Islamabad, 26 nov (EFE).- El reciente suicidio en Pakistán de una pareja de jóvenes enamorados, separados por la imposición de una boda que los padres concertaron a la novia, ha puesto de relieve una vez más las dificultades para que prosperen los matrimonios por amor, una minoría en este conservador y tradicional país islámico.
Adnan Ali y Muqaddas Bibi, ambos de 19 años, tomaron veneno el pasado 4 de noviembre en el patio de una escuela en su pueblo natal, situado en el distrito nororiental de Faisalabad. Fueron declarados muertos a su llegada al hospital.
La pareja se suicidó durante la boda que los padres de Bibi habían organizado con un hombre de su elección.
"Cuando llegamos al lugar, ambos se retorcían de dolor en el suelo y estaban vomitando", dijo a Efe el padre de Adnan, Muhammed Ramzan.
Arshad Bogan, un oficial de Policía encargado de investigar el suceso, explicó a Efe que la pareja había pedido a sus familiares el permiso para casarse.
"Un día antes del incidente, Adnan dijo a su hermana mayor que se suicidaría si no se casaba con Bibi, aunque su familia no lo tomó en serio", dijo Bogan.
Los parientes de la pareja se habían opuesto a la boda debido a que los jóvenes pertenecían a castas diferentes.
Aunque el islam no reconoce el sistema de castas, esta jerárquica organización de la sociedad está muy presente en Pakistán y otros países del Sur de Asia como la India.
El padre de Adnan afirmó sin embargo a Efe que su hijo nunca le habló de su deseo de casarse con la joven.
"Si me hubiese preguntado, habría ido a pedir la mano de Muqaddas para mi hijo", lamentó.
El suceso fue escuetamente detallado en la prensa local, pero está lejos de ser un incidente aislado en el conservador Pakistán.
El país, donde según la Comisión de Derechos Humanos se quitaron la vida un total de 1.735 personas en 2020, no cuenta con datos oficiales del número de personas que cometen suicidio debido a los matrimonios forzosos, aunque ocasionalmente los sucesos relacionados con este tipo de ceremonias dan el salto a la prensa local.
MATRIMONIOS CONCERTADOS COMO NORMA
En Pakistán los matrimonios concertados por la familia son la norma, fijados en base a diferentes factores como la casta, el origen étnico o el estatus socioeconómico de la pareja.
En el caso de las mujeres, la mayor parte de las familias consideran estar en su derecho a casarlas con el hombre que ellos creen es el adecuado, dijo a Efe la exdirectora de la comisión nacional para la condición de la mujer, Khawar Mumtaz.
"No se pide el consentimiento de la mayoría de las mujeres", dijo Mumtaz, antes de añadir que "algunas son forzadas y otras puede que no, solo se les dice que su matrimonio ha sido organizado".
Enamorarse de una persona equivocada en Pakistán se puede pagar con la muerte, y los crímenes de honor, asesinatos llevados a cabo por familiares por una afrenta moral, son frecuentes. La ONG Comisión de Derechos Humanos de Pakistán reportó 488 muertos -326 mujeres y 162 hombres- solo en 2019.
Mumtaz afirmó que los matrimonios por amor suponen un porcentaje muy bajo de los registrados en Pakistán.
De acuerdo con un estudio de Gallup realizado en 2019 en el país asiático, el 85 % de los encuestados afirmaron que se casaron por medio de un matrimonio concertado, y solo el 5 % se casaron por amor.
Como explicó a Efe el director del Consejo de Ideología Islámica paquistaní, Qibla Ayaz, la imposición de matrimonios concertados se debe más a la costumbre del país que a las normas dictadas por el islam.
"El islam otorga el derecho tanto a la mujer como al hombre de dar su consentimiento antes de casarse", recordó Ayaz.
Amjad Ali