El autor británico-tanzano Abdulrazak Gurnah, nuevo Nobel de literatura, aseguró el viernes que tras ganar este premio no dejará de hablar sobre la migración y otros temas candentes, como las políticas de los gobiernos europeos que calificó de "inhumanas" .
El novelista de 72 años recibió el jueves el máximo galardón de la literatura por su inquebrantable relato de los efectos del colonialismo y la emigración en la vida de los refugiados.
"Escribo sobre estas condiciones porque quiero escribir sobre las interacciones humanas y (...) por lo que pasa la gente cuando está reconstruyendo sus vidas", explicó a los periodistas en una rueda de prensa en Londres menos de 24 horas después.
"Escribes lo mejor que puedes y esperas que tenga éxito y funcione", afirmó, asegurando no imaginar que iba a ganar el Nobel.
Pero este reconocimiento no lo frenará en su intención de seguir hablando con franqueza de los temas que siempre han conformado su obra y su visión del mundo, aseguró el aclamado autor de diez novelas y varios relatos cortos.
"No interpreto un papel, digo lo que pienso", subrayó.
- Soy de Zanzíbar -
Gurnah, quinto escritor nacido en África que gana el Nobel de Literatura, huyó a Inglaterra a finales de 1967 y obtuvo con el tiempo la ciudadanía británica.
Creció hablando suahili, pero también aprendió inglés en Zanzíbar, donde el Reino Unido era potencia colonial en la primera mitad del siglo XX, antes de que la isla se unificara con Tanzania.
A pesar de haber escrito su literatura en inglés, Gurnah conserva los vínculos con su tierra natal y una identidad que ha influido en sus novelas.
"Soy de Zanzíbar, no hay ninguna confusión en mi mente al respecto", subrayó.
"Mi experiencia tanto de trabajo como de vida han transcurrido aquí en Gran Bretaña. Pero eso no es enteramente lo que constituye tu vida imaginaria o tu vida imaginativa", explicó.
"Así que no considero que la pregunta sobre de dónde vienes responda a la cuestión de qué haces con tu trabajo".
- "La misma fealdad" -
Tras más de cinco décadas en el Reino Unido, Gurnah considera que ahora hay menos racismo descarado y una mayor concienciación sobre el tema, pero que las instituciones del país siguen siendo "igual de mezquinas y autoritarias que antes".
Citó como ejemplo el escándalo "Windrush", que vio cómo numerosos inmigrantes caribeños fueron acosados por el gobierno británico en los últimos años pese a haber llegado al país legalmente en las décadas de 1950 y 1960, y el trato hostil que se da los solicitantes de asilo.
"Me parece que esto no es más que la continuación de la misma fealdad", denunció el escritor.
Gurnah dijo también "desconfiar de la fuerza" tras la salida británica de la Unión Europea, por la que sus partidarios hicieron campaña en 2016 en parte sobre la base de limitar la inmigración y recuperar las "libertades perdidas".
"Tal vez haya algo de nostalgia en eso, pero también puede haber algo de autoengaño", consideró. "Sencillamente, creo que es un error".
- Falta de compasión -
El premio Nobel se mostró así mismo implacable en sus críticas a la política de otros países europeos, como Alemania, que, según él, no ha "afrontado su historia colonial".
Su último libro, "Afterlives", narra la historia de un niño robado a sus padres por las tropas coloniales alemanas, que al regresar a su pueblo descubre que sus padres ya no están y su hermana ha sido entregada.
Gurnah consideró que la línea dura de los actuales gobiernos europeos ante el aumento de la inmigración procedente de África y Oriente Medio es tan despiadada como ilógica.
"En esta respuesta aterrorizada a ¿quiénes son estas personas que vienen? hay una falta de humanidad, una falta de compasión", afirmó.
"Además, no sólo no hay motivos morales sino racionales: esta gente no viene sin nada, viene con juventud, energía, potencial", defendió.
Y subrayó: "Centrarse simplemente en la idea de que 'aquí están, vienen a arrebatarnos algo de nuestra prosperidad' es inhumano".
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