San José, 5 Nov 2021 (AFP) - Al soldado Nicaragua le pidieron ser fuerza de choque del Ejército para repeler las protestas contra el gobierno de Daniel Ortega en 2018. Dijo que no y se convirtió en enemigo. Por eso huyó de Nicaragua y se exilió en Costa Rica.El 3 de agosto de ese año, aún con su país convulsionado, Erick Nicaragua, ese es su apellido, atravesó la frontera terrestre por un punto ciego. Su esposa Amanda llegó un mes después con sus dos hijos.La familia Nicaragua está entre los 103.500 nicaragüenses que, según Migración, solicitaron refugio en Costa Rica desde 2018, temiendo lo peor. Hay activistas políticos, periodistas, líderes campesinos, estudiantes, músicos... de todo estrato social.Muchos apoyaron o participaron en las manifestaciones que estallaron el 18 abril de 2018, cuya represión dejó más de 300 muertos y unas 150 personas aún detenidas, según organismos de derechos humanos. Erick, de 35 años, no quiso caer en prisión.Este domingo, Ortega, en el poder desde 2007, buscará un cuarto mandato consecutivo, con sus principales rivales detenidos, a los que acusa de conspiración."Uno se siente impotente de no estar en el terreno dando apoyo. Pero nuestros familiares nos dicen que resistamos acá (...) Hay que buscar una salida negociada [de Ortega del poder], no hay otra manera", señala este explorador submarino de las Fuerzas Especiales. - "Todavía me duele" - Erick cuenta a la AFP que miembros del Ejército le ofrecieron ser parte de las fuerzas de choque. "Me rehusé y me dijeron, claramente, que me volví un objetivo (...). No me iba a prestar para asesinar al pueblo", afirmó.Natural de Masaya, punto álgido de las manifestaciones, apoyó al bando contrario."Como tenía experiencia militar, comencé apoyando a jóvenes que no tenían experiencia sobre cómo protegerse. A partir de ahí sufrí constante persecución. Los paramilitares entraron a mi casa, me dañaron todo. Hasta regaron vidrios en las camas de los niños", añade. Amanda dice que en la Marcha del Día de las Madres del 30 de mayo de 2018 vio "cosas horribles". "Vi a jóvenes morir con balas en la cabeza y el cuello. Miré mucha injusticia y me sentí atada de manos", relató. Tres años después, su hogar es de lata y madera, en lo alto de una ladera de 800 metros, en una zona pobre de San José. Cuando llueve, el agua entra por el techo.Ahora él trabaja de guardia nocturno y su esposa vende pinolillo, bebida típica nicaragüense. La familia creció, pues nació un tercer hijo, costarricense."Fue doloroso dejar mi país. Todavía me duele porque me hace falta mi mamá, mis hermanos, el ambiente, mi negocio. Duele saber que no tengo nada de eso", lamenta Amanda, de 34 años. - Exaliados exiliados - Al criticar la permanencia de Ortega en el poder, el músico Luis Enrique Mejía Godoy también debió exiliarse en Costa Rica, donde había estado entre 1967 y 1979, durante la dictadura de Somoza.El triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) contra el somocismo le permitió volver, y ahora es el sandinismo liderado por Ortega el que lo obligó a partir."Daniel Ortega y Rosario Murillo [su esposa y vicepresidenta] son los principales traidores de los ideales que originaron el movimiento guerrillero de los años 60", sostiene. "Me duele que haya gente que no quiera entender que Ortega es un dictador", agrega."Tengo allá mi casa, mis cosas, mis hijos, mis nietos, hubiese no querido salir nunca, pero tuve que hacerlo para proteger mi vida y poder expresarme (...) Me hubiese podido quedar, pero estaría en silencio, o preso, o inclusive muerto, uno no sabe hasta dónde pueden llegar", afirmó. - "El consenso es que se vaya" - Kitty Monterrey se exilió en Costa Rica en agosto, luego de que le retiraran su ciudadanía nicaragüense, un día después de que su partido, Ciudadanos por la Libertad (CxL), fue inhabilitado para participar en las elecciones.Bajo esa bandera la oposición iba a buscar un candidato único."Para mí la soledad es lo más duro, pero soy afortunada, estoy bien de salud. Hay muchos nicaragüenses que pasan muchas necesidades y vienen aquí sin posibilidades de empleo", admite.Más allá de discrepancias, dice estar convencida de que en el exilio están cohesionados: "el consenso es que Ortega se vaya, que retorne la democracia, queremos un proceso de elecciones libres, no lo que viene el domingo"."Esperamos que la solución que se le dé a la situación de tragedia que viven los nicaragüenses sea por la vía cívica. Llevamos décadas de sangre derramada", concluyó.dgj/mav/mis/yow -------------------------------------------------------------