CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Entre flores, una imagen de la Virgen de Guadalupe y un mariachi que cimbró la arena a grito de “sigo siendo el rey”, México despedía el domingo por la noche a Vicente Fernández.
Con una ceremonia de cuerpo presente en su estado natal, Jalisco, el público le dio un último adiós al gigante de la música regional mexicana que falleció por la mañana a los 81 años, después de meses de enfermedad y hospitalización.
“Fue un honor y un gran orgullo compartir con todos una gran trayectoria de música y darlo todo por su público”, dijo su familia al confirmar el deceso en un mensaje por redes sociales que terminaba con el hashtag #ChenteSigueSiendoElRey, en alusión a su apodo, “Chente”, y a una de las más famosas canciones de mariachi.
Con los compases de “El Rey”, seguidos de “México Lindo”, se dio inicio al funeral público en el rancho de Los Tres Potrillos, a las afueras de Guadalajara, un último adiós sobre un escenario y con el sobrero charro posado en el ataúd antes del sepelio privado que tendría lugar el lunes.
Fernández, que inmortalizó canciones como “El rey” -como también le apodaban- , “Volver, volver” y “Lástima que seas ajena”, fue galardonado con tres Grammy y nueve Latin Grammy, el más reciente a mejor álbum de música ranchera/mariachi por “A mis 80’s” en noviembre.
Amante del fútbol y los palenques, vendió más de 50 millones de discos, apareció en más de 30 películas, abanderó a generaciones de artistas y se convirtió en uno de los intérpretes más representativos de la música tradicional de México.
Las reacciones populares comenzaron desde primera hora. Algunos seguidores empezaron a improvisar canciones a la puerta del hospital donde murió. Actos similares se vieron en las plazas públicas más simbólicas para los mariachis tanto de la capital de Jalisco como en Ciudad de México.
“Transmito mi pésame a familiares, amigos y millones de admiradores de Vicente Fernández, símbolo de la canción ranchera de nuestro tiempo, conocido y reconocido en México y en el extranjero”, escribió en Twitter el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador.
En Estados Unidos, el presidente Joe Biden también expresó sus condolencias en su cuenta oficial de Twitter (@POTUS) el domingo por la noche: “El mundo de la música ha perdido un ícono. La música de Vicente Fernández creó recuerdos para millones. Enviamos nuestro más sentido pésame a su familia y a todos los que lo amaban. Vicente será recordado por las generaciones venideras”.
En sus últimos años, Fernández tuvo toda una serie de afecciones de salud. Le habían extirpado casi la mitad del hígado por un tumor, padeció una trombosis pulmonar y luego le operaron tres hernias que surgieron tras la cirugía hepática. Fue hospitalizado en agosto pasado por una infección renal y por una lesión en las cervicales consecuencia de una caída que sufrió en su rancho. Desde entonces, permaneció internado y sus dolencias físicas fueron en aumento.
“Un 12 de diciembre se va Vicente Fernández, que tantas mañanitas cantó a La Guadalupana”, lamentó Alejandra Frausto, secretaria de Cultura de México, destacando la coincidencia del deceso y el día de la Virgen de Guadalupe. “Un millón de mariachis acompañen tu camino”.
En abril de 2016, se despidió de los escenarios con el concierto “Un azteca en el Azteca”, en un abarrotado Estadio Azteca en la Ciudad de México, ante cerca de 85.000 espectadores que viajaron desde todas partes del país, Estados Unidos, Colombia y el resto de Latinoamérica para esta histórica presentación.
Jesús Alberto Ramírez, originario de Sinaloa y que viajó a Guadalajara para festejar sus 50 años de casado, no dudó en ir a la Plaza de los Mariachis de esa localidad nada más de enterarse de la noticia. Era “único en su género", dijo. "Su interpretación, su carisma, todo eso en conjunto lo engrandecía", dijo desde la plaza donde Fernández develó su estatua ecuestre en 2019.
“Traía mucha música para adoloridos”, resumió el artesano Juan Albino Escobar, de 50 años cuya esposa viene de una familia de mariachis de Tlaquepaque, un suburbio de Guadalajara.
Vicente Fernández Gómez nació el 17 de febrero de 1940 en el pueblo de Huentitán El Alto. Pasó la mayor parte de su niñez en el rancho de su padre, a las afueras de Guadalajara. Solía decir que el sueño de ser artista se realizó gracias al apoyo de su madre, Paula Gómez de Fernández, un ama de casa y que lo alentó a aprender la música folclórica. Lo llevó tanto a ver películas de la Época de Oro del cine mexicano que Fernández soñaba ser como el mítico cantante Pedro Infante (1917-1957)
A los 14 años ganó un concurso amateur de una televisora en Guadalajara y desde entonces empezó a presentarse en bares y restaurantes. La fama le llegó en 1966 cuando, tras la muerte de Javier Solís, otro grande de la música regional, la empresa CBS México (hoy Sony Music) lo contrató y grabó “Perdóname” y “Palabra del Rey”, sus primeros éxitos.
En la década de 1970 debutó en el cine con la película “Tacos al carbón” y se apuntó un éxito con “La Ley del Monte” de 1976, cuya banda sonora — también interpretada por Fernández — fue igualmente popular, incluyendo la canción homónima que se convirtió en uno de sus temas más característicos.
A muchos mexicanos, como Esmeralda Martínez, de 42 años, lo que más les gustaba de Fernández era su cercanía con el público. “El ser humilde con la gente, con el pueblo... dejando que la gente se le arrimara”, señaló esta empleada de una fábrica.
Martínez recordó que la última vez que vio a Fernández en vivo fue en una presentación gratuita frente al Hospicio Cabañas de Guadalajara tras develar su estatua, y en la que, a pesar de su avanzada edad, mantenía su voz intacta. “Una voz muy bonita, muy fuerte, una voz que no ocupaba nada, a pesar de su edad, un señorón”, dijo.
El domingo por la noche su viuda, María del Refugio Abarca Villaseñor, junto a sus hijos Vicente Jr., Gerardo y Alejandro, su hija adoptiva, Alejandra, nietos y cientos de familiares, amigos y su público le despedían a son de mariachi en su lugar favorito, su rancho.
Alejandro Fernández, un hincha del Atlas, estaba programado para cantar el himno nacional en la ceremonia previa a la final del torneo Apertura del fútbol mexicano, pero se vio forzado a cancelar su presentación.
Aunque el ’Charro de Huentitán” era seguidor de Chivas, el Atlas le rindió un homenaje con un minuto de aplausos previo al encuentro ante León mientras sonaba la canción “Volver, volver”, uno de sus más grandes éxitos.
“No dejaremos de aplaudir”, escribió Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco. Ni las cantinas mexicanas dejarán de cantarle y tomar tequilas a su salud.
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Los periodistas de The Associated Press María Verza y Carlos Rodríguez en la Ciudad de México, Refugio Ruiz en Guadalajara contribuyeron a este despacho.