Las plantas acostumbradas al calor, como los cítricos, lo pasan mal en inviernos muy fríos, porque no están en condiciones de hacerle frente a las heladas en el exterior ni al calor de la calefacción en el interior. Plantas mediterráneas, como los naranjos y el kumquat (quinoto), que crecen en numerosos balcones y terrazas de nórdicas latitudes, padecen este tipo de clima. Los expertos brindan diferentes recomendaciones: Mantenerlas frescas, húmedas y con luz en el invierno "Los limoneros no son plantas de interior, sino mucho más una planta de cubeta, que no tolera la helada", apunta el ingeniero en construcción de jardines y jardinero alemán Heinrich Beltz. Esto se debe sobre todo a que el clima en las habitaciones en invierno tiene demasiado poca luz y un calor excesivo. Por eso, las plantas cítricas en maceta son normalmente dejadas en fase de descanso en otoño. Se las coloca en un lugar fresco, con temperaturas entre dos y diez grados, indica el maestro jardinero Tim Kreuselberg. Según puntualiza, lo importante es que el lugar elegido tenga mucha luz. Y añade que lo ideal es un jardín de invierno, que no sea calefaccionado. Si no se puede conseguir este tipo de ambiente, Heinrich Beltz aconseja una habitación fresca en el sótano, donde tal vez tenga que procurarse un poco más de luminosidad. "Con una luz adicional encendida de diez a doce horas, las plantas de cítricos sobreviven a la temporada de frío en nuestras latitudes", añade. Y comenta que una señal de que la planta no recibe suficiente luz puede ser la pérdida de hojas. El cepellón de la planta no puede secarse por completo. Tim Kreuselberg detalla que las plantas que son importadas del sur de Europa suelen crecer en un sustrato lodoso y pesado. "De esta manera, se mantiene bien la humedad y prácticamente no es necesario regar", especifica. En tanto, si la planta cítrica se encuentra en un sustrato con un elevado contenido de humus, hay que observar de manera regular si aún cuenta con suficiente humedad. Regar mal, ya sea demasiado poco o en exceso, puede provocar la pérdida de hojas. Airee los cuarteles de invierno Además, la humedad en el ambiente debe ser lo más elevada posible. Pero esto no es motivo para no proceder a su aireación, porque resulta de gran importancia para prevenir las infecciones con hongos. "Si las plantas están frescas, húmedas y juntas, se formará moho", advierte Beltz, quien es autor de libros sobre el tema. Y en caso de que esto ocurra a pesar de la ventilación periódica, hay que cortar las partes infestadas de las plantas. Si, por el contrario, el aire es demasiado seco, las plagas como la araña roja y las cochinillas se multiplicarán con fuerza y debilitarán las plantas. Entonces estas también perderán por ejemplo sus hojas. Los productos fitosanitarios especiales a base de aceite pueden resultar de ayuda en este caso. Sáquelas nuevamente al aire libre en cuanto suban las temperaturas La fase de descanso debe ser lo más breve posible. Por lo general en abril (en el hemisferio norte) las plantas pueden volver a colocarse en balcones y terrazas. No tardarán en aparecer nuevos brotes, generalmente en combinación con una flor. Lo mejor es proteger todavía el cepellón con un material aislante de poliestireno al inicio, para alejarlo del frío del suelo. Y debería tener preparado un fieltro térmico para poder envolver rápidamente las plantas y mantener su calor cuando amenacen heladas nocturnas. Pero también debe preservarse a las plantas cítricas del primer calor de la primavera, porque los rayos fuertes del sol pueden provocar quemaduras. Por lo tanto, es mejor trasladar las plantas de cítricos al exterior durante un periodo nublado u ofrecerles sombra con un fieltro durante los primeros días para que se acostumbren. Regar mucho en primavera En la fase de crecimiento a partir de la primavera, la planta debería recibir más agua que en invierno y recibir regularmente nutrientes. Kreuselberg recomienda aplicar un abono especial para cítricos con el agua una vez a la semana. "En el caso de las plantas cítricas, realmente tiene sentido utilizar un producto especial", apunta Heinrich Beltz. Porque los limones, naranjas y demás son por un lado sensibles ante las sales y, por el otro, necesitan sobre todo oligoelementos en el abono. Por lo tanto, no se las debería regar sin un cuidado especial. Beltz recomienda intercambiar agua de lluvias y del grifo, para que el valor del pH se estabilice de manera óptima entre el 5,5 y el 6,5. dpa