El nuevo juez militar que preside en Guantánamo el juicio por los ataques del 11 de septiembre dijo este miércoles que no forzaría el proceso a un desenlace, pero advirtió que quiere ver "acción" tras nueve años de audiencias.
El coronel de la Fuerza Aérea Matthew McCall le dijo al tribunal de comisiones militares en la base naval estadounidense en Cuba que no detendrá a los abogados de Jalid Sheij Mohamed, presunto cerebro del atentado, y de los otros cuatro acusados, en su intento de alegar que a los hombres se les negó el debido proceso al ser torturados por la CIA.
A tres días del vigésimo aniversario de los atentados de Al Qaida, el nuevo juez militar reconoció que quería superar la extensa fase previa al juicio que ya ha pasado por la potestad de siete jueces.
"Este caso ha durado realmente mucho tiempo", les dijo en la corte a los abogados, acusados y a los familiares de las víctimas.
"No tengo ninguna presión de llevar este caso a juicio", advirtió en medio de las preocupaciones de la defensa por una presunta interferencia política. Pero "quisiera ver acción" para avanzar.
El segundo día de audiencias después de 18 meses de interrupción por cuenta de la pandemia de covid-19 se concentró en una revisión de los potenciales sesgos del propio juez.
Gary Sowards, uno de los abogados de Mohamed, presionó a McCall sobre su reacción personal a los ataques del 11 de septiembre de 2001, su experiencia reseñando a detenidos en Irak y su punto de vista alrededor del juicio de alta seguridad de los cinco acusados.
- Tortura -
"Este es un juicio político", aseguró Sowards y añadió que el gobierno ha usado su poder para enmascarar la tortura de la CIA a los cinco hombres, en sitios secretos, antes de que arribaran a Guantánamo en 2006.
"Los efectos de la tortura siempre están presentes", dijo.
"Su carta ganadora es la seguridad nacional y los secretos de estado", afirmó sobre los fiscales militares.
Mohamed y los presuntos cómplices Amar al Baluchi, Walid bin Atash, Ramzi bin al Shibh y Mustafa al Hawsawi, presentes en la corte por segundo día, son acusados de terrorismo y del asesinato masivo de 2.976 personas en los ataques.
- "Opción válida" -
McCall insistió en que tiene la mente abierta para afrontar el caso, que podría resultar en la pena de muerte para los acusados de ser declarados culpables.
Dijo que como abogado militar trabajó en Irak en la década de los 2000 revisando casos de detenidos antes de ser entregados al sistema de justicia iraquí.
La mayoría no eran culpables de nada serio y merecían ser liberados, reconoció.
Pero dijo que él no era responsable por algunos a quienes los iraquíes condenaron a muerte, y otros que permanecieron detenidos a pesar de no existir evidencia contra ellos.
McCall consideró asimismo a la pena de muerte como "una opción válida" en el caso del 11-S.
Añadió que, dado el número de condenados a muerte que han demostrado ser inocentes en Estados Unidos, una sentencia de ejecución exige un "estándar más alto" de pruebas.
El juez militar anticipó que el resto de la primera semana de reanudación del proceso incluirá conferencias a puerta cerrada con abogados de ambas partes y que se abordarán asuntos de fondo la próxima semana.
La defensa prepara numerosas mociones para obtener evidencia clasificada que apoye sus argumentos, como que el caso de la fiscalía está contaminado por los efectos duraderos de la tortura.
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