Fundadora de Theranos testifica a la defensiva en juicio por fraude en EEUU

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Elizabeth Holmes, estrella de la biotecnología venida a menos, declaró el viernes en el juicio que enfrenta por fraude en Estados Unidos, en una apuesta de defensa arriesgada donde se describió a sí misma como una innovadora comprometida que gastó sus ahorros y abandonó una universidad de élite para perseguir su visión.

Holmes enfrenta potencialmente décadas tras las rejas si es declarada culpable de los cargos de fraude electrónico y conspiración para cometer fraude electrónico.

Se la acusa de estafar a inversionistas en su altamente publicitada start-up de análisis de sangre Theranos, que llegó a estar valorada en miles de millones y que colapsó por los reclamos de fraude y una serie de artículos del Wall Street Journal, en 2015, que cuestionaban la efectividad de las máquinas.

"Empecé hablando con mis padres, me dejaron llevar el dinero ahorrado para mi universidad para trabajar en mi patente, luego fui a recaudar o pedir dinero prestado", dijo a un tribunal federal en San José, California, el corazón de Silicon Valley.

Holmes lanzó Theranos en 2003 a los 19 años, y eventualmente prometió que sus máquinas de diagnosis podrían ejecutar varios análisis a bajo precio y con solo unas pocas gotas de sangre.

Abandonó la Universidad de Stanford en 2004, diciendo que "dedicó todo su tiempo a la investigación", una descripción que contradice las acusaciones de los fiscales de que simplemente vendió una mentira para engañar a los inversores.

Holmes, ahora de 37 años, subió al estrado luego de que los fiscales probaran su caso el viernes, tras 11 semanas de testimonios de más de dos docenas de testigos.

Su elección de testificar en su propia defensa conlleva riesgos significativos, ya que los fiscales pueden atacar cualquier inconsistencia entre lo que dice en el tribunal y sus numerosas declaraciones públicas.

Holmes saltó a la fama al convencer a importantes patrocinadores, periodistas y socios comerciales de que su idea podía traducirse en realidad y cambiar la forma en que funcionaba la atención médica.

A través de su imagen, adoptó el simbolismo de Silicon Valley y vestía un suéter de cuello alto negro semejante al de Steve Jobs, atrajo a partidarios de alto perfil como Rupert Murdoch y el exjefe del Pentágono de Jim Mattis.

Su defensa dijo en los alegatos iniciales que no es culpable más que de intentar y no realizar una idea visionaria.

De ser hallada culpable, podría ser encarcelada hasta por 20 años por cada cargo.

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