"Una vez tras otra, y tras otra": el Sparta de Praga, rival este jueves del Lyon en Europa League, no cesa de ser señalado debido al racismo de sus aficionados, un mal que gangrena al fútbol checo desde tiempo atrás.
El pasado mes de agosto, el Sparta recibía al Mónaco en partido clasificatorio para la Liga de Campeones. Cuando el francés Aurélien Tchouaméni marcó, enterrando las esperanzas del club checo de disputar la Champions, varios gritos de mono se elevaron de entre el público.
El Sparta fue sancionado por ello por la UEFA con la disputa de su próximo partido europeo a puerta cerrada, contra el Glasgow Rangers escocés en Europa League.
Ondrej Kasik, portavoz del Sparta, precisó a la AFP que el club "tomó algunas medidas punitivas dirigidas a personas identificadas (...), entre ellas una denuncia penal", después del partido contra el Mónaco.
El club envió asimismo una carta disculpándose ante Aurélien Tchouaméni... lo que no fue suficiente para acabar con el racismo en las gradas.
Un mes más tarde, aficionados del Sparta entonaron cánticos racistas dirigidos a futbolistas negros del Viktoria Plzen, lo que llevó a la Federación checa a infligir una multa al club.
- "Calmado y constructivo" -
A finales de septiembre, para la recepción del Glasgow Rangers en Europa League, el club logró una derogación de la UEFA permitiéndose la apertura de las tribunas sólo para niños... quienes durante el partido no cesaron de abuchear al jugador negro Glen Kamara.
Para los aficionados, los reproches se debían únicamente al hecho de que el internacional con Finlandia impidió al defensor checo Ondrej Kudela disputar la Eurocopa.
Kudela, jugador del Slavia Praga, gran rival del Sparta, fue sancionado en la pasada primavera europea con 10 partidos de suspensión por la UEFA, luego de un altercado en marzo con Kamara... quien lo acusó de haberle dirigido insultos racistas.
Kamara, acusado por su parte de haber golpeado a Kudela, recibió una suspensión de tres meses.
"Cuando Kamara entra a un estadio checo tiene que esperarse una hostilidad. Fue una injusticia escandalosa", escribió un aficionado comentando un artículo en internet.
Para los Rangers, la connotación racista de los silbidos no ofrece duda alguna. Aamer Anwar, abogado de Glen Kamara, afirmó que todos sus compañeros negros habían sido silbados durante el partido.
El club pidió a la UEFA que interviniese, pero el órgano del fútbol europeo no encontró pruebas.
Y Kudela volvió a ser llamada por la selección checa una vez cumplida su suspensión, con el seleccionador alabando su "estilo calmado y constructivo".
- "Federación no cambia nada" -
Aunque son menos frecuentes que hace diez años, la repetición de incidentes racistas ponen en apuros a las autoridades.
"Una vez tras otra, y tras otra! Nada ha cambiado... euuuh no, perdón, la federación no cambia nada", escribió en Twitter el delantero del Viktoria Plzen Jean-David Beauguel el pasado mes de julio, después del primer partido de la temporada... en la que los aficionados del Sparta lanzaron gritos de mono contra el defensor francés del Olomouc Florent Poulolo.
En opinión de Ludek Madl, periodista checo preguntado por la AFP, "cada vez que hay un problema visible de racismo todo el mundo muestra su condena formal, hay algunas multas, cualquier cosa que no sea realmente disuasoria. Pero no creo que busquen una solución duradera".
"La gente sólo ve a los africanos como negros, y una parte considerable de la gente en nuestro país no ve el problema", añade Ludek Madl.
Casi un checo de cada dos ve a los migrantes como fuente de inseguridad, según un sondeo de 2020 de la Academia checa de ciencias.
Las palabras racistas y xenófobas de algunas personalidades políticas como el presidente Milos Zeman, sobre todo después de la ola migratoria de 2015, suscitan un clima de hostilidad.
Y cuando un miembro de la federación escocesa criticó a los aficionados checos, el ministro checo de Asuntos Exteriores convocó al embajador británico para quejarse.
"Muchos aficionados checos creen que Occidente da demasiada importancia al racismo, mientras que nosotros tendríamos una visión más equilibrada. Y nos equivocamos", asegura Ludek Madl.
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