea en euroefe.euractiv.es)