CABO CAÑAVERAL, Florida, EE.UU. (AP) — Por primera vez en 60 años de vuelos espaciales tripulados, un cohete está a punto de ponerse en órbita sin astronautas profesionales a bordo, sino con cuatro turistas.
El primer vuelo privado de SpaceX estará dirigido por un empresario de 38 años que financiará todo el viaje. Lleva consigo a dos ganadores de un concurso, así como a una trabajadora de la salud que sobrevivió a un cáncer infantil.
Darán la vuelta al planeta en un viaje de tres días solos en una cápsula Dragon totalmente automatizada, del mismo tipo que utiliza SpaceX para enviar astronautas desde y hacia la Estación Espacial Internacional para la NASA. Pero este vuelo irá más lejos.
Los dos hombres y las dos mujeres, cuyo lanzamiento está previsto para el miércoles por la noche desde el Centro Espacial John F. Kennedy, se elevarán 160 kilómetros (100 millas) más que la estación espacial, con el objetivo de alcanzar una altitud de 575 kilómetros (357 millas), apenas por encima de la posición actual del telescopio espacial Hubble.
A diferencia de ellos, Richard Branson, de Virgin Galactic, y Jeff Bezos, de Blue Origin, rozaron el espacio durante sus breves viajes en julio: Branson alcanzó los 86 kilómetros (53 millas) de altura, mientras que Bezos llegó a los 106 kilómetros (66 millas).
“Este es el primer paso hacia un mundo en el que la gente común pueda ir y aventurarse entre las estrellas”, dijo el financiador del vuelo privado, Jared Isaacman.
A continuación un vistazo al vuelo espacial, denominado Inspiration4: ___
LA CRUZADA DEL MULTIMILLONARIO
La idea de diversión de Isaacman consiste en pilotar aviones de combate y seguir el ritmo de los Thunderbirds de las Fuerzas Aéreas.
Dejó la preparatoria y creó su propia empresa de procesamiento de pagos, Shift4 Payments, en Allentown, Pensilvania.
Se dedicó a la aviación y fundó Draken International para el entrenamiento en aviones tácticos.
Aunque no quiere revelar lo que va a pagar por el vuelo, Isaacman reconoce los "debates válidos” sobre si los ricos deberían gastar sus fortunas arreglando problemas en la Tierra, en lugar de hacer turismo en el espacio. Pero sostiene que invertir en el espacio ahora reducirá los costos en el futuro.
“Como es tan caro, el espacio ha sido el dominio exclusivo de las superpotencias mundiales y de la élite que seleccionan”, dijo a The Associated Press la semana pasada.
“No debería seguir siendo así”. Cuando anunció el vuelo en febrero, se comprometió a donar 100 millones de dólares al St. Jude Children’s Research Hospital y pretende recaudar otros 100 millones en donaciones.
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LA SUERTE DEL SORTEO
Isaacman ofreció uno de los cuatro asientos de la cápsula al centro pediátrico St. Jude, que a su vez se lo ofreció a la asistente médica Hayley Arceneaux, una antigua paciente que ahora trabaja en el hospital de Memphis, Tennessee.
Arceneaux, que ahora tiene 29 años, tenía 10 cuando se le diagnosticó cáncer de huesos y se le sustituyó gran parte del fémur izquierdo con una barra de titanio. Será la primera persona en el espacio con una prótesis, orgullosa de allanar el camino para “los que no son físicamente perfectos”. También será la estadounidense más joven en el espacio, superando a la difunta Sally Ride, que se convirtió en la primera mujer estadounidense en el espacio en 1983, a los 32 años.
Los ganadores del concurso se llevaron los dos últimos asientos.
Sian Proctor, de 51 años, educadora de un colegio comunitario de Tempe, Arizona, y exinstructora de geología, se impuso a otros 200 clientes de Shift4 Payments con su negocio de obras de arte de temática espacial. La también piloto fue finalista a astronauta de la NASA hace más de una década.
Chris Sembroski, de 42 años, ingeniero de datos y exmiembro de la Fuerzas Aérea de Everett, Washington, participó en un concurso de lotería abierto mediante una donación a St. Jude. No ganó, pero un amigo de su etapa universitaria sí lo hizo y le regaló el premio.
