Sídney (Australia), 29 dic (EFE).- El Gobierno progresista de la primera ministra, Jacinda Ardern, tendrá que definir su posición respeto a China en 2022, mientras se enfrenta a otros retos mayores como el cambio climático o el terrorismo.
CHINA COMIENZA A PREOCUPAR
Nueva Zelanda se ha mostrado tradicionalmente conciliador respecto a su relación con China, pero la creciente influencia de Pekín sobre la naciones insulares del Pacífico y la situación de los derechos humanos en China ha comenzado a inquietar a la nación oceánica.
La ministra neozelandesa de Exteriores, Nanaia Mahuta, por ejemplo evidenció el giro de la política internacional al condenar el 25 de diciembre la erosión democrática sobre el territorio de Hong Kong y las acciones de Pekín que dañan la libertad y los derechos y amenazan la autonomía de la antigua colonia británica.
ACTIVOS FRENTE A LA CRISIS CLIMÁTICA
El Gobierno de Ardern es de los países más activos en aprobar medidas y compromisos frente al reto de la crisis climática, que ya afecta especialmente a sus vecinos del Pacífico, como Vanuatu o Kiribati.
El Ejecutivo impulsó a lo largo del años numerosas baterías de políticas encaminadas a combatir este problema y en octubre, por ejemplo, se convirtió en el primer país que obliga al sector financiero a informar sobre el impacto medioambiental provocado por sus inversiones.
EL PROBLEMA DEL TERRORISMO
Dos años después del ataque supremacista contra dos mezquitas de la ciudad de Christchurch, que dejó 51 muertos, el país oceánico volvió a sufrir en sus carnes un nuevo ataque supremacista, esta vez perpetrado por un yihadista, aunque se zanjó solo con la muerte del asaltante.
Este último ataque aceleró la aprobación de una nueva ley antiterrorista, que criminaliza la planificación de atentados.
REAPERTURA DURANTE LA PANDEMIA
La estrategia de "contagios cero" implementada por Ardern de manera efectiva durante más de un año contra la pandemia, ha evolucionado hacia nuevas medidas para convivir con el virus y el compromiso desde octubre de no obligar a más confinamiento por parte del Ejecutivo.
Sin embargo, el territorio neozelandés sigue estando prácticamente blindado al exterior, salvo algunas burbujas de viaje sin cuarentena con las islas de Pacífico, y se enfrenta al reto de iniciar su reapertura en fases al exterior.
RECONOCIMIENTO DE DERECHOS DE LOS MAORÍES
Entre los miembros del actual Ejecutivo se encuentran varios prominentes políticos maoríes, mientras el Gobierno de Ardern continúa dando pasos hacia el reconocimiento y la reparación de los daños históricos causados a la población maorí.
En un discurso ante cientos de personas, Ardern reconoció en agosto que las comunidades del Pacífico siguen "sufriendo y llevando las cicatrices" de las redadas en las que eran el principal objetivo de la Policía antiinmigración entre 1974 y 1976, cuando la economía neozelandesa sufría por la primera crisis del petróleo.