Josephine Baker es honrada en el Panteón de Francia

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PARÍS (AP) — La voz de Josephine Baker resonó el martes por calles de la famosa margen izquierda del Sena en París mientras se reproducían grabaciones de su extraordinaria carrera comenzando una elaborada ceremonia para incorporarla al monumento Panteón. Baker se sumó a franceses ilustres honrados en el sitio como la científica Marie Curie, el filósofo Voltaire y el escritor Victor Hugo.

Oficiales del ejército cargaron un ataúd sobre una alfombra roja que se extendía por cuatro calles empedradas desde el Jardín de Luxemburgo hasta el Panteón. Las medallas militares de Baker fueron colocadas sobre el ataúd envuelto en la bandera tricolor francesa el cual contenía tierra de su natal Missouri, tierra francesa y del lugar donde fue enterrada, Mónaco. Los restos de Baker permanecerán en Mónaco a pedido de su familia.

El presidente francés Emmanuel Macron rindió homenaje en un discurso a “una heroína de guerra, luchadora, bailarina, cantante, una mujer negra defendiendo a la gente negra, pero primero que nada, una mujer negra defendiendo a la humanidad. Estadounidense y francesa. Josephine Baker luchó en tantas batallas, con ligereza, libertad y alegría”.

Baker se convirtió también en la primera ciudadana nacida en Estados Unidos y la primera artista escénica en ser inmortalizada en el Panteón.

No sólo ha sido elogiada por su carrera artística de fama mundial sino por su papel activo en la Resistencia Francesa durante la Segunda Guerra Mundial, sus acciones como activista por los derechos civiles y sus valores humanistas, que mostró a través de la adopción de 12 niños de todas partes del mundo. Nueve de ellos asistieron a la ceremonia del martes entre otros 2.000 invitados.

El homenaje comenzó con la canción Baker “Me revoilà Paris” (estoy de regreso en París). El coro del ejército francés interpretó la canción de la Resistencia Francesa lo que hizo que la gente los ovacionara.

La canción emblemática de Baker, “J’ai deux amours” (tengo dos amores) fue tocada después por una orquesta compañando la voz de Baker en la plaza del Panteón.

Durante un espectáculo de luces proyectadas sobre el monumento, Baker se podía escuchar diciendo “creo que soy una persona que ha sido adoptada por Francia. Eso desarrolló especialmente mis valores humanistas, y es la cosa más importante en mi vida”.

El homenaje incluyó el famoso discurso “I have a dream” de Martin Luther King. Baker fue la única mujer que habló antes de él en la marcha de Washington en 1963.

Nació en St. Louis, Missouri, y se convirtió en una megaestrella en la década de 1930, especialmente en Francia, a donde se mudó en 1925 tratando de escapar del racismo y la segregación en Estados Unidos.

“El simple hecho de tener una mujer negra entrando al Panteón es histórico”, dijo a The Associated Press el académico francés Pap Ndiaye, quien es afrodescendiente y experto en movimientos por los derechos de las minorías en Estados Unidos.

“Cuando llegó se sorprendió primero, como muchos afroestadounidenses que se establecieron en París por la misma época, ... por la ausencia de racismo institucional. No había segregación ... no había linchamientos. (Había) la posibilidad de sentarse en un café y ser atendido por un mesero blanco, la posibilidad de hablar con gente blanca, (tener) un romance con gente blanca”, dijo Ndiaye.

“No significa que el racismo no existía en Francia, pero el racismo francés ha sido más sutil, no tan brutal como las formas estadounidenses de racismo”, agregó.

Baker era una de varios afroestadounidenses prominentes, especialmente artistas y escritores, que encontraron refugio en Francia después de las guerras mundiales, incluyendo también al escritor e intelectual James Baldwin.

Ellos estaban “conscientes del imperio francés y las brutalidades de la colonización francesa, sin duda. Pero también estaban teniendo una mejor vida en general que la que habían dejado en Estados Unidos”, dijo Ndiaye, quien también dirige un museo oficial sobre migración.

Baker se volvió rápidamente famosa por sus rutinas de baile con una falda de bananas y encantó al público de los teatros de París.

Sus shows eran controversiales, subrayó Ndiaye, porque muchos activistas anticoloniales creían que ella era “la propaganda de la colonización cantando la canción que los franceses querían que cantara”.

Baker sabía bien de los “estereotipos que las mujeres negras tenían que enfrentar”, dijo Ndiaye. “También se distanció de esos estereotipos con sus expresiones faciales ... que era una forma para ella de reír de alguna manera de la gente que la veía”.

“No hay que olvidar que cuando llegó a Francia tenía apenas 19 años, era casi iletrada ... tuvo que construir su consciencia política y racial”, agregó.

Baker se convirtió en ciudadana francesa después de casarse con el industrial Jean Lion en 1937. Ese mismo año se mudó al suroeste de Francia en el castillo de Castelnaud-la-Chapelle.

“Josephine Baker puede ser considerada la primera superestrella negra. Es como la Rihanna de la década de 1920”, dijo Rosemary Phillips, una artista nacida en Barbados y copropietaria del parque de Baker en el suroeste de Francia.

Phillips dijo que una de las damas que creció en el castillo y conoció a Baker dijo: ”¿Te puedes imaginar a una mujer negra en la década de 1930 en un auto con chofer, un chofer blanco, que aparece y dice ‘me gustaría comprar 1.000 acres (400 hectáreas) aquí’?”

En 1938, Baker se unió a lo que actualmente se llama LICRA, una prominente liga antirracismo que desde hace años había impulsado su inclusión al Panteón.

Al año siguiente comenzó a trabajar para los servicios de inteligencia contra los nazis, recopilando notablemente información de oficiales alemanes a los que conocía en fiestas. Después se unió a la Resistencia Francesa, usando sus actuaciones como fachada para sus actividades como espía durante la Segunda Guerra Mundial.

En 1944, Baker se convirtió en segunda teniente en un grupo femenino de la Fuerza Aérea del Ejército Francés de Liberación del general Charles De Gaulle.

Tras la guerra se involucró en política antirracista y se volvió activista por los derechos civiles. Fue la única mujer que habló en la Marcha de Washington en 1963 antes del famoso discurso “I Have a Dream” de Martin Luther King.

Hacia el final de su vida tuvo problemas financieros, fue desalojada y perdió sus propiedades. Recibió apoyo de la princesa Grace de Monaco, quien como ella era artista estadounidense y ofreció a Baker un lugar para vivir con sus hijos.

Alberto II, hijo de Grace y príncipe de Mónaco, honró a Baker como una “gran dama” en una ceremonia el lunes en el cementerio donde está enterrada. Parafraseando al poeta francés Louis Aragon, dijo que Baker era francesa “no por nacimiento pero por preferencia”.

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Los periodistas de AP Jamey Keaten y Arno Pedram en Castelnaud-la-Chapelle, Francia, y Bishr Eltouni en Mónaco contribuyeron a este despacho.

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