¿Qué ventajas tienen los cursos intensivos de programación?

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ARCHIVO - Cursar un campamento de codificación requiere un compromiso intensivo con el aprendizaje, pero augura una formación redituable. Foto: Uwe Anspach/dpa
ARCHIVO - Cursar un campamento de codificación requiere un compromiso intensivo con el aprendizaje, pero augura una formación redituable. Foto: Uwe Anspach/dpa

Para aprender una profesión y obtener un título se necesitan sin duda algunos años. Las llamadas escuelas o campamentos de codificación, sin embargo, prometen cursos intensivos de unas pocas semanas o meses que capacitan en un área específica de desarrollo de software. 

El nombre mismo de estas oportunidades de aprendizaje comparativamente nuevas también pretende indicar que lo que ofrecen es novedoso y diferente de los métodos de aprendizaje convencionales.

La mayoría de los cursos duran entre tres y seis meses. La formación se dirige principalmente al sector de las tecnologías de la información, en el que, según la asociación alemana del sector digital Bitkom, hay más de 80.000 vacantes de trabajadores cualificados.

Por ello, la asociación valora positivamente las nuevas ofertas de capacitación. Daniel Breitinger, responsable de política educativa de Bitkom, las describe como una formación de nivel básico apta especialmente para aquellos que cambian de carrera: "Se obtienen conocimientos actuales de forma rápida y práctica".

Los cursos están diseñados para que los estudiantes puedan trabajar posteriormente como desarrolladores web o Java, como analistas de datos o bien como expertos en diversos sistemas en la nube.

Solo en Alemania hay más de una docena de proveedores. La formación es intensiva: durante el día, las clases tienen lugar en el aula virtual de la escuela de codificación, por las tardes y los fines de semana a menudo hay que superar otros "retos de codificación", ya sea solo o en equipo.

Como incentivo para compensar el rigor del programa, algunos proveedores garantizan un puesto de trabajo al finalizar la formación. Otros proporcionan los contactos necesarios con empresas y asesoran a los graduados en su búsqueda de empleo.

Ambas formas tienen sus ventajas e inconvenientes. Si bien un puesto de trabajo garantizado proporciona seguridad, también puede suceder que el estudiante se comprometa con un empleador para el que ya no quiera trabajar después del curso.

Muchos de los cursos se dirigen explícitamente a aquellos que cambian de carrera. Conocimientos previos de informática no suelen ser un requisito: en las pruebas de selección y en las entrevistas, lo principal es evaluar la motivación, la resistencia, la comprensión técnica general y la capacidad de aprendizaje de los candidatos.

"Cada participante tiene que pasar por varias entrevistas preliminares", señala Steffen Zoller, fundador y director general del instituto alemán Digital Career Institute (DCI). Los cursos, originalmente fundados como una iniciativa para integrar a los refugiados en las profesiones digitales, están ahora abiertos a todos los interesados.

La cuota de estudiantes que abandonan la formación es baja. Zoller lo atribuye principalmente al proceso de selección: "Rechazamos una proporción muy relevante de solicitantes". El responsable del instituto añade que aprender a programar puede compararse con aprender un idioma extranjero: si se quiere ser bueno rápidamente, hay que estar dispuesto a aprender mucho.

Daniel Breitinger ve en estos programas otra ventaja: "Los campamentos de entrenamiento son una buena idea si primero se quiere probar si a uno le gusta trabajar, por ejemplo, con datos".

Los precios de los cursos son bastante elevados, por lo que merece la pena comparar, no solo la duración y el contenido, sino también las condiciones de pago. Algunos proveedores, por ejemplo, ofrecen la opción de pagar solo después de obtener un empleo.

Si se parte de una situación de desempleo, muchas de las cualificaciones pueden financiarse a través de un bono de formación de las agencias de empleo. En algunos casos, el empleador paga los costes de la formación.

Según Steffen Zoller, la gran ventaja de las escuelas de codificación frente a otras ofertas educativas es el hecho de que están orientadas específicamente a las necesidades del mercado laboral de las TI.

Algunos programas se desarrollan conjuntamente con las empresas. La multinacional francesa de consultoría informática Capgemini, por ejemplo, colabora con la academia alemana AW Academy desde 2020. Los expertos en sistemas en la nube que egresan de la academia pueden incorporarse a Capgemini una vez completado el programa con éxito.

"Así obtenemos de inmediato toda una serie de graduados que pueden hacer exactamente lo que necesitamos", explica Steffen Riedling, de Capgemini. "Especialmente en vista de la escasez de trabajadores cualificados, los programas de cualificación para aquellos que se incorporan al sector desde otras ramas son para nosotros valiosas herramientas adicionales de contratación".

A pesar de que la formación es mucho más corta, los contratados tienen el mismo nivel que un joven profesional con una licenciatura en informática o matemáticas. "Puede que los conocimientos no tengan la misma amplitud que tras un estudio universitario, pero son mucho más prácticos", afirma Riedling.

En un aspecto, considera que los participantes de la escuela de codificación tienen una clara ventaja: "Como suelen tener ya experiencia profesional, abordan la resolución de problemas de forma mucho más madura y estructurada. Por eso suelen llegar a puestos de dirección con relativa rapidez".

De hecho, los conocimientos informáticos pierden rápidamente actualidad, y deben renovarse y ampliarse constantemente. Riedling puntualiza que, en ese sentido, un campamento de codificación completado con éxito también prevé esta situación: "Tras él se sabe cómo aprender y superar dificultades".

dpa

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