El maestro del anime Mamoru Hosoda hace películas que, incluso en su forma más elaborada, pueden alcanzar alturas emocionales tan asombrosas que parecen superar cualquier expectativa que se pueda tener de una cinta animada, o de cualquier otro tipo.
Cualquier cineasta japonés talentoso que trabaje con animación fantástica inevitablemente genera comparaciones con el gran Hayao Miyazaki. Pero la piedra de toque más apropiada para Hosoda podría ser Yasujirō Ozu. Por deslumbrantes que puedan ser las películas de Hosoda visual o conceptualmente, están arraigadas en historias humanas simples y profundas.
Su película anterior, la nominada al Oscar “Mirai” (“Mirai: mi pequeña hermana”), es una de las mejores sobre familia realizadas en los últimos años. Se trata de un niño de 4 años que, al lidiar con el nacimiento de su hermanita y confrontar nuevos sentimientos de celos, es visitado por su hermana del futuro, ya preadolescente. Con otros viajes en el tiempo, el niño comienza a tener más empatía y comprensión.
En su nuevo filme, “Belle” (estrenado el miércoles en cines de Estados Unidos y con fechas de estreno próximas en México, Chile y Argentina), Hosoda tiene una trama más complicada. Es una versión ultramoderna de “La Bella y la Bestia” que transforma el cuento de hadas a un metaverso digital llamado “U”. Ahí, en una extensión digital vertiginosa que satisfará a cualquier fanático de “Matrix” que se haya sentido defraudado por los mundos virtuales de “The Matrix Resurrections” (“Matrix Resurrecciones”), sus 5.000 millones de usuarios pueden adoptar cualquier personaje que deseen.
Suzu, de 17 años (cuya voz en japonés hace Kaho Nakamura), se une a regañadientes a U como un avatar llamado Belle, que tiene una belleza más exótica que la modesta y tímida Suzu. En U, las canciones de Belle se hacen famosas, muy al contrario de la vida real de Suzu, donde una de sus pocas amigas, Hiroka (Rina Izuta), es una genio de las computadoras que le ayuda a crear a Belle. En U, Belle se topa con el villano del metaverso, el Dragón (o la Bestia), que es perseguido por una fuerza policial que quiere la paz y el libre comercio en U.
Podría pensarse que un anime de “La Bella y la Bestia” convertido en una parábola de internet suena un poco demasiado elaborado, muy alejado de la sabia simplicidad de Ozu. Efectivamente es mucho lo que Hosodo procesa aquí, y “La Bella y la Bestia” no siempre parece una forma útil para todas las ideas que flotan en la película. Por momentos, “Belle” tiene algunos tropiezos bajo su gran ambición.
Pero el corazón de la película sincera de Hosodo nunca flaquea. Al desarrollarse en el Japón actual y el U virtual, tiene los pies firmemente plantados en la realidad. Nuestra primera visión de Suzu es como una niña que ve a su madre, en un acto de valentía y humildad, perdiendo la vida al salvar a un niño de una inundación. La pérdida y el dolor han consumido la infancia de Suzu; su transformación virtual en Belle es una oportunidad para liberarse de sus problemas cotidianos. La música es parte del lazo que la une a su madre. Con ese antecedente trágico, la forma en la que tratamos a los desconocidos es parte de las lecciones de U, donde el anonimato encubre por igual a personas buenas y malas. En general, es una mirada sorprendentemente positiva sobre la capacidad del internet para la conexión y la liberación. Pero lo que es más impresionante es cómo Hosodo une ambas realidades a pesar de sus grandes diferencias. Cada mundo brilla. Las nubes son tan fascinantes como cualquier cosa en U.
Al final de cuentas la película reside de manera íntima con Suzu. A pesar de todo lo que sucede, “Belle” está profundamente acorde con los dolores, los recuerdos y los sueños de su protagonista. Cada momento revolotea entre su pasado y su presente, la realidad y la realidad virtual. Estos mundos convergen finalmente en una escena de sorprendente catarsis, una canción interpretada no por Belle sino por Suzu, en uno de los momentos más intensamente hermosos que posiblemente verás... en cualquier parte.
“Belle”, un estreno de GKIDS, tiene una clasificación PG (que sugiere cierta orientación de los padres) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por contenido temático, violencia, diálogos y material brevemente sugestivo. Duración: 121 minutos. Tres estrellas y media de cuatro.
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Jake Coyle está en Twitter como http://twitter.com/jakecoyleAP.