Los combates se reanudaron en la región etíope del Afar tras un mes de calma, dijeron este miércoles fuentes humanitarias y rebeldes a la AFP, mientras el gobierno pareció lanzar una nueva ofensiva.
Los combates se habrían registrado el martes en la localidad de Awra e incluyeron el uso de artillería pesada por parte del rebelde Frente de Liberación del Pueblo de Tigré (TPLF) que dejó numerosos civiles muertos, según las fuentes humanitarias.
La versión no pudo ser verificada en forma independiente y no fue posible contactar a las autoridades de Afar.
Getachew Reda, portavoz del TPLF, negó el uso de armas pesadas contra civiles pero confirmó que hubo nuevos enfrentamientos en Afar.
"Las fuerzas enemigas se desmoronan en partes de Afar", aseguró Reda al describir los combates a lo largo de la frontera entre las regiones de Afar y Ahmara.
"Nosotros no atacamos civiles, y el supuesto ataque de artillería es una nueva (falsa) acusación para mancillar la reputación de nuestras fuerzas", agregó.
Desde hace una semana, fuentes humanitarias y rebeldes han reportado señales de una ofensiva gubernamental que podría marcar una nueva fase en el conflicto de 11 meses en el norte de Etiopía.
Las autoridades no confirmaron explícitamente la ofensiva en marcha, pero el despacho del primer ministro Abiy Ahmed dijo esta semana que el gobierno tiene "la responsabilidad de proteger a sus ciudadanos en todo el país de cualquier acto de terrorismo".
Los combates estallaron en noviembre pasado en la región norteña del Tigré luego de que Abiy envió tropas a deponer al TPLF, que dominó la política nacional antes de que él llegara al poder en 2018.
El gobernante, laureado con el Premio Nobel de la paz en 2019, dijo que la acción fue en respuesta a los ataques del TPLF a campamentos del ejército.
Las fuerzas del gobierno rápidamente expulsaron al TPLF de ciudades y pueblos del Tigré, pero en junio el movimiento volvió a tomar la región, incluida la capital Mekele.
En julio, el TPLF incursionó en las regiones vecinas de Afar y Ahmara y dijo que era para evitar que las fuerzas gubernamentales se reagruparan y para romper lo que calificó como un cerco humanitario en Tigré, donde cientos de miles enfrentan hambre, según la ONU.
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