"No paro de llorar. Estoy devastada, mi familia también", dice la siria Kawthar mientras acuna a su bebé en el campo de migrantes de Chipre al que la llevaron las autoridades después de separarla en el mar de su marido y de sus hijos pequeños.
Kawthar Raslan y otras decenas de migrantes sirios salieron de Beirut el 22 de agosto en una embarcación para llegar clandestinamente a la isla mediterránea, situada a unos 160 kilómetros de distancia.
Esta mujer de 25 años viajaba con su marido y sus dos hijos, de uno y tres años, y estaba a punto de dar a luz. A unos diez kilómetros de la costa chipriota, unos guardacostas rodearon el barco para enviarlo de vuelta a Líbano.
En un video grabado a bordo y visto por AFP se oye a los pasajeros gritar "¡Ayúdennos!".
Al ver el estado de Kawthar, los guardias la llevaron con ellos pero dejaron al resto de la familia en la embarcación y les obligaron a regresar a Líbano, donde se han refugiado más de un millón de sirios que huían de la guerra.
Como Líbano está sumido en una profunda crisis económica, desde hace un año cientos de sirios intentan cruzar a Chipre. Pero este país de la Unión Europea (UE), con el mayor número de solicitantes de asilo en relación a su población, firmó un acuerdo con Líbano en 2020 para repeler a cualquier inmigrante ilegal que intente llegar a la isla por barco.
- "Mamá" -
"Casi me muero cuando me enteré de que habían enviado a mi familia a Líbano", cuenta a la AFP Kawthar, que vive en una casa prefabricada en el campamento de Kofinou (sur).
Los guardacostas "sabían que mi marido y mis hijos me acompañaban y les impidieron venir conmigo", afirma la joven, que dio a luz al día siguiente de su llegada a Chipre. El bebé duerme junto a ella en una cuna.
Kawthar, oriunda de Idlib, en el noroeste de Siria, insta a Chipre a aceptar su solicitud de reunificación familiar porque asegura que no puede "vivir en Líbano ni en Siria".
Según la legislación chipriota, solo los migrantes con estatus de refugiado tienen derecho a la reunificación familiar. Y de los aproximadamente 7.700 solicitantes de asilo sirios que han llegado a la isla desde 2018 menos del 2% han conseguido este estatus, informa la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
"Los niños están traumatizados, repiten sin parar: 'Mamá'", declara el marido de Kawthar, Hasan al Ali, con quien la AFP conversó en Ain El Tefaha, una aldea cercana a Beirut, donde alquila una habitación.
Él recuerda muy bien ese trágico 22 de agosto, cuando la embarcación estuvo "horas" inmovilizada por la intervención de los guardacostas. "Hacía un sol abrasador, los niños tenían mucha sed (...) Mi hija ya no se movía, pensé que se iba a morir", describe con la voz entrecortada por la emoción.
Issa Chamma, otro sirio que iba en el barco, vive en Kofinou. Al igual que Kawthar lo separaron de su familia después de que se desmayara.
Este migrante de 37 años de Alepo, con problemas pulmonares, afirma a la AFP que su esposa y sus tres hijos, de entre dos y 11 años, "pasaron dos días en la cárcel a su regreso a Beirut".
- "Vidas en peligro" -
Según ACNUR, la expulsión de migrantes en el mar es contraria al derecho internacional. "Esta práctica debe cesar porque pone vidas en peligro", insiste Emilia Strovolidou, portavoz de la organización en Chipre.
Strovolidou pide a las autoridades chipriotas que reúnan a las familias de Kawthar e Issa.
EuroMed Rights, una red de 65 organizaciones mediterráneas de defensa de los derechos humanos, lanzará el lunes una campaña para concienciar sobre este asunto y pide a la UE que "investigue las violaciones cometidas por las fuerzas fronterizas chipriotas".
El 21 de septiembre varios diputados chipriotas criticaron la política migratoria de su país. "El gobierno debe aplicar las leyes internacionales y reunir a Kawthar con su familia ahora", declaró a la AFP la diputada del Partido Verde Alexandra Attalides.
El ministro del Interior, Nicos Nouris, no respondió a las preguntas de la AFP, pero recientemente afirmó que su país tiene el "derecho de rechazar la llegada ilegal de migrantes".
La comisaria europea de Asuntos Internos, Ylva Johansson, estima sin embargo que esta operación de expulsión "planteaba dudas".
Entre tanto Kawthar no para de pensar en sus otros dos hijos. "No paro de llorar (...) Nada puede compensar su ausencia".
rm/vl/bfi/nzg/erl/es