Por Kirsty Needham y Praveen Menon
SÍDNEY/WELLINGTON, 17 ene (Reuters) - Una señal de socorro fue detectada en un grupo de islas aisladas y bajas del archipiélago de Tonga tras la enorme erupción volcánica y el tsunami del sábado, dijo Naciones Unidas, lo que causaba una especial preocupación por sus habitantes.
Los informes iniciales indicaron que no había víctimas masivas en la isla principal de Togatapu, pero se informó de la desaparición de dos personas y de que la capital, Nuku'alofa, sufrió graves daños, al igual que centros turísticos y viviendas de las playas occidentales de la isla, según la ONU.
La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) dijo en su actualización del lunes que "no se puede descartar una mayor actividad volcánica" y que solo hubo heridos leves, pero que aún no se habían realizado evaluaciones formales, especialmente en las islas exteriores, ya que las comunicaciones están muy afectadas.
La isla volcánica deshabitada de Hunga-Tonga-Hunga-Ha'apai prácticamente desapareció tras la explosión, según imágenes de satélite de unas 12 horas después. El archipiélago del Pacífico quedó cubierto de ceniza y las nubes volcánicas se extendieron a países situados a miles de kilómetros al oeste.
La OCHA dijo que no había habido ningún contacto desde el grupo de islas de Ha'apai y que había "especial preocupación" por dos pequeñas islas bajas: Fonoi y Mango, donde se había detectado una baliza de socorro activa. Según el Gobierno de Tonga, 36 personas viven en Mango y 69 en Fonoi.
Los expertos dijeron que el volcán, que entró en erupción por última vez en 2014, llevaba activo desde alrededor de un mes antes de que el magma ascendente, sobrecalentado a unos 1.000 grados Celsius, se encontrara con el agua de mar a 20 grados, provocando una explosión instantánea y masiva.
La inusual y "asombrosa" velocidad y fuerza de la erupción indicaba que podía haber una fuerza mayor en juego que el simple encuentro del magma con el agua, dijeron los científicos.
Australia y Nueva Zelanda enviaron vuelos de vigilancia el lunes para evaluar los daños y el ministro australiano para el Pacífico, Zed Seselja, dijo que la policía visitó las playas e informó de graves daños con "casas tiradas por todas partes".
El impacto de la erupción se sintió en lugares tan lejanos como Fiyi, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Japón. Dos personas se ahogaron en una playa del norte de Perú debido a las altas olas provocadas por el tsunami.
El jefe adjunto de la misión de Tonga en Australia, Curtis Tu'ihalangingie, dijo que a su país le preocupa el riesgo de que las entregas de ayuda propaguen el COVID-19 a la isla, que está libre de la enfermedad.
"No queremos traer otra ola, un tsunami de COVID-19", dijo a Reuters por teléfono. "Cuando la gente ve una explosión tan grande quiere ayudar", dijo, añadiendo que los diplomáticos de Tonga también están preocupados por algunos esfuerzos de recaudación de fondos privados e instaron al público a esperar hasta que se anuncie un fondo de ayuda para el desastre.
Cualquier ayuda que se envíe a Tonga tendrá que ser puesta en cuarentena, y es probable que no se permita el desembarco de personal extranjero en los aviones, afirmó.
Las comunicaciones internacionales se han visto gravemente obstaculizadas por los daños sufridos por un cable submarino, cuyo restablecimiento podría llevar más de una semana, y Australia y Nueva Zelanda están ayudando con las llamadas por satélite, indicó.
Las redes telefónicas de Tonga se han restablecido, pero la ceniza estaba suponiendo un importante problema sanitario, al contaminar el agua potable.
"La mayoría de la gente no es consciente de que la ceniza es tóxica y mala para respirar, tienen que llevar mascarilla", dijo Tu'ihalangingie.
(Reporte adicional de Emma Farge; escrito por Philippa Fletcher; editado en español por Tomás Cobos y Carlos Serrano)