Una veintena de extrabajadores de una empresa japonesa que opera en Ecuador desde 1963 reclamaron este jueves de manera pacífica en Quito el cumplimiento de una sentencia por un caso de esclavitud moderna.
En las afueras de la Defensoría del Pueblo los exobreros de la compañía Furukawa gritaban "queremos justicia" y "Furukawa nunca más". Algunos llevaban atadas a sus cuellos las fibras de abacá, que produce la empresa en 32 haciendas que se extienden por la costa ecuatoriana.
El fallo de última instancia dictado en abril pasado "estableció que hubo servidumbre de la gleba, violación de derechos humanos, se estableció responsabilidad de la empresa por estos hechos, se estableció una indemnización (...) nada de esto se ha cumplido", dijo en rueda de prensa Patricia Carrión, una de las abogadas de los 123 exobreros que denunciaron a la companía.
El reclamo de los extrabajadores se dio en el marco del Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud.
La Fiscalía determinó que en la empresa -presente en las provincias de Santo Domingo de los Tsáchilas, Los Ríos y Esmeraldas- los trabajadores tenían entre 13 y 70 años y en su mayoría eran campesinos, afrodescendientes y analfabetos.
"Nosotros nacíamos en Furukawa y a partir de los ocho años nos tocó empezar a hacer labor en la empresa", contó Mayra Valdez, una de las extrabajadoras que participó en la manifestación.
En Ecuador la servidumbre de la gleba es considerada una forma contemporánea de esclavitud. Por este caso, la Fiscalía acusó de trata de personas a un gerente y dos exgerentes de Furukawa, en un proceso que sigue abierto.
Carrión explicó que tiene previsto presentar también una acción de protección ante la Corte Constitucional ecuatoriana porque "no se ha garantizado el derecho a la reparación y sobretodo se ha liberado al Estado de responsabilidad".
La firma, subsidiaria de la japonesa FPC Marketing, es propietaria de unas 23.000 hectáreas en Ecuador.
La nación andina es el segundo productor mundial de abacá, una fibra vegetal utilizada para fabricar papel fino y en las industrias textil y automotriz.
Los exobreros acusan a Furukawa de violar derechos humanos y obligar a trabajar en condiciones infrahumanas y sin ningún tipo de servicio básico a sus empleados en las plantaciones, donde laboraban familias completas, incluidos niños.
En 2020 la venta de la fibra de abacá generó 32,7 millones de dólares, mientras que de enero a agosto de 2021 las ventas alcanzaron los 24,3 millones.
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