Los Ángeles (EE.UU.), 10 ene (EFE).- Entre demandas de justicia y en favor de una reforma a las agencias del orden en Estados Unidos, familiares, amigos y defensores de los derechos civiles dieron este lunes el ultimo adiós en Los Ángeles a la adolescente chilena Valentina Orellana Peralta, quien murió por un disparo de un policía de la ciudad el pasado 23 de diciembre.
El reverendo Al Sharpton, prominente líder de los derechos civiles en Estados Unidos, fue el encargado de dar el mensaje principal en el funeral, en el que pidió vehementemente “justicia" para la adolescente de 14 años y una reforma a las agencias policiales en todo el país.
Orellana Peralta, quien había inmigrado a Estados Unidos con su madre hacía seis meses desde Chile, murió en medio de un operativo del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) para detener a un sospechoso de agredir a clientes en una tienda de ropa en el sector de North Hollywood.
El operativo de agentes del LAPD se dio tras varias llamadas de alerta sobre un posible asalto con arma mortal en la tienda Burlington Coat Factory.
Al llegar, los oficiales comenzaron una búsqueda, durante la cual localizaron a una mujer ensangrentada y, a poca distancia, un sospechoso. Uno de los policías disparó tres veces con su rifle automático contra el hombre, que murió en la escena.
Al menos una bala atravesó la pared de un probador donde Valentina se encontraba con su madre, Soledad Peralta. La adolescente murió en los brazos de su mamá.
"No es racional que (la Policía) entre en una tienda dos días antes de Navidad y persiga a un hombre sin que se hubiera podido realizar una desescalada de la situación", consideró Sharpton, quien recordó las décadas de denuncias contras el LAPD tras la golpiza propinada por oficiales de esa corporación en 1991 al afroamericano Rodney King, un suceso que desató revueltas que marcaron la historia de la ciudad.
"No es normal disparar de esa manera tan irresponsable", insistió el reverendo, y señaló que 31 años después de lo de King aún siguen presentándose esta clase de situaciones. "¿Cuánto más les va a tomar arreglarlo y hacerlo correctamente?", cuestionó.
En el mismo sentido se pronunció el abogado Ben Crump, que ha representado a numerosas familias de personas muertas a manos de la Policía y que representa al padre de Valentina. "No se va a lavar las manos la Policía de Los Ángeles justificando sus acciones al derramar la sangre de un inocente", insistió el abogado.
El jefe del LAPD, Michel Moore, prometió transparencia en las investigaciones y lamentó el hecho desde el mismo día en que ocurrió el tiroteo. La semana pasada el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, prometió una investigación sobre el hecho.
El fiscal general de California, Rob Bonta, también realiza una investigación.
William Dorsey Jones Jr., de 42 años, fue el oficial que disparó. El agente afroamericano actualmente está de licencia pagada mientras se investiga el hecho.
Los padres de Valentina, Juan Pablo Orellana y Soledad Peralta, recordaron a su hija, que irónicamente consideraba a los Estados Unidos el país más seguro del mundo.
"Lamentablemente se equivocó. Solo vino a este país a encontrar su muerte", dijo Orellana en el servicio, a la vez que agradeció a la comunidad su apoyo y alentó a seguir con los pedidos de justicia. "No queremos una Valentina más asesinada", declaró.
El funeral fue realizado en la iglesia pentecostal City of Refuge Church, a donde asistieron decenas de líderes comunitarios y cientos de miembros de la comunidad que han realizado varias protestas en días pasados por la muerte de la adolescente.
Los restos de Valentina permanecerán en Estados Unidos. Soledad Peralta ha dicho que espera quedarse en el país unos años más ayudando a otros inmigrantes.