El nuevo MacBook Pro ofrece mayor potencia y más puertos

Guardar
HANDOUT - El MacBook Pro
HANDOUT - El MacBook Pro es apto sobre todo para el trabajo profesional, para tareas de simple oficina móvil sigue siendo demasiado caro. Foto: Apple Inc./dpa - ATENCIÓN: Sólo para uso editorial con el texto adjunto y mencionando el crédito completo

Apple lleva años desarrollando con gran éxito sus propios chips para los dispositivos iPhone y iPad. Pero cuando la compañía californiana anunció en el verano boreal de 2020 que también equiparía los ordenadores Mac con sus propios procesadores, muchos observadores reaccionaron sorprendidos. Sin embargo, la millonaria apuesta está dando sus frutos, también en la nueva generación de MacBook Pro. 

El nuevo MacBook Pro está disponible en dos variantes, que se diferencian entre ellas principalmente por el tamaño de la pantalla: 14 y 16 pulgadas. Las configuraciones que se ofrecen son múltiples.

El modelo básico es el de 14 pulgadas, y está equipado con el procesador (CPU) M1 Pro de Apple con 8 núcleos de procesamiento, 6 de los cuales garantizan el máximo rendimiento. Los 2 núcleos de eficiencia restantes se hacen cargo de los trabajos rutinarios con un consumo austero de energía. Apple también incluye un chip gráfico (GPU) con 14 núcleos.

La configuración más completa consta de una CPU M1 Pro Max con 10 núcleos, una unidad GPU con 32 núcleos gráficos y varios extras que se supone que aceleran la edición de vídeo y potencian la inteligencia artificial. Esta escala de equipamiento no solo está reservada para el modelo de 16 pulgadas, sino que también está disponible para el modelo más pequeño.

El equipo de 16 pulgadas con CPU M1 Pro podría ser claro motivo de preocupación para el primer ejecutivo de Intel, Pat Gelsinger. Su rival Apple, al que recientemente se refirió como una "empresa de estilo de vida", ya ha demostrado su superioridad con la variante mejorada del M1 Pro. Tal como se esperaba, con el M1 Pro Max, la empresa de Cupertino vuelve a superar sus propias prestaciones.

El MacBook Pro está en condiciones de editar un vídeo en resolución 8K sin ninguna dificultad, y permite cambiar el color y los datos en bruto, moverse por la línea de tiempo y realizar la edición de la película sin que ni siquiera se encienda el sistema de ventilación del dispositivo.

El retraso entre la pulsación del botón de reproducción de material no editado y el inicio real del vídeo es tan corto que ni siquiera se puede medir. Con un sistema Intel, este llega a uno ó dos segundos.

Si bien el programa de edición Finalcut Pro utilizado ya ha sido optimizado por Apple para la nueva familia de chips, la ventaja en cuanto a velocidad también se consigue con muchos programas que no provienen de Apple. 

Los programas de Adobe (entre ellos, Photoshop, Premiere, Lightroom) han dejado de estar disponibles solo en una versión Intel que puede ser ejecutada en los portátiles M1 con ayuda del software Rosetta 2. Rosetta es un entorno de programación (emulación) de Apple que puede traducir programas escritos para procesadores Intel para utilizarlos con procesadores ARM tales como los chips M1.

Los programas de Microsoft Office, como Word, Excel y PowerPoint, tampoco necesitan ya un entorno Rosetta. Por cierto, durante el uso de programas de Apple, como Finalcut Pro o el software de audio Logic Pro, el MacBook ofrece este máximo rendimiento en funcionamiento con batería.

Otra innovación a destacar es la pantalla de los nuevos MacBook, que equipa la misma tecnología mini-LED que los iPad Pro y ofrece contrastes extremadamente fuertes. En el uso diario, apenas se nota la muesca ubicada en el centro del borde superior de la misma.

Al igual que en los teléfonos móviles, este módulo, o "notch", alberga la cámara, una LED y los sensores de luz. Algunos proveedores de software aún tienen que adaptar sus programas para que ciertos elementos del menú no queden escondidos detrás de la muesca.

