Autoridades mexicanas inauguraron este lunes una ruta de sitios arqueológicos pertenecientes al Templo Mayor de la antigua México-Tenochtitlan, la capital del imperio azteca, cuyos restos yacen bajo el actual centro histórico de la Ciudad de México.
La exposición "Ventanas arqueológicas", inaugurada por la alcaldesa de la capital, Claudia Sheinbaum, está compuesta por más de 40 vestigios del principal templo mexica y una muestra de objetos prehispánicos en la Casa Marqués del Apartado.
Los sitios "muestran el pasado glorioso de la Ciudad de México (...) No podemos pensar en el futuro si no sabemos de dónde venimos, de esa grandeza de las culturas" prehispánicas, destacó la alcaldesa en la inauguración de la ruta, con motivo de 500 años de la conquista de los españoles y la caída de Tenochtitlan.
El director del INAH, Diego Prieto, destacó que el "Centro Histórico de la Ciudad de México es un área rica en patrimonio monumental que da cuenta de los siglos transcurridos desde la fundación de la gran Tenochtitlan, así como vestigios de la primera casa del México virreinal y del México independiente".
Entre los restos arqueológicos que forman parte de la ruta están también los del templo de Ehécatl, dios del viento, la explanada del juego de pelota y la estructura del altar Huei Tzompantli, dedicado al dios Huitzilopochtli, y uno de los más llamativos del conjunto.
En este último, descubierto en 2015, se aprecia una porción de la estructura original que medía 36 metros de longitud por 16 metros de ancho, explicó a la AFP Lorena Vázquez, investigadora del Programa de Arqueología Urbana del Instituto de Antropología e Historia (INAH).
"Aquí se exhibían los cráneos, cabezas semidescarnadas, de individuos sacrificados a este dios (...) Después de un tiempo se quitaban de la exposición y con ellos mismos se construían torres", detalló Vázquez.
Los mexicas, añadió la investigadora, creían que así alimentaban a Huitzilopochtli, su principal deidad asociada al sol, que de acuerdo con su cosmovisión, comía corazones humanos, y de esa forma se mantenía el ciclo de la vida.
El Templo Mayor era el centro de la vida política y religiosa de la sociedad mexica y la zona arqueológica fue descubierta en 1978.
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