Nueva Caledonia, un estratégico territorio francés en el Pacífico, celebra el domingo su último referéndum pactado sobre su autodeterminación, en el que, a diferencia de los anteriores, los independentistas no participarán por la situación sanitaria.
"¿Quiere que Nueva Caledonia acceda a la plena soberanía y sea independiente?". A esta pregunta deben responder el domingo los 185.004 caledonios llamados por tercera vez a las urnas.
Previstos en el marco del proceso de descolonización iniciado con los Acuerdos de Matignon, los dos referendos anteriores en noviembre de 2018 y octubre de 2020 se saldaron con una victoria del no a la secesión: 56,7% y 53,3%, respectivamente.
Sin embargo, pese al ajustado resultado, los independentistas llamaron en vano a su aplazamiento a septiembre de 2022 al considerar que la epidemia de covid-19 que sacude el archipiélago desde septiembre les impide desarrollar una "campaña justa".
Nueva Caledonia, que cuenta con 270.000 habitantes, ha estado durante mucho tiempo libre de covid-19, pero una ola de la variante delta ha dejado 279 muertos desde septiembre. La población kanak rechaza votar ya que asegura estar en duelo.
Pese a varias semanas de retroceso, la circulación del virus sigue siendo activa con un tasa de incidencia que osciló en los últimos días entre 80 y 100 casos por cada 100.000 habitantes, lo que incitó al gobierno a seguir adelante.
Los independentistas advirtieron que no reconocerán el resultado y que lo denunciarán ante Naciones Unidas. Pero para el ministro francés de Ultramar, Sébastien Lecornu, su ausencia "no impide" que el referendo sea legal.
Los contrarios a la secesión continuaron su campaña, sobre todo a distancia, para lograr una gran movilización que muestre que "de forma mayoritaria y unida" desean continuar en Francia, en palabras del jefe del gobierno caledonio Thierry Santa.
- Tablero mundial -
Rodeado de deslumbrantes playas de arena blanca y aguas turquesas, Nueva Caledonia es uno de los pocos archipiélagos que Francia controla diseminados por el mundo, un legado de la construcción del imperio del siglo XIX.
Su estratégica posición en el océano Pacífico Sur quedó patente en los pasados meses cuando Francia se reivindicó como una nación del Indopacífico, tras un pulso diplomático con Australia y Estados Unidos, en la 'crisis de los submarinos'.
Por ello, según los analistas, el resultado del referéndum será seguido de cerca a nivel internacional, especialmente por China, en el punto de mira de la alianza lanzada por Washington y Camberra y que busca aumentar su influencia.
Si Nueva Caledonia se independiza, China podría buscar "privar a Francia de un punto de acceso a la región", según Zack Cooper, del centro de reflexión conservador American Enterprise Institute (AEI), que apunta también a la influencia de Europa y Estados Unidos en el Pacífico.
De hecho, "todos los Estados melanesios se han convertido en satélites de China", subraya Bastien Vandendyck, analista en relaciones internacionales. "Solo le falta Nueva Caledonia para cerrar el collar de perlas chinas de Melanesia (...) a las puertas de Australia", agrega.
Pero si este archipiélago francés, que alberga una cuarta parte de las reservas mundiales de níquel, decide continuar en Francia, ¿cómo unir a todos los caledonios y en torno a qué proyecto?
En junio en París, los actores caledonios acordaron con el Estado que después del 12 de diciembre se abriría "un período de estabilidad y de convergencia" antes de un "referéndum de proyecto" para junio de 2023.
Sin embargo, el mantenimiento de la tercera consulta representa para parte de los independentistas "una declaración de guerra", lo que deja planear el fantasma de la violencia de los años 1980.
Décadas de resentimiento, sobre todo por las miles de hectáreas de tierra arrebatadas a los pueblos indígenas por los colonizadores, culminaron en enfrentamientos mortales en 1988.
La violencia, que se cobró más de 70 vidas, condujo a los Acuerdos de Matignon de 1988 y al de Numea de 1998, que allanaron el camino hacia el proceso de descolonización negociado y progresivo, inédito en la historia francesa.
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