Londres, 25 nov (EFE).- El fútbol inglés está cerca de cambiar para siempre. El proyecto llamado "Fan-led review" pretende amplificar la voz de los aficionados en el fútbol inglés y proteger sus intereses para que situaciones como la creación de la Superliga europea y la compraventa del Newcastle United no se puedan volver a repetir.
Esta revisión de la situación del aficionado inglés en el fútbol ha sido llevada a cabo por la diputada Tracey Crouch y un panel de expertos, que confían en la creación de un órgano independiente a la Premier League que tenga voz y voto a la hora de supervisar las grandes operaciones de este deporte.
Crouch tiene claro que si este organismo hubiera existido antes, la compra del Newcastle no hubiese sido un proceso tan oscuro y secreto, lo que llevó a los clubes a pedir la dimisión del presidente de la Premier League, Gary Hoffman, sino que hubiese sido más transparente. "No puedo decirte si se hubiera parado la venta del Newcastle porque no conozco todos los detalles sobre lo que pasó, pero sí que se hubiera investigado más", dijo Crouch.
Una de las quejas actuales por lo ocurrido con el Newcastle es la inexistencia de una política clara a la hora de dejar entrar a un nuevo propietario a la liga. Esto ha sido criticado por permitir la llegada de capital de Arabia Saudí, un país sobre el que pesan acusaciones de violaciones de derechos humanos. Para tratar de paliar estas situaciones, el proyecto incide en un "test" a dueños y propietarios que será realizado por una comisión independiente, no por la Premier, para evitar que sus intereses económicos interfieran en la decisión.
Además, se llevará a cabo este test cada tres años, y los nuevos dueños, para poder hacerse con el control del equipo, tendrán que probar sus conocimientos sobre la herencia cultural e histórica de los clubes y demostrar sus planes de futuro.
El objetivo es acercarse a un modelo parecido al 50+1 del fútbol alemán, para impedir que los clubes puedan tomar decisiones que afecten al futuro, como el caso de la Superliga, sin tener en cuenta lo que pueda decir la afición.
Así se establecerá un derecho a veto que pertenecerá a los aficionados y que podrán utilizar en decisiones clave como la venta del estadio o el cambio de nombre del mismo. La afición también tendrá su representación en la junta, pero no a modo anecdótico, como ocurre ahora mismo en clubes como el Chelsea, que cedió en este sentido para contentar a su gente tras el escándalo de la Superliga.
Además de cómo incidirá esta medida en el capítulo de las decisiones, también tendrá un impacto económico importante, y es que los clubes de la Premier League tendrán que pagar un porcentaje, a modo de impuesto, por cada traspaso que hagan. Así se asegurará la sostenibilidad de la pirámide del fútbol inglés. Este porcentaje podría ser hasta del 10 % y, según los datos aportados por el proyecto, la recaudación anual, si se hubiera aplicado en los últimos cinco años, habría sido de 160 millones de libras.
En total, en el documento se aportan 47 recomendaciones que se intentarán llevar a cabo en los próximos años, algunas como la vuelta del consumo de bebidas alcohólicas a las gradas, cláusulas obligatorias por ascensos y descensos en los contratos de los jugadores, planes de inclusión, igualdad y diversidad en cada club y una revisión del sistema de ayudas a los equipos que descienden.
Las propuestas han sido aplaudidas por la gran mayoría de organismos en Inglaterra. La Premier League manifestó que saben de la importancia de recuperar la confianza de los aficionados para el éxito de la competición, mientras que la EFL destacó la necesidad de revisar el sistema de ayudas económicas a los descensos para "evitar las grandes diferencias financieras".
"De verdad que creo que este proyecto es bueno para el deporte. Va a poner al fútbol inglés en una situación sostenible a largo plazo. Animará a la inversión y llevará a cabo mejoras que han sido necesarias durante muchas décadas", añadió Crouch.
Manuel Sánchez Gómez