Por Ludwig Burger y Patricia Weiss
FRÁNCFORT, 17 sep (Reuters) - Las empresas europeas que desempeñan un papel de apoyo clave en la fabricación de la vacuna contra el COVID-19 están trabajando para trasladar la producción y las cadenas de suministro más cerca de sus clientes para protegerse de las restricciones comerciales que han interrumpido los suministros durante la pandemia.
La empresa alemana Merck KGaA, cuya filial Life Science es uno de los mayores fabricantes del mundo de equipos y suministros para biorreactores, dijo a Reuters que está presionando para distribuir geográficamente su red de producción de modo que menos envíos tengan que cruzar las fronteras aduaneras.
La normativa estadounidense en particular, que da prioridad a las empresas que firman contratos con el Gobierno de Estados Unidos, ha supuesto un reto para Merck en su intento de satisfacer la creciente demanda de suministros, como bolsas de fermentación y filtros estériles.
Sin embargo, Estados Unidos no es el único país que participa en lo que algunos llaman nacionalismo de las vacunas. La India prohibió las exportaciones de vacunas a mediados de abril para centrarse en su campaña de inmunización interna, ya que las infecciones se dispararon en todo el país, lo que alteró los planes de inoculación de muchos países africanos y del sur de Asia.
A raíz de los déficits de producción de AstraZeneca a principios de este año, la Unión Europea impuso un plan de control de las exportaciones y acusó a Reino Unido de retener vacunas contra el COVID-19 que, según la UE, deberían compartirse con Europa.
"Todas las decisiones que hemos tomado de cara al futuro han integrado la dimensión geográfica", declaró a Reuters la directora general, Belén Garijo. "En el contexto de las restricciones comerciales que hemos visto, hemos potenciado nuestra diversificación global cada vez que hemos tenido la oportunidad", añadió.
En Rentschler Biopharma SE, un fabricante alemán por contrato para grandes empresas farmacéuticas que está ayudando a producir la vacuna experimental de COVID-19 de CureVac, la pandemia desencadenó una revisión de sus rutas de adquisición.
La Ley de Producción de Defensa de Estados Unidos, con su sistema de órdenes clasificadas que dan prioridad a la respuesta de Estados Unidos a las crisis, también obstaculizó la capacidad de Merck para servir a los fabricantes de vacunas en otras partes del mundo.
El nuevo centro, el primero de Merck en Europa, entrará en funcionamiento probablemente a finales de 2021, y se sumará a líneas de producción similares en funcionamiento en Estados Unidos y China.
En otro movimiento para evitar las largas rutas de transporte y cualquier consecuencia de las disputas internacionales, el fabricante de vacunas alemán de propiedad familiar IDT Biologika presentó a principios de este año planes para invertir más de 100 millones de euros para producir la vacuna COVID-19 de AstraZeneca en colaboración con el fabricante de medicamentos anglosueco.
La línea de producción, cuya puesta en marcha está prevista para 2023, estaría diseñada para producir las vacunas de Astra u otras de la misma clase de vectores virales, hasta un mínimo de 360 millones de dosis al año.
IDT fabricaría el principio activo y mezclaría, embotellaría y envasaría el producto final, combinando en un solo lugar un conjunto de pasos de producción que actualmente están muy dispersos.
(Reportaje de Ludwig Burger y Patricia Weiss; edición de Hugh Lawson, traducido por José Muñoz en la redacción de Gdańsk)