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ENTRENANDO COMO LOS ASTRONAUTAS
Ha sido un torbellino desde que los cuatro se reunieron en marzo. Subieron al Monte Rainier de Washington en la nieve, probaron breves momentos de ingravidez a bordo de aviones modificados, y dieron giros intensos y rápidos en aviones de combate y centrífugas.
“Sé que mi prótesis puede soportar una fuerza de 8 G”, dijo Arceneaux a AP. Su único problema es que SpaceX tuvo que ajustar su asiento en la cápsula para aliviar el dolor en esa rodilla.
Aunque la cápsula está totalmente automatizada, los cuatro pasaron tiempo en el simulador de cápsulas de SpaceX ensayando el lanzamiento, el reingreso y otras operaciones críticas.
“Definitivamente, tuvimos algunos paseos de simulación similares a los del Apolo 13 en los que prácticamente todo se estropeó, y en los que todos logramos volver. Así que creo que pasamos con éxito las pruebas”, dijo Isaacson.
Aunque reconocen los riesgos, los cuatro están impresionados por el enfoque que hace SpaceX en la seguridad y la capacidad de reutilización. Sin embargo, Sembroski dijo que su esposa, una maestra de escuela, no lo celebrará hasta el momento del aterrizaje.
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VUELO PRIVADO VS. LA NASA
Este es el primer vuelo privado de SpaceX y la compañía dirige el espectáculo; la NASA no está involucrada.
Así que SpaceX proporciona sus propias instalaciones para que los pasajeros duerman, coman y pasen el rato antes del lanzamiento, y para que se pongan sus trajes blancos con ribetes negros.
La plataforma de lanzamiento alquilada que utiliza SpaceX es la misma que utilizaron los astronautas del Apolo, los astronautas del transbordador y las tres tripulaciones anteriores de la NASA. Al finalizar la misión, caerán en aguas de Florida, como sus predecesores.
La pandemia vuelve a limitar a los espectadores: St. Jude ha reducido su delegación, y la actriz Marlo Thomas, cuyo padre, Danny Thomas, fundó St. Jude, canceló su viaje a Florida con su marido, el presentador del programa de entrevistas Phil Donahue.
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TRES DÍAS EN LO ALTO
Isaacman y SpaceX acordaron tres días para orbitar la Tierra. Esto les da a él y a sus compañeros de viaje tiempo de sobra para disfrutar de la vista a través de una ventana en forma de burbuja hecha a medida, tomar muestras de sangre y llevar a cabo otras investigaciones médicas, y suscitar el interés por artículos de subasta a beneficio del hospital.
Si bien es espaciosa para una cápsula, la Dragon no ofrece prácticamente ninguna privacidad; sólo una cortina separa al inodoro.
A diferencia de la Estación Espacial y de los antiguos transbordadores de la NASA, no hay cocina ni compartimentos para dormir, ni siquiera zonas de trabajo separadas. En cuanto a la comida, comerán pizza fría después del despegue. También llevan comida preparada al estilo de los astronautas.
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TURISMO ESPACIAL AL ALZA
El turismo espacial nunca ha estado tan de moda. Branson y Bezos llevaron los cohetes de sus empresas al espacio para cumplir los sueños de toda una vida, pero también para impulsar la venta de entradas. El fundador de SpaceX, Elon Musk, está demasiado ocupado para lanzarse a sí mismo, pero tiene previstos dos vuelos turísticos a la Estación Espacial el año que viene -el primero ya en enero- y también está preparando un viaje privado a la Luna.
Los empresarios que pagan 55 millones de dólares cada uno para viajar a la Estación Espacial no serán los primeros en pagar su propio viaje. Siete clientes adinerados de Space Adventures, con sede en Virginia, viajaron en cohetes rusos a la estación espacial entre 2000 y 2009. Isaacman viajó a Kazajistán en 2008 para ver a uno de ellos despegar: Richard Garriott, desarrollador de videojuegos, hijo del difunto astronauta de la NASA Owen Garriott.
Aunque en un principio la NASA se opuso al turismo espacial, ahora está apoyando a estos nuevos competidores. “Estoy impaciente por que vuelen, vuelen con seguridad y vuelen a menudo”, dijo el director de vuelos espaciales comerciales de la NASA, Phil McAlister.