El papa Francisco llamó el viernes a los fieles a "amar la pequeñez" en un nuevo alegato por la humildad durante la tradicional misa de Nochebuena en la Basílica de San Pedro de Roma.
Unas 2.000 personas, según la sala de prensa del Vaticano, asistieron a la celebración, con mascarilla y sentadas a distancia las unas de las otras.
Entre los presentes en la ceremonia, celebrada en varios idiomas, había embajadores y representantes de otras confesiones cristianas, así como más de 200 sacerdotes, obispos, y cardenales. Los fieles que se quedaron sin entrada pudieron seguir la misa desde el exterior, en la plaza de San Pedro, a través de pantallas gigantes.
En su homilía, el pontífice argentino de 85 años invitó a los fieles a "amar la pequeñez" como "camino para la verdadera grandeza" y a "redescubrir las pequeñas cosas de la vida".
Llamando a la Iglesia a ser "adoradora, pobre y fraterna", Jorge Mario Bergoglio, infatigable defensor de los más vulnerables, alertó contra la "indiferencia" frente a la pobreza. "Jesús al nacer estaba rodeado precisamente de los pequeños, de los pobres (...) cerca de los olvidados de las periferias. Viene de donde la dignidad del hombre es puesta a prueba", subrayó.
"Volvamos a los orígenes: a lo esencial de la fe, al primer amor, a la adoración y a la caridad", insistió el santo padre.
Esta es la segunda misa de Navidad consecutiva en tiempos de covid. En 2020, solo 200 personas, en su mayoría empleados del pequeño Estado del Vaticano, pudieron asistir a misa debido a las restricciones por la pandemia.
El jueves, el papa ya había pedido a la Curia romana que mostrara "humildad" y "sobriedad" y que huyera de la "mundanalidad" y el "orgullo" durante sus tradicionales saludos navideños.
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