BERLÍN (AP) — El número de migrantes que llegan a Alemania a través de Polonia y Bielorrusia se ha incrementado en los últimos meses, dijeron las autoridades alemanas el miércoles.
Según la policía federal, en lo que va de año más de 4.300 personas han cruzado la frontera desde Polonia de forma ilegal, la mayoría migrantes procedentes de Siria, Yemen e Irán, reportó la agencia noticiosa alemana dpa.
Aunque entre enero y julio solo se registraron 26 personas a través de la “ruta bielorrusa", en agosto llegaron 474, en septiembre 1.914 y en los 11 primeros días de octubre otras 1.934 personas, apuntó la policía federal.
La mayoría fueron derivados a centros de recepción de solicitantes de asilo en el estado oriental de Brandenburgo. Además de los albergues habituales, con capacidad para 3.500 personas, se han levantado tiendas de campaña para dar cabida a hasta 5.000 migrantes.
“La situación no es dramática, pero es difícil", dijo Olaf Jansen, director de la oficina central de extranjería en la localidad de Eisenhuettenstadt, en el este del país, agregando que también preocupa la posible propagación del coronavirus entre los recién llegados.
Los líderes de la Unión Europea, incluyendo la canciller alemana, Angela Merkel, han acusado al régimen bielorruso de facilitar la inmigración a gran escala como una forma de “guerra híbrida” para desestabilizar al bloque de 27 naciones.
Miles de migrantes han sido atraídos a Bielorrusia con visas de turista, donde se les ha animado a cruzar a Polonia y a Lituania, y en menor medida a Letonia, los países comunitarios con los que comparte frontera.
Varios fallecieron recientemente por agotamiento mientras intentaban cruzar de Bielorrusia a Polonia por una zona de bosques y pantanos.
En 2015 y 2016, más de un millón de personas que huían de la guerra en Oriente Medio se embarcaron en peligrosas travesías por el Mediterráneo y el Mar Egeo en busca de seguridad en Europa Occidental, especialmente en Alemania. Pero tras su llegada, la UE erigió muros de concreto y alambre de cuchillas, instaló drones de vigilancia y cerró acuerdos con Turquía y Libia para mantener a los migrantes lejos.
La ruta a través de los bosques y pantanos de Europa del Este, menos vigilada, empezó a ganar popularidad después de que Bruselas impuso sanciones al régimen del autoritario líder Alexander Lukashenko tras una cuestionada elección y una dura represión contra los manifestantes.