A destacar en esta rúbrica es la cámara web, que ofrece por fin la calidad necesaria para garantizar una buena imagen durante las videoconferencias.

La nueva generación de MacBook para uso profesional también promete interesantes perspectivas para los usuarios que no están constantemente haciendo malabarismos con material de vídeo de alta resolución o creando animaciones 3D en Cinema 4D, sino que realizan en el portátil trabajos técnicamente más sencillos. 

Apple no solo ha dotado a sus últimos modelos de una enorme potencia de CPU, sino que también ha tomado algunas decisiones fundamentales que hacen que la espera del nuevo MacBook (sin Pro) sea de lo más emocionante.

En cuanto a diseño, los nuevos MacBook son un poco más gruesos. El modelo de 16 pulgadas tiene doce milímetros más de altura que el modelo de 13 pulgadas del año pasado. Apple aprovecha el espacio para dotar al MacBook de más conexiones (puertos). Por ejemplo, vuelve a haber una ranura para tarjetas de memoria SD (XDXC), que muchos usuarios han echado en falta en los MacBook de los últimos años.

La ranura no es compatible con el nuevo y más rápido estándar UHS-3, pero el UHS-2 ya ofrece generosos 300 megabytes por segundo. Lo principal es que se puede prescindir de un cable. Lo mismo ocurre con el puerto HDMI, que los usuarios echaron de menos en el modelo anterior.

En este caso, Apple tampoco ha optado por la mejor variante posible (HDMI 2.1), pero el HDMI 2.0 gestiona la resolución 4K a 60 hertzios (Hz). Los que quieran manejar una resolución de monitor más alta pueden hacerlo a través de una de las cuatro tomas USB-C con Thunderbolt 4.

Apple vuelve a suministrar el conector de alimentación Magsafe, al menos en el modelo de 16 pulgadas. Este está unido a un cable USB-C con un poderoso adaptador de 140 vatios que pesa 293 gramos. En comparación con las versiones anteriores de Magsafe, el imán mantiene el cable de alimentación un poco más ajustado a la carcasa. El modelo de 16 pulgadas también se puede cargar a través de un cable USB-C convencional, que es, sin embargo, un poco más lento que el modo de carga rápida con Magsafe.

Una innovación interesante es la toma de auriculares, que también admite auriculares de alta impedancia sin detrimento alguno de los auriculares convencionales. Hasta ahora, los dispositivos de alta impedancia tendían a sonar muy bajos sin un amplificador adicional. Con la nueva toma del MacBook Pro, esto ha dejado de ser un problema.

La barra táctil, TouchBar, ha desaparecido. La estrecha franja de pantalla táctil sobre el teclado clásico se introdujo en 2016 con el entonces MacBook Pro. Sin embargo, esta no había encontrado muchos seguidores, entre otros porque la barra OLED personalizable no era compatible con el software de muchos fabricantes. 

En conclusión, con el nuevo MacBook Pro, Apple continúa su exitoso cambio a los procesadores ARM. Al mismo tiempo, la compañía admite que la visión perseguida sobre todo por el antiguo jefe de Diseño Jony Ive, según la cual los dispositivos cada vez más delgados debían arreglárselas con el menor número posible de interfaces, no era la mejor solución. 

Si la variedad de puertos llega ahora también a los MacBook más asequibles, los portátiles de Apple encontrarán muchos clientes fieles más allá del ámbito profesional. Para un simple trabajo de oficina móvil, un MacBook Pro sigue siendo demasiado caro.

Los precios comienzan en algo menos de 2.250 euros (aproximadamente 2.500 dólares estadounidenses) para el modelo de 14 pulgadas (CPU de 8 núcleos, GPU de 14 núcleos, 16 gigabytes (GB) de RAM, 512 GB de almacenamiento SSD), y llegan hasta unos impresionantes 6.850 euros para el modelo superior (16 pulgadas, CPU M1 Max con 10 núcleos, GPU de 32 núcleos y un chip Neural Engine con 16 núcleos, 64 GB de RAM, 8 TB de almacenamiento SSD).

dpa

Guardar