MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
ADN ha demostrado que los humanos no provocaron la extinción de los mamuts lanudos, sino que fue el cambio climático que volvió el mundo demasiado húmero para que sobrevivieran los animales gigantes.
Durante cinco millones de años, los mamuts lanudos vagaron por la tierra hasta que desaparecieron definitivamente hace casi 4.000 años, y los científicos han demostrado por fin el motivo. Los primos peludos de los elefantes actuales vivían junto a los primeros humanos y eran un alimento básico en su dieta, sus esqueletos se utilizaban para construir refugios, se tallaban arpones con sus gigantescos colmillos, se pintaban obras de arte con ellos en las paredes de las cuevas y, hace 30.000 años, el instrumento musical más antiguo que se conoce, una flauta, se hizo con un hueso de mamut.
Los genetistas han analizado el ADN ambiental de los antiguos mamuts y han demostrado que la extinción se debió a que, al derretirse los icebergs, el terreno se volvió demasiado húmedo para que los gigantescos animales pudieran sobrevivir, ya que su fuente de alimento, la vegetación, prácticamente desapareció.
El proyecto de investigación, de 10 años de duración, ha sido dirigido por el profesor Eske Willerslev, miembro del St John's College de la Universidad de Cambridge y director del Centro de Geogenética de la Fundación Lundbeck, de la Universidad de Copenhague.
El equipo, que publica resultados en Nature, utilizó la secuenciación de ADN de escopeta para analizar los restos vegetales y animales del entorno -incluida la orina, las heces y las células de la piel- tomados de muestras de suelo recogidas minuciosamente durante 20 años en los lugares del Ártico donde se encontraron restos de mamuts.
Gracias a esta nueva y avanzada tecnología, los científicos ya no tienen que depender de las muestras de ADN de los huesos o los dientes para reunir suficiente material genético y recrear un perfil de ADN antiguo. La misma técnica se ha utilizado durante la pandemia para analizar las aguas residuales de las poblaciones humanas para detectar, rastrear y analizar el Covid-19.
El profesor Willerslev recuerda que "los científicos llevan 100 años discutiendo por qué se extinguieron los mamuts. Se ha culpado a los humanos porque los animales habían sobrevivido durante millones de años sin que el cambio climático acabara con ellos, pero cuando vivían junto a los humanos no duraban mucho y se nos acusaba de cazarlos hasta la muerte".
Por ello, resalta que "por fin se ha podido demostrar que el problema no fue sólo el cambio climático, sino la velocidad del mismo, que fue el último clavo en el ataúd: no fueron capaces de adaptarse con la suficiente rapidez cuando el paisaje se transformó drásticamente y su alimento empezó a escasear".
"A medida que el clima se calentaba, los árboles y las plantas de los humedales tomaron el relevo y sustituyeron los hábitats de pastizales de los mamuts --prosigue--. Y hay que recordar que había muchos animales que eran más fáciles de cazar que un mamut lanudo gigante que podían crecer hasta la altura de un autobús de dos pisos".
El mamut lanudo y sus antepasados vivieron en la Tierra durante cinco millones de años y estas enormes bestias evolucionaron y superaron varias Edades de Hielo. Durante este periodo, las manadas de mamuts, renos y rinocerontes lanudos prosperaron en las condiciones de frío y nieve.
A pesar del frío, crecía mucha vegetación para mantener vivas a las distintas especies de animales: hierba, flores, plantas y pequeños arbustos habrían sido consumidos por los mamuts vegetarianos, que probablemente utilizaban sus colmillos para apartar la nieve y es probable que usaran sus troncos para arrancar hierbas duras. Eran tan grandes porque necesitaban estómagos enormes para digerir la hierba.
Los mamuts podían recorrer una distancia equivalente a dar la vuelta al mundo dos veces durante su vida y los registros fósiles muestran que vivieron en todos los continentes, excepto en Australia y Sudamérica. Se sabe que las poblaciones sobrevivieron inicialmente al final de la última Edad de Hielo en pequeños focos frente a las costas de Siberia y Alaska -en la isla de Wrangel y la isla de San Pablo-, pero la investigación descubrió que también vivían más tiempo en otros lugares y que las razas de mamuts de ambas islas estaban estrechamente relacionadas a pesar de estar separadas geográficamente.
Como parte del proyecto, el equipo también secuenció el ADN de 1.500 plantas árticas por primera vez para poder sacar estas conclusiones de importancia mundial.
El doctor Yucheng Wang, primer autor del trabajo e investigador asociado del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge, recuerda que "la Edad de Hielo más reciente, el Pleistoceno, terminó hace 12.000 años, cuando los glaciares empezaron a derretirse y disminuyó el radio de acción de las manadas de mamuts".
"Se pensaba que los mamuts empezaron a extinguirse entonces, pero también descubrimos que en realidad sobrevivieron más allá de la Edad de Hielo, en diferentes regiones del Ártico, y hasta el Holoceno -la época en la que vivimos actualmente-, mucho más de lo que los científicos pensaban --continúa--. Nos adentramos en los intrincados detalles del ADN ambiental y trazamos un mapa de la propagación de la población de estos mamíferos y mostramos cómo se hace cada vez más pequeña y su diversidad genética también se reduce, lo que hizo aún más difícil su supervivencia".
Según recuerda, "cuando el clima se volvió más húmedo y el hielo empezó a derretirse, se formaron lagos, ríos y pantanos. El ecosistema cambió y la biomasa de la vegetación se redujo y no habría podido sostener a las manadas de mamuts. Hemos demostrado que el cambio climático, en concreto las precipitaciones, impulsa directamente el cambio de la vegetación: los humanos no tuvieron ningún impacto en ellos según nuestros modelos", resalta.
Los seres humanos convivieron con los mamuts lanudos durante al menos 2.000 años, incluso cuando se construyeron las pirámides. Su desaparición es la última gran historia de extinción natural.
El profesor Willerslev subraya que "esta es una cruda lección de la historia y muestra lo imprevisible que es el cambio climático: una vez que se pierde algo, no hay vuelta atrás. La precipitación fue la causa de la extinción de los mamuts lanudos por los cambios en las plantas. El cambio se produjo tan rápidamente que no pudieron adaptarse y evolucionar para sobrevivir".
"Esto demuestra que nada está garantizado cuando se trata del impacto de los cambios drásticos en el clima --explica--. Los primeros seres humanos vieron cómo el mundo cambiaba hasta volverse irreconocible, algo que podría volver a ocurrir fácilmente y no podemos dar por sentado que estemos presentes para presenciarlo. Lo único que podemos predecir con certeza es que el cambio será masivo".