El nuevo Parlamento iraquí se reunió por primer vez el domingo, en un ambiente eléctrico: insultos, diatribas, "agresiones" y, finalmente, la elección del presidente de la Asamblea fue boicoteada por uno de los polos del chiismo político. ¿Por qué tantas tensiones? ¿Retardará esto la formación de un nuevo gobierno?
-¿Qué ocurrió el domingo en el Parlamento?:
Los 329 diputados electos en las legislativas anticipadas del 10 de octubre fueron convocados a la sesión inaugural del Parlamento con el fin de elegir a su presidente.
Sin embargo, la sesión estuvo marcada por altercados y la "agresión" contra el presidente encargado de dirigirla, en un contexto poselectoral con fuertes tensiones, inclusive episodios de violencia armada.
Sobre todo dejó en evidencia la animosidad que sacude a la "casa chiita" y sus dos principales integrantes: el líder Moqtada Sadr y el Marco de Coordinación, que aglutina a varios partidos, incluido el proiraní Alianza de la Conquista, vidriera política del Hashd al Shabi.
Moqtada Sadr reivindica la victoria de su corriente que, con 73 escaños, afirma ser la formación mayoritaria y por lo tanto capaz de designar al primer ministro y un gabinete "mayoritario", o sea, ya sin el apoyo de todos los partidos chiitas como era hasta ahora el caso, pero sí por una coalición junto a dos formaciones sunitas y un partido kurdo.
Sus grandes adversarios en el Marco de Coordinación ven las cosas de manera diferente. Una fuente de éste afirmó a la AFP que es el movimiento mayoritario en el hemiciclo, merced a 88 diputados fruto de alianzas.
Luego de que el Marco de Coordinación se atribuyera el primer puesto en la sesión, saltaron los insultos y diatribas por parte de los sadristas. Inclusive, quien presidía la sesión, Mahmud al Mashadani, fue "atacado", de acuerdo a un diputado kurdo, quien no identificó a los agresores.
Tras una hora de suspensión, los diputados reelegieron al sunita Mohamed al Halbusi al frente del Parlamento, pero la votación fue boicoteada por los representantes electos del Marco de Coordinación.
- ¿Quid del nuevo gobierno?:
La costumbre es que la "casa chiita" logre consenso respecto a una personalidad para que dirija el gobierno.
Pero Moqtada Sadr brega por un "gobierno mayoritario". La reelección, el domingo, de Al Halbusi al frente del Parlamento demuestra que la corriente sadrista, el Taqadom (partido de Al Halbusi) y el kurdo PDK "buscan colaborar entre ellos en el futuro", considera el politólogo Hamza Hadad. Y esto, por encima de las diferencias religiosas y étnicas.
"En teoría", prosigue, "estos tres componentes pueden por lo tanto imponer a su candidato a la presidencia de la República (electo por el Parlamento) y al cargo de primer ministro".
Un líder del Marco de Coordinación, entrevistado por la AFP, reconoce que la designación del próximo primer ministro corresponde al mayor "bloque parlamentario. Si los sadristas se unen al PDK y a los sunitas, serán ellos", afirma.
En cambio, explica, en caso de que el nombramiento del primer ministro siga siendo una cuestión de consenso entre los partidos chiitas, como fue siempre el caso antes de la última consulta legislativa, entonces el Marco de Coordinación "gozaría de la ventaja".
Éste se inclina por la designación del exprimer ministro, Nuri al Maliki. Algo que es impensable para los sadristas que, no obstante, no presentaron a nadie para reemplazar al actual primer ministro, Mustafá al Kazimi.
Por lo tanto, la pregunta no se vincula tanto con la identidad del futuro jefe del gobierno sino más bien con la coalición que pueda designarlo.
- ¿Más inestabilidad?:
"Me cuesta ver a uno de los dos bandos permitir que el otro lidere tranquilamente la formación del gobierno sin él", analiza Hamza Hadad.
"El mayor temor es que se registren combates entre grupos armados, dado que los sadristas cuentan con facciones armadas, al igual que algunos de los partidos que integran el Marco de Coordinación, inclusive también la Alianza de la Conquista", se inquieta.
Esta última sufrió una severo revés legislativo, con apenas 17 escaños contra 48 en el Parlamento saliente. Los partidarios del Hashd al Shabi, del cual la Alianza es el escaparate político, se manifestaron por hacer anular la consulta, empañada por un "fraude", en su opinión, pero su recurso fue desestimado por la justicia.
Las tensiones alcanzaron su punto máximo el 7 de noviembre, cuando el primer ministro Mustafá al Kazimi escapó a un atentado con explosivos contra su residencia, el cual no ha sido reivindicado.
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