EL PASO, Texas, EE.UU. (AP) — Un hombre que recibió condolencias y apoyo de diversas partes del mundo luego de que su esposa fue asesinada durante una masacre en una tienda Walmart en la ciudad fronteriza de El Paso, Texas, fue recordado el viernes como amable y atento, aunque aquejado por la pérdida de la mujer que amaba.
Unas pocas docenas de personas asistieron al funeral de Antonio Basco, de 63 años, quien falleció el 14 de agosto, poco más de dos años después de que su esposa, Margie Reckard, muriera baleada junto con otras 22 personas por un hombre que las autoridades dicen se enfocó en latinos en un ataque que sacudió a Estados Unidos y México.
El funeral de Reckard en agosto de 2019 atrajo a miles de personas de diversas partes de país, e incluso de México, luego de que Basco dijo que estaba solo, casi sin familiares, e invitó al mundo a unírsele para recordar a quien fuera su compañera durante 22 años. Pocos de los presentes en el funeral conocían a Reckard.
Basco —un hombre enjuto y de rostro curtido— abrazó a un visitante tras otro entonces. La ceremonia estuvo llena de flores y alguien le donó una camioneta SUV a Basco, que se ganaba la vida modestamente lavando coches y haciendo otros trabajos menores.
El funeral del viernes, en medio de un repunte de la pandemia, atrajo a pocos visitantes a una capilla cavernosa. Entre ellos había un trabajador de un centro de cuidados paliativos que atendió a Basco en sus últimos días y un veterano del ejército al que le simpatizaba Basco sin conocerlo siquiera.
Adria Gonzalez, una residente de El Paso que estaba en el Walmart durante el ataque del 2 de agosto de 2019, dice que vio a Basco deteriorarse mental y físicamente en los meses que siguieron al funeral de su esposa, en medio de una batalla con el alcohol.
Basco fue arrestado y encarcelado a finales de 2019 por conducir en estado de ebriedad. “Dijo que extrañaba a su esposa y no volvió a ser el mismo”, relató Gonzalez.
Basco falleció tras una lucha de meses contra el cáncer después de un diagnóstico tardío, según Roberto Sánchez, un abogado local que se ocupa de su patrimonio.
El pastor Jackie Johnson calificó a Basco de espíritu libre y espetó un espiritual: “No habrá más llantos ni lamentos”.
“No dejaba que nadie le dijera cómo podía moverse o dónde podía hacerlo, pero era un espíritu libre que respetaba a la gente”, dijo Johnson.
Arriba de las bancas de la capilla, los monitores de video mostraban imágenes de los servicios funerarios de Reckard, y de las ofrendas que se instalaron para las víctimas del tiroteo.
Basco llegó a ver el monumento en memoria a las víctimas de la masacre de 2019: una placa y una torre metálica que evoca una vela en las afueras de la tienda donde ocurrió el ataque.
El atacante, Patrick Wood Crusius, está acusado de más de 90 cargos bajo las leyes federales de delitos de odio y armas de fuego.
La masacre ocurrió en un día atareado de fin de semana en un Walmart popular entre compradores de México y Estados Unidos.
Las autoridades dicen que Crusius buscaba asustar a los hispanos para que se fueran de Estados Unidos. Manejó desde su vivienda cerca de Dallas para atacar a mexicanos tras publicar un mensaje racista en internet. Crusius se ha declarado inocente y sus abogados dicen que padece de problemas mentales.
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El periodista de The Associated Press Jamie Stengle en Dallas contribuyó a este despacho