MONTEVIDEO (AP) — Uno de los prestadores de salud más grandes de Uruguay incorpora el cannabis de calidad farmacéutica al tratamiento del dolor crónico, el Parkinson, el Alzheimer, la esclerosis múltiple, la fibromialgia y la epilepsia, entre otras patologías, y varios pacientes están sustituyendo los opiáceos por el cannabis.
Desde principios de agosto el Centro de Asistencia del Sindicato Médico del Uruguay (CASMU) receta CBD, uno de los principios activos del cannabis, validado por la industria farmacéutica.
El dolor crónico y las afecciones de huesos y articulaciones son las dos principales condiciones de quienes consultan. Julia Galzerano, médica responsable de la clínica, tiene en su consultorio un letrero que da la bienvenida a su consulta de “medicina cannábica”. Doctora intensivista y especializada en las consecuencias del uso abusivo de las drogas, comenzó a estudiar la sintomatología de diversas enfermedades con derivados del cannabis desde que Uruguay lo legalizó como terapéutico en 2013.
Actualmente es la presidenta de la Sociedad Uruguaya de Endocannabinología (SUEN), una disciplina de la ciencia médica en crecimiento, tanto en la investigación científica como en la práctica clínica en varios países. Esta especialidad estudia cómo los principios activos de la marihuana interaccionan en el cuerpo.
“Los cannabinoides son uno de tantos componentes de la marihuana. Los más conocidos son el THC y el CBD, pero hay más de 130”, destacó Galzerano en diálogo con The Associated Press. “De acuerdo al síntoma se elige un cannabinoide y la dosis”, explicó en la clínica de Montevideo donde no ha tenido un turno de consulta libre desde que abrió a principios de agosto.
“En general quienes llegan al cannabis medicinal son personas con muchísima medicación”, explicó. Una amplia mayoría de los pacientes con dolor crónico han disminuido el uso de opioides desde que utilizan cannabis, un cambio que reduce los riesgos derivados de estos calmantes para la salud física y psíquica.
“El cannabis potencia a los opioides, actúan en el mismo sistema y eso hace que se use menos cantidad de opioides. Algunas personas llegan a suspenderlos y eso disminuye los efectos adversos como la dependencia, además ayuda a sacar otros medicamentos”, dijo Galzerano basándose en cientos de historias clínicas que avalan sus palabras.
Desde su regulación en 2013 el cannabis ha despertado el interés de muchos uruguayos, sobre todo mayores de edad, por haber sido asociado a mejorías en diversas patologías. Pero aunque puede ser muy bueno para muchos también puede no tener los efectos deseados ni satisfacer las altas expectativas sobre el potencial terapéutico de los compuestos activos de la planta de marihuana.
“A veces la gente piensa que con cannabis no se necesitan otros medicamentos. Vienen en la búsqueda de una cura después de haber pasado por muchísimos tratamientos. Le explicamos que no es mágico. A veces no aplica, a veces tienen posibilidades de mejorar, pero no los va a curar”, explicó Galzerano.
La especialista ha capacitado a casi 300 médicos de su país y ha visto la evolución positiva en la mirada de los facultativos sobre los usos del cannabis en tratamientos que muchas veces no funcionan con los fármacos tradicionales.
En 2016 la SUEN organizó el primer curso para médicos en Uruguay. Desde entonces, la evidencia, pero también las miradas de una parte del cuerpo médico han cambiado.
“En aquel momento había mucho escepticismo e incredulidad, el cannabis era mirado rarísimo, pero eso ha ido cambiando. El 100% de los médicos no manejan ni aprueban el cannabis, pero cada vez más derivan al médico que lo conoce. La gente realmente quiere consultar”, explicó Galzerano.
Otro prestador de salud está cerca de abrir la segunda clínica cannábica en Uruguay y el CASMU está pronto a abrir una policlínica especializada en niños y adolescentes sobre todo para cuidados paliativos -aquellos que mitigan el malestar cuando la muerte es inminente-.
Uno de los usos más habituales del cannabis en niños es para frenar ataques epilépticos, que en algunos casos pueden ser decenas en un día. En estos casos, no siempre pero sí en muchas oportunidades el cannabis “mejora la calidad de vida y el vínculo social de los niños con espectro autista. También da tranquilidad a las familias. Son increíbles los avances, hay que verlos”, dice Galzerano. “La expectativa es mucha”, explicó.
Uruguay reguló también el uso adulto y recreativo en 2013. Desde entonces unas 66.000 personas se han registrado para acceder legalmente al cannabis. Pero el acceso al cannabis medicinal no ha sido tan fácil para miles de personas por las estrictas regulaciones vigentes para comercializar un fármaco. Esto ha hecho que aquellas que encuentran mejoría con el cannabis se vuelquen a un “mercado gris”, dijo Galzerano.
Desde la SUEN han solicitado en reiteradas oportunidades el uso de THC de calidad farmacéutica a las autoridades, pero sin avances. “Hay patologías que tratamos con THC: como el dolor y algunos cánceres... pero necesitamos un THC regulado porque quiero que la gente esté segura cuando lo usa”, remarcó la especialista.