Las islas Feroe están acostumbradas a chocar al mundo entero con su "grind", una tradicional matanza con cuchillos de cetáceos acorralados en una bahía. Pero una enorme matanza de más de 1.400 delfines a manos de pescadores hace tambalear esta institución ancestral.
Por primera vez, el gobierno local del archipiélago autónomo danés en el mar del Norte dijo que evaluaría la caza de delfines de flancos blancos.
"Nosotros éramos 500 personas en la playa. Yo nunca había visto algo similar, es la captura más grande en las Feroe", dijo a AFP Jens Mortan Rasmussen, uno de los cazadores-pescadores.
"Esta vez las críticas son un poco diferentes", reconoció Rasmussen. "Los exportadores reciben llamadas furiosas de sus clientes y la industria del salmón se movilizó contra la caza del delfín".
El "grind" consiste en cercar un banco de cetáceos con barcos para acorralarlos en la orilla. Generalmente se hace con calderones, también conocidos como ballena piloto, y raramente son delfines.
Los cetáceos quedan en manos de pescadores que entran al agua y los matan con cuchillos.
Esta pesca tradicional practicada en verano alcanza unas 600 capturas cada año, pero la magnitud de la matanza de este año sorprendió al archipiélago de 50.000 habitantes, que en su mayoría apoyan la práctica.
El domingo en el fiordo de Skala, una pequeña comunidad de 750 habitantes al pie de los acantilados del Esturoy, el enorme tamaño del banco de cetáceos ralentizó el proceso de matanza, que tomó "mucho más tiempo que un grind normal", según Rasmussen.
"Cuando los delfines llegan hasta la playa es difícil devolverlos al mar, ellos tienen la tendencia de venir a encallarse en la playa", explicó.
Bajo la mirada de los niños, habituados a la escena, quedaron entre el agua roja de sangre 1.428 delfines de flancos blancos, una especie que puede llegar a medir casi tres metros.
- "Ataque contra la naturaleza" -
Las fotos de los delfines muertos alineados a la orilla generaron numerosas críticas y llevaron al gobierno a anunciar una evaluación de la regulación para capturar esta especie.
"Aunque estas cacerías son consideradas sostenibles, vamos a examinar detenidamente las cacerías de delfines y el papel que deben desempeñar en la sociedad feroesa", declaró el primer ministro, Bárdur á Steig Nielsen.
Para el francés Vincent Kelner, autor de un documental sobre el "grind", "si ellos decidieran parar de matar estos delfines, sería un gran paso en la reflexión sobre esta práctica".
Pero para los habitantes de las Feroe, esta caza tradicional es similar a un matadero a cielo abierto, no muy diferente de las millones de muertes de animales en el mundo, según el realizador de "El sabor de la ballena".
Lo que ocurrió esta vez "les tocó el orgullo porque cuestiona el profesionalismo con el que querían actuar", destacó el realizador francés.
Los feoreses recuerdan a menudo la abundancia de cetáceos en sus aguas (más de 100.000 o dos por habitante) y el significado histórico de esta práctica: sin esta carne venida del mar, su pueblo habría desaparecido.
Actualmente, el argumento de la subsistencia no se usa a pesar de que el producto de la caza aún se destina exclusivamente al consumo.
Para la ONG ecologista Sea Sheperd, opuesta a la caza de cetáceos, es tiempo de terminar con este "espantoso ataque contra la naturaleza", incluso porque la carne contiene niveles peligrosos de mercurio.
Según la organización, muchos participantes no cuentan con el permiso necesario, creado por las autoridades para controlar la práctica.
Para el periodista feroés Hallur av Rana, aunque la mayoría de los habitantes defiende el "grind", el 53% se opone a la caza específicamente de delfines.
Las islas Feroe abandonaron la caza de ballenas en 1986.
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