Por Alan Charlish y Felix Hoske
VARSOVIA, 8 dic (Reuters) - El número de personas LGBT polacas con depresión aumentó en más de la mitad entre 2017 y 2020, según un nuevo estudio, en medio de lo que los activistas dicen que es la creciente intolerancia impulsada por el gobierno profundamente conservador.
Los derechos de los homosexuales, bisexuales y personas trans se han convertido en una cuestión profundamente divisiva en la Polonia predominantemente católica.
Los conservadores religiosos condenan lo que dicen que es una "ideología" empeñada en destruir la familia tradicional, mientras que los polacos más liberales exigen tolerancia e igualdad de trato para lo que consideran una minoría oprimida.
Alrededor del 44% de las personas LGBT declararon haber experimentado síntomas graves de depresión en 2019-2020, frente al 28% en 2017, según el estudio del Centro de Investigación de Prejuicios de la Universidad de Varsovia encargado por el grupo Campaña contra la Homofobia, que se publicó el martes.
Los encuestados LGBT dijeron que sus familias se habían vuelto menos tolerantes con ellos durante el período encuestado, con el 61% de las madres y el 54% de los padres aceptando a los hijos LGBT en 2020, por debajo del 68% y el 59% respectivamente en 2017.
El informe se basó en una encuesta en línea realizada entre diciembre de 2020 y febrero de 2021 en la que participaron 22.883 personas.
Preguntado por los resultados, el ministro del gabinete, Michał Wójcik, dijo a Reuters que las personas LGBT y heterosexuales eran iguales según la Constitución de Polonia, pero que el gobierno estaba tomando medidas para impedir que la "ideología LGBT" se impusiera en las escuelas.
Para el artista de 21 años Kosma Ugniewski, la falta de aceptación social de su homosexualidad había contribuido a su caída en la depresión, citando la retórica anti-LGBT de los políticos conservadores.
"(El gobierno) está intentando poner una máscara en la cara de la gente, unos anteojos a través de los cuales se supone que la sociedad debe mirar", declaró a Reuters. "La gente ni siquiera tiene una opinión, pero escucha a los políticos y recibe los impulsos que éstos le envían".
(Reporte de Alan Charlish, Felix Hoske, Anna Wlodarczak-Semczuk y Pawel Florkiewicz; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)