En piamontés, la palabra "countach", es una exclamación de asombro. Y así fue exactamente cómo reaccionó el sector cuando el diseñador Marcello Gandini desveló el Countach LP500 en el Salón del Automóvil de Ginebra en la primavera de 1971. Se trataba de un deportivo en forma de cuña, un monocasco no dibujado con un lápiz, sino tallado directamente en la chapa con bordes ásperos y afilados y puertas que se abrían como tijeras. Uno que, desde cualquier perspectiva, era muy diferente de todo lo que se conocía hasta ese momento. El coche se presentó en el puesto de la empresa italiana Bertone, de la cual Marcello Gandini era jefe de diseño, pero la que se encontraba detrás no era otra que la prestigiosa Lamborghini. En aquella época, el Lamborghini Miura, también fabricado por Bertone, era quizás el modelo más bello de la época y acababa de ser modernizado. Lamborghini ya estaba planeando la sucesión y había contratado a Gandini para que diseñara el nuevo modelo. El diseñador rompió radicalmente con las viejas tradiciones, no solo introduciendo un nuevo estilo, sino incluso haciendo una excepción con el nombre: en lugar de honrar a otro toro famoso, adoptó la onomatopeya que indicaba asombro. A la vista de las entusiastas reacciones de Ginebra, no es de extrañar que Lamborghini se viera inundada de pedidos y cheques en blanco y se precipitara al desarrollo en serie. Sin embargo, pasaron más de dos años antes de que se presentara el modelo de producción del Countach LP400 de 275 kW/376 CV en el Salón del Automóvil de París en 1973. El modelo fue fabricado a partir de 1974 en varias etapas evolutivas hasta 1990. "El Countach era provocador y polarizador, hacía que la gente sonriera y se quedara mirándolo", recuerda el actual jefe de diseño de Lamborghini, Mitja Borkert, en retrospectiva. "Y con su diseño radical e intransigente, dio forma a todos los coches que fabricamos posteriormente". Según Alessandro Farmeschi, director de Servicio de la sede de Lamborghini en Sant'Agata y responsable del departamento de coches clásicos Polo Storico, el revolucionario diseño se extendió también a otras marcas: "El Countach marcó el estilo de todos los superdeportivos que vinieron después". El desarrollo de la serie puede haber tardado un poco, pero en cuanto el Countach salió a la carretera, no hubo quien lo parara, y eso no ha cambiado hasta el día de hoy. No solo que sigue pareciendo como de otro planeta, sino que la sensación de conducción es tan galáctica como siempre. Los 335 kW/455 CV de potencia del modelo plateado de la Edición 25 Aniversario de 1988 pueden haber dejado de ser tan espectaculares, y la velocidad máxima de 300 km/h la pueden alcanzar ahora incluso modelos de gama media preparados. Sin embargo, cuando el motor de doce cilindros y 5,2 litros se enciende en la parte trasera y lanza el coche hacia delante con un par motor de 500 Nm, el espectáculo es inigualable. Una vez que los neumáticos, demasiado pequeños para los estándares actuales, han calentado sus anchas bandas de rodadura, no hay curva que se les resista. Incluso 50 años después, el Countach sigue circulando con avidez y descaro por las montañas del norte italiano. El Countach no es un coche sin defectos. Y de eso ya se percata el conductor al entrar, ya que se requiere una cierta agilidad para cruzar el ancho umbral y deslizarse hacia el asiento por la puerta en forma de guillotina bajo el techo plano de solo 1,07 metros de altura. El espacio para los pies es pequeño, la cabeza casi toca el techo. Por cierto, el conductor tampoco puede ver realmente nada: el parabrisas no ofrece mucha más visibilidad que la rendija de un buzón. El diseño más radical de su época, un rendimiento galáctico y un efecto a largo plazo que perdura hasta hoy. Para el experto alemán en coches clásicos Frank Wilke, de la empresa de análisis de mercado Classic-Analytics, esto convierte al Countach en uno de los pocos iconos del mundo de los automóviles. Y definitivamente, en el iniciador del segmento de los superdeportivos. Hasta que coches como el Porsche 918, el McLaren P1 o, por supuesto, el Bugatti Veyron llegaran a definir la clase de los hipercoches, el género de vehículos creado por el Countach dominó la solitaria cima del mundo de los coches súper rápidos. Pero, a pesar de todo el entusiasmo, el Countach siempre ha tenido una imagen un tanto sosa: "Como Lamborghini, a diferencia de Ferrari, no se dedicaba a las carreras en aquella época, muchos envidiosos y críticos negaban al Countach la finura y la seriedad necesarias", asevera Wilke. Y el hecho de que el coche apareciera a veces en los barrios rojos europeos no contribuía a mejorar su imagen. "Pero en retrospectiva, la reputación del Countach como chico malo ciertamente no dañó su fama", acota Wilke, citando los orgullosos precios a los que se venden los modelos en la actualidad: 800.000 euros o más. Y casi ninguno puede conseguirse por menos de 250.000 euros (aproximadamente 280.000 dólares estadounidenses). Para 2022, Lamborghini ha presentado una nueva edición del Countach limitada a 112 unidades. El modelo presenta su característica forma de cuña, equipa un motor V12 híbrido suave y cuenta con 599 kW/814 CV de potencia. La velocidad máxima asciende a 355 km/h. Todas las unidades de la serie, de dos millones de euros cada una, ya tienen comprador. dpa