La Torre Eiffel brilla más que en París, la antigua Roma está a la vuelta de la esquina. Y quien resiste la tentación de mirar constantemente el reloj, pierde rápidamente la noción del tiempo. En ningún lugar son las transiciones entre ilusión y realidad tan fluidas como en la ciudad estadounidense de Las Vegas. Lo mismo se vivió en la edición 2022 del Salón de Electrónica de Consumo (CES), que ha pasado sigilosamente de ser la mayor exposición de electrónica del mundo a convertirse en una de las ferias automovilísticas más destacadas. Algunos grandes e importantes expositores, como General Motors (GM) o Mercedes-Benz, cancelaron a último momento, por lo que hubo muchas ausencias entre los puestos de la nueva nave construida especialmente para la industria automovilística. Las marcas, sin embargo, presentaron sus estrenos en formato digital. Muchas de las innovaciones presentadas en la CES fueron pensadas para el futuro. Hace unos años, nadie podría haber imaginado vehículos de reparto autónomos como el BrightDrop, de General Motors, que entrega la compra del supermercado. O los robotaxis, como los de Waymo y Zeekr, que transportan a los trasnochadores por el bulevar The Strip de Las Vegas. Para ambos conceptos, la CES es entretanto una cita obligada. La conducción autónoma ya es realidad. Hace apenas unas semanas que el Mercedes Clase S y su versión eléctrica EQS se convirtieron en el primer vehículo de serie homologado para la conducción autónoma de nivel 3. El conductor puede apartar las manos del volante durante unos minutos y leer o navegar en Internet hasta que el sistema requiera de nuevo su intervención. Y por la feria ya circulan decenas de coches y "pods", o cápsulas de transporte, que ya no tienen asiento para el conductor y mucho menos volante o pedales. Algunos proveedores de la industria automotriz, como los alemanes ZF o Bosch, informan además de amplias carteras de pedidos para sus nuevos chips y sensores, con los que quieren sacar poco a poco a estos conceptos del recinto ferial y llevarlos a la carretera, o incluso a los campos. En la CES se presentó por primera vez un tractor autónomo. Con él, el fabricante John Deere ha proclamado la conducción autónoma también para los agricultores. Y aunque todavía puede tardar un poco hasta que la conducción autónoma llegue al asfalto, se estima que se pondrá en marcha en el campo en el transcurso de este mismo año. Otra tendencia de futuro más presente que nunca en la CES es la apuesta por la electricidad. Ninguno de los visitantes de la feria mostró interés por vehículos con motores de combustión. Ni siquiera por un Bugatti Chiron, antaño gran atracción para los amantes de las propulsiones convencionales. Como perdido en los pasillos comparativamente vacíos, el vehículo no parecía ser más que un accesorio decorativo al lado de las patinetas eléctricas anunciadas por la misma marca. Esta evolución se manifestó claramente en los anuncios de los grandes fabricantes. GM, por ejemplo, subrayó su compromiso eléctrico con una versión a batería del Chevrolet Silverado. Durante décadas, el Silverado ha ocupado el segundo lugar en las estadísticas de matriculación en Estados Unidos. Su filial Cadillac, por su parte, anunció el lanzamiento de un modelo que competirá con berlinas eléctricas de lujo al estilo del Mercedes EQS y el Tesla Model S. Entre los estudios presentados virtualmente, destacó Chrysler con una apuesta tardía por la electromovilidad. Con el Airflow Concept, diseñado para una autonomía de 600 kilómetros, la firma presentó un avance concreto de su primer modelo eléctrico para producción en serie. Y, con su concepto Vision EQXX, Mercedes promete excelentes valores de autonomía que pueden llegar a más de 1.000 kilómetros con una sola carga. En el transcurso del año, la marca alemana realizará vastas pruebas en condiciones reales en carreteras europeas. La creciente electrificación, unida a la gran interconexión del automóvil, está dando lugar a otra tendencia que abre la puerta a nuevos competidores. Entre los nuevos candidatos que participaron en la CES se encontraron países como Vietnam. Este año, la marca Vinfast quiere incorporarse a la gama media de Alemania, Francia y Holanda con cuatro coches eléctricos, e incluso está construyendo una fábrica en Alemania para ello. Otros nuevos nombres, como Togg, provienen de Turquía. Si bien en el país ya se construyen millones de coches bajo contrato, de él nunca ha salido una marca propia. Las nuevas caras procedían, sobre todo, de nuevos sectores. Es que los gigantes de la electrónica de entretenimiento también pueden convertirse en fabricantes de automóviles: los coches integran cada vez más servicios de, entre otros, Apple, Google, Amazon, y para muchos clientes la diagonal de la pantalla del habitáculo ha pasado a ser más importante que la cilindrada. Sony, por ejemplo, ha presentado su Vision-S 02, la segunda versión de su prototipo eléctrico, e incluso ha fundado su propia filial de servicios de movilidad. El primer encuentro con el estudio revela rápidamente en qué se centra la firma: mientras que solo había información rudimentaria sobre el rendimiento de la conducción y ninguna información sobre las baterías, los presentadores del prototipo podían hablar durante horas sobre la pantalla que se encuentra detrás del volante. El hecho de que los fabricantes acreditados también están aceptando este reto se demuestra, entre otras cosas, con el prototipo funcional del nuevo Serie 7 de BMW, que debutará a finales de año. Los visitantes de la feria tuvieron la oportunidad de conocerlo por dentro y tomar asiento en el habitáculo, pero no detrás del volante, sino en los asientos traseros. Al fin y al cabo, los bávaros han instalado allí por primera vez un monitor montado en el techo. La pantalla de cine ofrece resolución 8K y software Amazon Fire. El placer de conducir se convierte aquí en una cuestión secundaria. Por contrapartida, y a su lado, el iX M60 celebró su estreno mundial. Como primer eléctrico de la división M de altas prestaciones de la marca y primer BMW con más de 1.000 Nm de par motor, el SUV de 455 kW/690 CV llegará a las carreteras a partir de mediados de año y demostrará probablemente que el placer de conducir también tiene un futuro en el mundo eléctrico. Sin embargo, parece que la sociedad le otorga a la conducción en sí solo un valor limitado, al menos según un estudio de los organizadores de la feria. Dos tercios de los estadounidenses, informa la CES, desean un sistema con función de autopiloto. E incluso entre los alemanes, a veces bastante conservadores, hay un anhelo de un nuevo tipo de automoción, según una encuesta del proveedor Bosch: al fin y al cabo, e independientemente de la viabilidad técnica, a más de un tercio (39 por ciento) de los alemanes les gustaría ser teletransportados en el futuro. En la última edición de la CES se han entrelazado más que nunca visión y realidad, e incluso se presentó en ella un prototipo de avión espacial privado. Si bien ni siquiera en Las Vegas se ha llegado a tanto, el futuro no ha hecho más que comenzar, y los límites entre la ilusión y la realidad son cada vez más difusos. dpa