CARACAS (AP) — El sistema electoral venezolano se veía puesto a prueba el domingo, cuando se esperaba que millones de votantes del país suramericano decidieran miles de puestos en unas vigiladas elecciones regionales.
Los comicios se celebrarían bajo la mirada de más de 130 observadores internacionales, la mayoría de la Unión Europea, lo que cumplía las demandas expresadas durante años por los opositores del presidente, Nicolás Maduro.
Los principales partidos de la oposición participarían en unas elecciones por primera vez en cuatro años, una decisión tomada en las ahora suspendidas negociaciones entre el oficialismo y sus rivales.
Más de 21 millones de venezolanos podían votar en unas 3.000 elecciones, que decidirían 23 gubernaturas y 335 alcaldías. Había más de 70.000 candidatos inscritos.
Maduro termina su mandato en 2025. Lo que estaba en juego el domingo era la legitimidad del Consejo Nacional Electoral, acusado a menudo de establecer condiciones favorables a los aliados de Maduro y que en los últimos años descalificó a partidos y a algunos de los candidatos más populares de la oposición.
Los observadores internacionales se repartieron por Venezuela para supervisar aspectos como la equidad, acceso de medios, actos de campaña y descalificación de candidatos. Se esperaba que presentaran un informe preliminar a principios de la semana que viene y un análisis en profundidad el año que viene.
Es la primera vez en 15 años que Venezuela celebra elecciones con observadores de la UE. En votaciones anteriores, la supervisión extranjera se limitaba básicamente a organizaciones electorales regionales y multilarerales afines al gobierno venezolano.
La participación en los comicios estatales y municipales venezolanos es normalmente baja. El pico de abstención ha rondado el 70%.
Al margen de los resultados, la votación del domingo podría dar lugar a nuevos líderes opositores, consolidar alianzas y trazar las líneas a seguir por los adversarios de Maduro, que llegan a estos comicios diezmados por las fracturas internas, a menudo derivadas de la frustración por no haber podido expulsar del poder a los herederos del fallecido presidente Hugo Chávez.
“Lo que vamos a ver es una pelea por el segundo lugar porque el segundo lugar va a significar, simbólicamente, cuál es la oposición a la que se debe parar más”, eso dejará en evidencia quién es “la segunda fuerza” del país y qué segmento de la oposición la representa”, dijo el académico venezolano Félix Seijas, director de la firma de estudios de investigación estadística Delphos.